Crisis y desafíos de los partidos políticos

Diego Hernán Armesto

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La reciente intervención judicial del Partido Justicialista abre una incógnita sobre el futuro de los partidos políticos en nuestro país. Más allá de cualquier opinión sobre lo resuelto por el Juzgado Federal con competencia electoral, la crisis del PJ debería abrir un espacio para el debate sobre la situación actual de los partidos políticos en la Argentina, cuál es su rol, su sentido y su finalidad dentro del sistema democrático.

Desde la crisis del 2001 hasta estos días, los partidos fueron perdiendo su importancia y su representatividad, por cuanto, ya no se observa una democracia de partidos, sino que la política se ha transformado en un escenario dominado exclusivamente por candidatos y figuras, en la cual los partidos son solo máquinas electorales y sus representantes son más fruto del marketing que del debate de ideas y propuestas.

Alexis de Tocqueville nos decía: "Cuando los ciudadanos discrepan entre sí sobre puntos que interesan igualmente a todos los sectores del país, tales, por ejemplo, los principios generales del gobierno, entonces se ven nacer lo que llamaremos partidos verdaderamente. Los partidos son un mal inherente a los gobiernos libres".

El estallido del 2001 fue integral y sus efectos abarcaron a todos los aspectos de la sociedad. Lo económico, social, político y cultural sufrieron sus consecuencias y en muchos casos ello alumbró nuevos paradigmas que continúan siendo procesados por la comunidad. Los fracasos, los errores y los vaivenes discursivos de los tradicionales partidos mayoritarios en esa etapa generaron desconfianza y retraimiento de la sociedad hacia ellos.

Este vaciamiento y esta incertidumbre respecto a sus históricas banderas y principios han tenido como resultante una sociedad que observa a los partidos políticos con mucha lejanía, ya que estos no han podido redefinirse y alcanzar un planteo doctrinario nuevo, moderno, creíble y abarcador, que contenga, como decía Raúl Alfonsín, la problemática total de la sociedad, discutiendo muchas veces problemas de los dirigentes en lugar de los problemas de la gente, en donde "ni el representante ni el representado saben qué es lo que quieren y en ocasiones ignoran qué es lo que se discute".

El ex presidente de Estados Unidos, Barack Obama, cuando comentaba la vida del ciudadano común, decía que la gente "en ocasiones mira el futuro con esperanza y en otras, con temor. Sus vidas están llenas de contradicciones y ambigüedades. Y puesto que la política parece tener tan poco que ver con lo que les sucede a ellos, puesto que comprenden que la política es hoy un negocio y no una vocación, que lo que pasa por el debate es poco más que entretenimiento, se vuelcan sobre sí mismos y se alejan de todo ese ruido, furia y palabrería interminable".

El artículo 38 de nuestra Constitución dice: "Los partidos políticos son instituciones fundamentales del sistema democrático", y en ese sentido creo que deberían estar puestos el esfuerzo y el desafío en los próximos años. La democracia pierde calidad y fortaleza cuando los partidos políticos se deslegitiman o navegan entre la vacilación y el escepticismo de una comunidad.

Por ello, los partidos políticos tienen la obligación de actualizarse, ser espacios para el estudio, para el debate abierto y tolerante, buscando síntesis que no signifique unanimidad, ser flexibles frente a una sociedad y un mundo en permanente transformación, que vuelvan a representar valores y principios, que puedan recrear una doctrina pero sin dogmas, que sean capaces de representar una voluntad, un ideario de un sector de la sociedad.

Solamente así la política y los partidos políticos volverán a legitimarse, porque la política es la forma y la herramienta de lograr cristalizar las transformaciones que permitan, más allá de las diferencia de formas y modos, una verdadera construcción colectiva que conlleve a una plena vigencia de un Estado constitucional y convencional de derecho.

El autor es profesor de Derecho Constitucional (UBA), profesor de Derechos Humanos (UP) y miembro asociado NY State Bar Association.