Es tiempo de aborto legal

Lucila De Ponti

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El movimiento de mujeres logró instalar -gracias a su trabajo constante e incansable- el derecho al aborto legal, seguro y gratuito como un tema de discusión central en nuestra sociedad. El mensaje se fue colando en lugares hasta ahora impensados y fue tan arrollador que el mundo de la política, que siempre optó por esquivar el tema, se vio obligado a incluir en su agenda el tratamiento del proyecto de interrupción voluntaria del embarazo.

En estos días, quienes acompañamos la iniciativa desde las comisiones que tratan el proyecto en la Cámara de Diputados de la Nación, empezamos el desafío de sostener el escenario de debate que posibilite demostrar con contundencia los argumentos que justifican la conquista de este nuevo derecho para alcanzar el tratamiento en el recinto y su posterior votación. Se trata de canalizar por medio de las instituciones esa necesidad emergente que se ha ido construyendo a lo largo del tiempo.

En estos meses fuimos testigos de cómo algunos mitos sobre la imposibilidad de poder dar esta discusión se fueron derrumbando. Hoy la mayor parte de la sociedad conoce o maneja algún grado de información sobre el tema, es consciente de que una parte importante de las personas gestantes deciden llevar a cabo un aborto e incluso las encuestas arrojan que un alto grado de la población aprueba la despenalización de esta práctica y la necesidad de que el Estado asuma la responsabilidad de garantizar las condiciones de seguridad para realizarla.

A esta altura ya resulta innegable que en Argentina hay una realidad urgente que se desarrolla de forma peligrosa y clandestina y sobre la cual es necesario legislar sin que se considere un pecado. Así se demuestra al exponer la cantidad de abortos anuales, la cantidad de internaciones y muertes por abortos inseguros y la experiencia internacional que avala la meta de mejores estándares de salud allí donde el aborto es legal.

Durante estos meses escuchamos y escucharemos en el marco del debate parlamentario en comisiones las voces de aquellos expositores que construyeron saber y conocimiento desde su experiencia en la práctica concreta, desde el estudio de las leyes y la ampliación de derechos y -sobre todo- de quienes asumieron la responsabilidad profesional de hacer frente a una realidad que existe.

Sobre todos esos argumentos apoyaremos nuestro juicio cuando llegue el momento de ejercer nuestro rol de legisladores, con el compromiso de sentarnos en nuestra banca y decidir dentro de los plazos acordados, sin ninguna dilación innecesaria. Porque tenemos la firme convicción de no permitir que quienes nunca fueron -ni tampoco son hoy- defensores de los derechos de las mujeres, usen nuestra agenda de demandas para evadir la atención pública de problemáticas igual de fundamentales para nuestro país.

A partir de ese momento quedará en la conciencia de cada uno de los representantes del voto popular intentar dar la mejor respuesta frente a la sociedad ante un tema que exige la ampliación de derechos y la participación activa del Estado para intervenir en un asunto de salud pública. Esta oportunidad se presentó aquí y ahora y es nuestra responsabilidad tomarla sin dilaciones. Por lo menos así lo entendemos quienes sostenemos que en una fecha próxima y posible, esta lucha de tantos años por visibilizar la falta de respuesta estatal frente a un tema tan sensible para nuestro pueblo pueda finalmente saldarse con una decisión histórica.

La autora es diputada nacional (Movimiento Evita)