Holocausto: recordar es dignidad humana

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Hay cosas que nunca se deben olvidar. No podemos permitirnos dejar de recordar a las más de seis millones de personas que fueron asesinadas por los nazis genocidas. Millones de judíos y también de otras minorías políticas, sociales o raciales que fueron perseguidos por un régimen totalitario empapado de odio. No podemos olvidarlo, porque entonces estaremos abriendo la puerta de par en par a una nueva ola de antisemitismo que está ahí, agazapada, siempre dispuesta a amenazar a la dignidad humana.

Sonaron las sirenas en la mañana del jueves, durante dos emotivos minutos, en todas las calles de Israel. La gente paró sus autos a un lado de la carretera, salió de sus clases y sus oficinas, o dejaron de hacer lo que estuvieran haciendo para recordar solemnemente a todas las víctimas. Son solo dos minutos, pero que en los espíritus de los millones de israelíes que salen cada año a la calle para recordar a sus muertos es toda una vida. Millones de vidas.

Israel conmemora el Día del Recuerdo del Holocausto cada año coincidiendo con el comienzo del levantamiento del Gueto de Varsovia, algo que ocurrió hace 75 años. Aquella fue una revuelta condenada al fracaso, pero que jugó un papel fundamental en la definición del espíritu nacional de Israel. La identidad del país se define por el axioma de que los judíos nunca más se verán indefensos frente a la aniquilación.

Pero las lecciones del Holocausto trascienden a Israel y los judíos, y pueden ser muy significativas para toda la humanidad. Son lecciones que nos hablan de solidaridad, fraternidad, amor, lucha y vida. Estos son los valores que construyen un futuro mejor para la humanidad y se anteponen a los de los que promovieron el genocidio. Recordar el Holocausto es el mejor antídoto para frenar la vileza, el odio, el racismo, la xenofobia y la maldad.

Por eso es muy importante que desde las instituciones públicas, no solo en Israel, sino en el resto del mundo, se hagan esfuerzos para mantener vivo el recuerdo y se eduque a las nuevas generaciones sobre las monstruosidades que genera el odio. Nunca hay que bajar la guardia, como lo demuestran las actitudes y las acciones xenófobas y antisemitas que siguen produciéndose incluso en Europa, en el corazón mismo del continente que albergó el horror del Holocausto. Hemos de seguir alerta y denunciar siempre los comportamientos antisemitas que podamos ver a nuestro alrededor. Alzar nuestra voz honra a la dignidad humana, al recuerdo de las víctimas, y contribuye a construir un futuro mejor de convivencia y respeto para todos.

Mientras el fantasma del antisemitismo siga presente en nuestras sociedades, cualquier ejercicio de memoria es poco para evitar que vuelva a desatarse la bestia. Así que es muy importante que se siga enseñando en las escuelas lo que ocurrió en los oscuros años del nazismo con las persecuciones a judíos y otras minorías. Es importante que sigan abiertos al público los campos de concentración y exterminio diseminados por media Europa para que todos puedan entender las dimensiones del plan genocida. Es importante que desde el mundo del arte, la cultura o la política se sigan ofreciendo mensajes que nos ayuden a reconciliarnos con nuestro pasado colectivo. Pero es igualmente esencial que cada uno de nosotros ponga su granito de arena y sigamos esforzándonos para no olvidar jamás, tratar de entender mejor y difundir el recuerdo.