El 13 de marzo el Papa Francisco celebra cinco años

Pocas fechas como el 13 de marzo del 2013. Aquel anuncio nos dejó perplejos. Y un júbilo inconmensurable estalló en mí, en la multitud y en el mundo. Y un interrogante se extendió como una ola entre los cientos de miles de peregrinos que ocupábamos la Piazza San Pietro del Vaticano, un insistente ¿quién es?; ¿quien es? bajo la lluvia copiosa y un mar de paraguas. Y a los 50 minutos un proyecto de historia se hizo presente en el balcón y saludó con el mismo tono simple, con el mismo humor de siempre.
Tras la sorpresa, en los días subsiguientes comenzó a vislumbrarse como un motivo de alegría para la mayorías postergadas y oprimidas y de preocupación para la minorías poderosas.

Un clásico y un gran reformador

Un "clásico" es el que Cervantes pone en boca del bachiller (Sansón) Carrasco, al hacer el elogio de la historia del Caballero andante: "los niños la manosean, los mozos la leen, los hombres la entienden y los viejos la celebran"… es precisamente eso: cuando la simplicidad de su mensaje es tal que –a medida que pasan los años y uno se hace grande y lo va entendiendo mejor –adquiere formulación litúrgica: "…los viejos la celebran". (del Superior Provincial Jorge Mario Bergoglio JS, Boletín Jesuita Nro. 78 – año 1978, con cita extraída de El Quijote, capítulo III de la 2da parte).

Una Iglesia "entre" el pueblo

El camino iniciado el 13 M es el de una gran reforma. De una Iglesia cerrada a una Iglesia abierta, "en salida", "misericordiosa" donde la sala del tribunal fue transformada en un "hospital de campaña". La Iglesia de Francisco camina con el pueblo y desde ese lugar ve, valora, actúa, celebra.
Y por eso es que ciertas verdades que parecían innegociables, esquemas rígidos dentro de los cuales había que meter la realidad como el divorcio, el control de la natalidad, la homosexualidad, etc, ahora son objeto de un diálogo con un tono abierto, sincero, sencillo, que van encontrando "desde" la realidad la idea, el concepto, la respuesta a los enigmas y males que nos plantea la vida. Por eso, sin renunciar a los principios, la mirada del magisterio moralista pasó a ser un magisterio "pastoralista".
Claro que no es que el Pastor no vea el pecado, desde la mera objetivación a la supresión del otro como un mal, en el caso de la eliminación como un mal absoluto.

El caso del aborto

Ningún ejemplo mejor que el del "aborto" que tanto escándalo produce entre los argentinos en los últimos días.

¿De qué nos habla este proyecto de ley?

De la dramática realidad del aborto como una práctica extendida que provoca muchos daños de orden psicológico y económico que se quieren solucionar;

Pero la hora de valorar esa realidad se ignoran los valores religiosos y éticos implicados; los derechos que desde el punto de vista jurídico amparan al ser humano desde la concepción (art. 19 del Código Civil) y que la Argentina sostuvo internacionalmente (Art. 1 de la Conv. Sobre los derechos del niño y art. 2do. 2 p. Ley 23.849); también en este plano se consagra el dominio exclusivo y absoluto de la madre sobre el embrión con absoluta ignorancia de los derechos del padre;

Desde el punto de vista práctico no se dice cual es la verdadera motivación de la nueva normativa ya que esa norma respecto de la madre no se aplica desde hace muchos años. Se puede inferir que el proyecto tiene el único fin práctico de admitir que el Estado y demás prestadores de salud pública lo ejecuten y carguen con el costo y tiene también un fin político electoralista.

No pasa de ser un proyecto anticristiano, oportunista y que significa un reconocimiento de la impotencia del Estado.
Nada dice en cambio de lo que sería muy útil y necesario: una normativa de asistencia para acompañar a las embarazadas y asistir a las víctimas de los abortos y una normativa en materia de educación que prevenga todas estas situaciones.

La Iglesia como un "hospital de campaña"

Para la Iglesia católica el valor vida tiene carácter absoluto. Y a este respecto el papa condena el aborto sin paliativos. Creo que al respecto que además es aplicable lo que dice respecto de las actuales circunstancias de la Iglesia y el mundo:
"Veo la Iglesia como un hospital de campaña tras una batalla. Qué inútil es preguntarle a un herido si tiene altos el colesterol o el azúcar. Hay que curarle las heridas. Ya hablaremos luego del resto. Curar heridas, curar heridas…Y hay que comenzar por lo más elemental." (Austen Ivereigh, en El Gran Reformador, Ed. B, Barcelona, 201, pag.233).

Y afirma "un ser humano…es un fin en sí mismo, y nunca un medio para resolver otras dificultades. Si esta convicción cae, no quedan fundamentos sólidos y permanentes para defender los derechos humanos, que, siempre estarían sometidos a conveniencias circunstanciales de los poderosos de turno" (entrevista de Francis X.Rocca, "With few words on abortion, Pope Francis shows a new way to be pro-life", Catholic News Service, 10 de enero de 2014, citada por Austen Ivereigh,op. cit. pag.515).

El 13 M y los argentinos

Aquí, en nuestro país, al cabo de 5 años verificamos la crítica de algunos sectores minoritarios presos de la reacción impulsada por los agentes mediáticos locales que no pocas veces distorsionan su palabra y degradan su figura siguiendo el recrudecer de las campañas anticatólicas que bajan del norte y se instalan entre nosotros para dividir y reinar.

Pero el líder religioso y moral más importante del mundo suscita en cambio en vastos sectores del pueblo argentino una comprensión serena y entusiasta. Como signo de esperanza. Y el orgullo de sentir que es un argentino iluminado por Dios el que transmite a todos los habitantes de la tierra la palabra fiel de Nuestro Señor Jesucristo. La figura del Cristo caminante recobró así, de pronto, una inusitada presencia en las parroquias y celebraciones de la Iglesia en todos los rincones de nuestra Patria y en muchas manifestaciones populares.

El 13 M y el mundo

Mientras tanto, en el mundo, el papa Francisco, cabeza de la Iglesia católica, vive fiel al mensaje de Cristo, en su discreto hospedaje, viviendo como piensa y haciendo lo que predica y exigiendo incansablemente la apertura de parroquias y de los corazones, poniendo a los pastores a recuperar los rebaños, convocando a todos a la conversión espiritual, ubicando a los católicos más pudientes a acompañar a los pobres a salir de la pobreza, sometiendo a una limpieza y control profundo a los manejos económicos y financieros del propio Estado Vaticano. Cuidarse y cuidar al planeta tierra, enfrentando la esfera que todo lo iguala y ofreciendo el modelo de un mundo poliédrico donde se salven las culturas de una muerte anunciada ante la globalización de los mercados. Ante las guerras es un reclamo de paz, ante tanto consumismo es una nota de austeridad. Sale a la periferia a abrazar a los pobres y llega a los centros mundiales e interpela a los poderosos llevando la voz de los que no tienen voz.

Por todo eso el 13 M por los siglos de los siglos a nadie en el mundo y menos a nosotros los argentinos y a quienes nos sucedan les será una fecha ajena.

Feliz año, papa Francisco