Papa Francisco: sobre el bien y el mal

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Scholas Occurrentes (o el bien)

Quien quiera saber qué es podrá internarse en la web y enterarse que Scholas nació de una iniciativa de Francisco concebida desde la fe y la cultura del encuentro y, de haber realizado algunas experiencias en Buenos Aires siendo Bergoglio arzobispo, se convirtió en una organización mundial sin fines de lucro presidida por los argentinos José María del Corral y Enrique Palmeiro. También podrá saber que cuenta con un programa llamado Ciudadanía dedicado a la juventud que se viene realizando en todo el mundo. Y podrá encontrar documentadas las jornadas llevadas a cabo en Mozambique, Madrid, Roma, México, Colombia, Paraguay, Argentina, Perú, Israel-Palestina, etcétera.

Chicos y chicas de un promedio de 16 años de edad de escuelas públicas y privadas, de barrios ricos y pobres, se integran durante seis jornadas de trabajo coordinadas por jóvenes expertos. Un extraordinario equipo de couching que da placer ver operar con los pibes de diversos segmentos sociales, etnias, nacionalidades. Trabajan practicando deportes, haciendo arte y reflexionando sobre sus mayores preocupaciones: la indiferencia de los adultos hacia los menores, la discriminación, la droga, entre otras. Una experiencia extraordinaria para el crecimiento cultural de todos.

Dos jornadas en un día en dos ciudades lejanas con la presencia de Francisco

No es un milagro. Mientras el viernes 11 se llevaba a cabo el cierre de unas jornadas internacionales de ese programa en Roma, con la presencia del Santo Padre, se estaba inaugurando la nueva sede de Scholas en la villa 31 del barrio de Retiro en Buenos Aires. A la fiesta de quienes participaron en este último sitio se sumó, vía internet, el papa Francisco, en diálogo con los jóvenes. Dos sucesos, un programa al servicio de la integración, del crecimiento cultural, del diálogo social, de la amistad, de la alegría, es decir, del bien.

Los abusos en Chile (o el mal)

Como lo anticipamos, en la República de Chile hace algunas décadas se produjo dentro de la Iglesia un caso de abuso de autoridad, abusos sexuales y otras conductas reprobables de parte del entonces monseñor Karadima. Al cabo del tiempo y tras las denuncias, fue puesto a disposición de los tribunales eclesiásticos, quienes lo separaron de su condición sacerdotal y lo condenaron.

Sin embargo, hubo derivaciones del caso ("Justicia sí, venganza no", Papa Francisco). Una de ellas fue la acusación al obispo Juan Barros, a quien las víctimas endilgaron muy fuertemente, durante la reciente visita del Papa a Chile, haber encubierto a Karadima. Víctimas de Karadima denunciaban que Barros tuvo conocimiento de esos hechos aberrantes y no hizo la denuncia. Se daba a entender que otros clérigos como él también callaron. ¿Por temor? ¿Complicidad? ¿Indiferencia? ¿Ignorancia? No se sabía, aún no lo sabemos.

Cierta prensa levantó una polvareda suficiente de los hechos de Osorno como para enturbiar la presencia del Santo Padre en Chile y con ese argumento trataron de ponerlo entre las cuerdas. El Santo Padre no cedió a la campaña desatada. Como decimos, puso entre paréntesis la acusación, concluyó su visita y, tras su regreso a Roma, designó a monseñor Charles Scicluna, arzobispo de Malta, y al reverendo Jordi Bertomeu, quienes, después de recibir numerosos testimonios orales y escritos, elevaron un informe a Francisco. Con el informe de la misión especial y luego de recibir el testimonio de las víctimas, Su Santidad citó a 31 obispos y también a 2 obispos eméritos que se reunirán con él del 15 al 17 de este mes de mayo en la auletta del Aula Paolo VI del Vaticano. Un comunicado de la Sala Estampa de la Santa Sede dado a conocer recientemente en Roma dice que el propósito de la reunión es "discernir juntos, en la presencia de Dios, la responsabilidad de todos y cada uno en esas heridas devastadoras, así como el estudio de los cambios adecuados y duraderos que impidan la repetición de actos siempre reprobables".

Cómo actuar frente al mal

Más allá del final de este proceso, que informaremos cuando se produzca, el papa Francisco nos deja otra de sus grandes enseñanzas. Las actitudes posibles frente al mal siempre son: la resignación o la aceptación del mal; la desesperación; la huida, la ignorancia o la "tapadera"; la adhesión al mal, o finalmente, la acción individual o colectiva para transformarlo de manera radical. La reunión convocada por Su Santidad apunta a transitar este último camino: hacer justicia y desterrar los abusos mediante la prevención. Compartimos un espacio con algunos de los obispos chilenos y podemos afirmar que mantienen un natural sigilo y se advierte en ellos una honda preocupación, pero también fe en que se pueda vencer ese mal que tanto dolor causó a las víctimas y a la propia Iglesia del pueblo de Dios en Chile. Mientras tanto, al pueblo de Dios en Chile el Papa le pide "continuar en estado de oración para que tenga lugar la conversión de todos".