La crisis del empleo

Guillermo Sueldo

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El mundo asiste a una de las mayores crisis del presente y con perspectivas de agravarse en el corto y mediano plazo, como lo es la situación del empleo. Actualmente, hay aproximadamente doscientas millones de personas en todo el mundo que están desempleadas, además de una profunda declinación en la calidad exigida para ciertos empleos, en particular debido a los avances tecnológicos que han mutado producción por servicios. Es así que actualmente empresas dedicadas a la compra y venta por internet valen más que aquellas que producen mercaderías y cuentan con cientos o miles de empleados. A ello le debemos sumar la escasez de calificación cada vez mayor de los jóvenes que se deberían incorporar al mercado laboral.

El mundo se encuentra ante el problema de cómo crear trabajo y cómo adaptar la globalización y las nuevas tecnologías para aumentar las posibilidades laborales. Además, que sean buenos empleos, pues ya no alcanza con una reactivación del crecimiento económico, sino que a ese ciclo se le deben agregar la capacitación y la innovación.

En épocas anteriores a este ciclo que vivimos en la actualidad bastaba con una recuperación del crecimiento de la producción para aliviar la situación, e incluso retrotraer la tasa de desempleo a niveles anteriores a la aparición de alguna crisis. Pero ahora eso no se ve. Pueden recuperarse el consumo, la inversión y el comercio y, sin embargo, el desempleo no se reduce acompañando esos movimientos económicos.

Lo que se observa a nivel mundial en este tiempo es que no se trata de algo que representa una crisis de un tiempo determinado, como algo pasajero, sino que es el síntoma de una cuestión organizativa. Como que el mismo sistema económico mundial actual genera nuevas y atractivas oportunidades, al tiempo que expulsa a millones de personas del mercado laboral.

Los fenómenos imparables de la globalización y la innovación tecnológica han llevado a la práctica de la tercerización y también de la extranjerización en puestos laborales. Ello inevitablemente provoca cambios significativos en la economía mundial, lo que modifica las oportunidades y las condiciones de los mercados laborales.

¿Cómo es la situación en los países en vías de desarrollo? Obviamente no es la mejor, pues sus recurrentes crisis económicas y financieras se ven agravadas por el endeudamiento externo, tienen cada vez menos capacidad para estímulos, sea a través del crédito o de una política monetaria o fiscal. Esta última es una carga muy importante en el caso de la Argentina. Por supuesto, sin contar además con paupérrimos niveles de instrucción y educación y un desapego constante a la ley.

El desempleo juvenil resulta alarmante en una generación entera de los llamados nini, aquellos que "ni estudian ni trabajan", y particularmente en la Argentina, donde ya hay casi dos generaciones que no han visto trabajar a sus mayores. Carece, por lo tanto, de la cultura del trabajo, siendo que es el trabajo aquello que exterioriza la dignidad del ser humano, haciéndolo partícipe de una comunidad organizada. También entre los jóvenes es muy preocupante la escasa producción de graduados universitarios, sobre todo los que más se necesitan, como ingenieros y técnicos.

La situación del empleo es vital para el desarrollo integral y representa un tema clave para ser tratado entre los líderes políticos, incluso exige escucharse entre todos, ya que es el ser humano el destinatario de la creación de empleo, por lo que es importante y necesario intercambiar diferentes visiones sobre esta cuestión de enorme importancia en el presente, y fundamental para el futuro inmediato.

A ello debemos entonces agregar el papel del Estado y del sector privado, el significado actual y futuro de la economía de mercado con sentido social (no confundir con socialismo ni menos aún comunismo), pero sí el mercado al servicio del ser humano.

Este tema es fundamental, pues, a su vez, opera como disparador de otros que vinculan al ser humano en su dignidad personal, familiar y social, y que conllevan en su integridad al desarrollo humano justo.

El autor es abogado. Dirigente de la Democracia Cristiana.