Mujer, comienzo del ciclo lectivo y pobreza

Hugo de Hoffmann

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El comienzo del ciclo lectivo, siempre convulsionado por las disputas salariales, trae aparejadas importantes reflexiones. La educación de los hijos, crucial para el funcionamiento de nuestra sociedad, se ve afectada por las condiciones económicas de muchísimos grupos familiares que no pueden afrontar los costos mínimos de supervivencia y que quedan más expuestos con el comienzo del ciclo lectivo: útiles, vestimenta, transporte e incluso alimentación.

Las madres solas que crían a sus hijos constituyen uno de los grupos sociales más vulnerables a la pobreza. Está estudiado que están inmersas en permanentes situaciones de pobreza y que sus consecuencias no acaban en ellas, influyen profundamente en la calidad y el desarrollo de vida de su descendencia, lo que genera asimismo la reproducción intergeneracional de pauperización en aumento, que se vuelve estructural y que es posible de desactivar.

Para el Observatorio de la Maternidad de Argentina, este colectivo se halla más expuesto a la pobreza que el de los hombres, a quienes se vincula por la pérdida del empleo o el valor adquisitivo de los salarios, mientras que ellas encuentran limitaciones por las características de género actuales de la sociedad, más los costos de mantener a sus hijos.

Es por ello que las mujeres pobres, a su vez, son el resultado de una situación de desventaja y desigualdad heredada que nunca podrán evitar ni salir de ella por sus propios medios.

En la realidad, para las mujeres que no están incorporadas al mercado de trabajo formal, sus ingresos propios son prácticamente nulos, pierden empoderamiento, autonomía de decisión e independencia. Quedan al desamparo como, por ejemplo, ante una separación, una enfermedad o la pérdida de un ser querido. De antemano, ya vieron coartadas sus oportunidades de preparación, experiencia y contacto con el afuera y el tejido de redes de contención social que amortigüen las caídas.

¿Cómo lograr, bajo estas condiciones, insertar a los hijos menores en la educación formal, que es obligatoria por ley? ¿Qué debe instrumentarse para evitar las situaciones de pobreza para mujeres, menores y restantes personas?

La ingeniería social comienza con la ampliación a la asignación universal mínima para toda la población, sin exclusiones, pautada y bancarizada. Con un monto semanal por persona (incluye a toda persona con documento de identidad) de 500 pesos. Esto permite reducir el 60% de todos los impuestos por eficiencia en la distribución social de los dineros públicos, elimina los parches de las decenas de miles de acciones sociales segmentadas y los impuestos al trabajo formal que permitirían la incorporación de más personas al circuito laboral.

Consecuentemente, se garantiza el sano desarrollo emocional, físico e intelectual de las personas, lo que redundará en la composición de una sociedad más justa e inclusiva, puede constituirse en una garantía para el ejercicio de derechos reconocidos.

El autor es presidente de la Fundación Milenio Sin Pobreza.