Nadie capitaliza la caída de la imagen del presidente Macri

El bajón parece acompañar a todos los dirigentes más o menos conocidos. Es como si los argentinos creyeran que la política no es capaz de dar soluciones a los problemas básicos

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El presidente Mauricio Macri (Foto: Analía Garelli/DDC)
El presidente Mauricio Macri (Foto: Analía Garelli/DDC)

Desde hace más de un mes, la imagen del gobierno y de Mauricio Macri viene cayendo sin prisa y sin pausa.

Pero esto no parece preocupar tanto a los hombres que rodean al Presidente. Es que el otro dato significativo afirma que nadie capitaliza esa caída. Ni dentro de Cambiemos ni en el sector de la oposición.

Es como si la mayoría de los argentinos interpretaran que la política no es capaz de dar soluciones a los problemas básicos. Desde la economía hasta la inseguridad. Es más: el bajón parece acompañar a todos los dirigentes políticos más o menos conocidos.

Ayer, el jefe de Estado, antes y después de la reunión de gabinete, fatigó el teléfono para asegurar que no va a cambiar el rumbo, que no va a volver atrás con las tarifas, que vetará la eventual ley que pretende retrotraer los aumentos a fines del año pasado.

Lo hizo mientras sigue lidiando con el dólar y su inevitable corrimiento hacia los otros precios de la economía.

Lo anticipó ayer Martín Redrado en 4 Días: si en el medio de semejante volatilidad, la suba del dólar persiste unos días más, se trasladará de inmediato hacia los precios de los alimentos, y luego hacia los productos que tengan elementos importados, como los automóviles.

En las últimas horas, Redrado y otros ex directores del Banco Central parecían desconcertados. No terminaban de entender qué quiso hacer ayer Federico Sturzenegger.

Redrado insiste, cada vez que puede, y cita su propia experiencia, que lo peor que se puede hacer con el dólar, en la Argentina, es dejarlo subir demasiado. "Cuando te querés acordar, te saca una ventaja enorme. Entonces sí, no te van a alcanzar las reservas para frenarlo".

Le estuvo por suceder a él mismo durante la corrida de 2008, pero gastó todo lo que tenía a mano para evitarlo, contra los deseos del propio ex presidente Néstor Kirchner. "El problema no era yo, ni mi imagen. El problema era que se estaba por producir una crisis financiera de enormes proporciones. Y la detuvimos justo a tiempo".

Sturzenegger debe estar pensando en eso, hoy, mientras espera la apertura de los mercados.

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