El desafío del cambio cultural

Por Ignacio Carboni

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No fueron Macri ni Cristina. Fue la conducta de la "viveza criolla" instalada en el seno de la cultura e idiosincrasia del país, en su gente y en sus políticos. El corto plazo por encima del largo. El famoso "pan para hoy, hambre para mañana". El desafío al que se enfrenta la Nación es el cambio cultural más grande jamás visto. El de pasar de importar gas, subsidiarlo y utilizarlo para calefaccionar las piletas de los Barrios Cerrados, a hacernos cargo de la realidad que nos toca.

La realidad, es que gastamos más de lo que ganamos. Es una ecuación sencilla de resolver para el promedio de los argentinos, pero para la cual el populismo aún no ha encontrado respuesta. No encontramos en la oposición una sola propuesta para bajar el gasto público, una sola concesión al Gobierno para que recorte un gasto, un solo consejo de buena fe para poner en movimiento la economía. Y ¿será que encuentran algún tipo de beneficio con esta situación?

El problema no son las tarifas, el dólar, ni el "modelo económico". El problema es que no estamos viendo la situación en la pantalla grande. Nos cuesta desnaturalizar la viveza criolla en lo cotidiano. Y este es el cambio tan difícil de realizar, del cual les estamos hablando desde diciembre de 2015. Pero ¿saben qué? Este es el cambio real que necesita nuestro país.

Ha llegado la hora de que todos los argentinos hagamos lo que hay que hacer. Somos muchos los que miramos hacia el costado y no tenemos la certeza de encontrar a un compatriota que esté listo para apostar a un proyecto de crecimiento en conjunto. El tiempo nos corre y se agotó para discutir con el culpable de nuestros fracasos. Ya todos sabemos cuál es el camino correcto y lo que tenemos que hacer. Hemos perdido la confianza en nosotros y entre nosotros, pero es nuestro deber recuperarla.

A pesar de estos tiempos tan difíciles, encontramos un camino. En dos años y medio de gobierno se bajó el gasto público y el déficit fiscal. Nuestro PBI volvió a crecer de la mano del esfuerzo de nuestros trabajadores. También se logró bajar el desempleo y consecuentemente la pobreza.

Además, hicimos un esfuerzo para bajar los impuestos y dejar de emitir moneda desconsideradamente, por lo que también registramos una tendencia de baja en la inflación. Pero lo más importante que logramos, es que nos dejamos de mentir y hoy podemos discutir ese camino con datos de la realidad.

Sabemos que no está todo hecho y que con esto no alcanza, pero ya empezamos a construir los cimientos de la Argentina que le queremos dejar a nuestros hijos. No existe en el mundo ninguna conspiración para hundir el progreso de la Argentina, sino que somos los mismos argentinos quienes conspiramos en contra nuestro.

Debemos enérgicamente conservar la paz y luchar por la unión y confianza de todos los argentinos. Y también, ha llegado el momento de esforzarnos y condenar a los atajos en cada oportunidad que se nos presente.

Tengamos el coraje de formar parte de la generación que cambió el rumbo de la Argentina que tanto queremos.

*El autor es presidente de la agrupación Pensar el Camino