Pensaba que con Scioli íbamos a estar peor; ahora no estoy tan seguro

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Mauricio Macri y Daniel Scioli en el debate presidencial del 2015 (NA)
Mauricio Macri y Daniel Scioli en el debate presidencial del 2015 (NA)

El Gobierno no la tiene fácil: la herencia era compleja, pero las culpas del pasado no justifican los errores cotidianos. Los que se fueron dejaron muchas complicaciones, pero sin pedir prestado sumas millonarias sostenían una parecida situación inflacionaria. La escapada del dólar sumada a la inflación y al endeudamiento marcan una ineficiencia del Gobierno que no la subsana ni Durán Barba ni las culpas de la oposición.

La vida parece haber sido injusta con todos nuestros dirigentes, les asigna la soberbia de los talentosos y la mediocridad de los incapaces. Demasiados votamos a Macri para huir de Scioli; demasiados nos sentimos apabullados por la duda y la culpa del posible error. Me dije hasta el cansancio que Scioli hubiera sido peor, ahora me obligo al silencio.

Convencidos de ser los nuevos "salvadores de la patria", se repartieron el futuro como si sobraran logros para apropiárselo. Y expulsan a sus propios políticos como si los negocios privados fueran la única razón por la que decidieron ocupar cargos públicos, como si hubieran tenido aciertos económicos cuando la verdad es que en ese espacio donde se decían expertos -ahí especialmente- no pegaron una. Y siguen despreciando la política (dejan la sensación de no saber siquiera de qué se trata). 

Las opciones no son shock o gradualismo. Son muy distintas, enfrentan talento con mediocridad. Uno puede ir rápido o lento, la velocidad no define un rumbo, tampoco lo genera. Van al templo del dios mercado, eligieron la góndola de los grandes negocios concentrados, van a expulsar otra capa de nuestra dolida población. Están creando pobreza y desocupación, deuda y marginalidad, son mucho menos virtuosos de lo que uno hubiera esperado.

Niegan que la codicia tenga límites, actúan como si al enriquecerse nos enriquecieran, como si el resto de los mortales estuvieran invitados al banquete de su ambición. Destruyen trabajo solo para ganarse unos pesos importando aquello que siempre fabricamos. Se cierran los comercios, vacían los locales comerciales, la angustia se expande de nuevo en la sociedad. Como cuando estalló la convertibilidad que Cavallo había inventado para vender a precio vil lo que era nuestro. Nadie les impide gobernar, no enfrentan al peronismo, solo luchan contra la cruel realidad.

Se dicen lo nuevo en democracia, repiten demasiados comportamientos para serlo. Ya sabemos cómo actúan, siempre convocando al "inversor extranjero" nos venden patrimonio sólo para cobrar las comisiones. Antes duraban años, ahora ya no queda mucho por vender y en consecuencia se agotan enseguida.

Es cierto que no hay alternativa, que hasta el momento no hay a quien votar, que la imagen de Cristina ayuda a que sigan ellos pero aquí no hay mejora posible para el año próximo. Si la oposición impone un candidato potable y se reafirma la democracia, el actual puede ser un gobierno pasajero. El populismo era dañino, estos intentan ser peores. Todo momento donde las tasas bancarias son más rentables que el esfuerzo productivo marca un rumbo decadente. Y hay una mezcla de soberbia con ineficiencia que asusta.

Tendremos que huir de nuevo. Ya en todas las encuestas entre Macri y otro, gana "otro". Tratemos de elegir bien esa nueva opción, no nos queda margen para seguir perdiendo. El Gobierno nos devolvió al territorio de la desesperanza, solo de nosotros depende salir de él.

El autor de la nota es el nuevo coordinador político del Partido Justicialista.