Macri rifó en dos meses gran parte del capital político ganado con las elecciones

Macri le ha inyectado vida a un peronismo casi en estado de desintegración, así como a los kirchneristas y a toda el ala izquierda, por lo que el Gobierno va a tener un 2018 tormentoso

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Parece increíble que la falta de intuición, la ignorancia o el desprecio de hechos recientes de la historia argentina hayan hecho que en dos meses el Gobierno haya perdido gran parte del capital político que había ganado con su triunfo electoral en octubre.

Mauricio Macri mismo pertenece a la raza de los talibanes del déficit fiscal, junto con la mayoría de sus ministros y sus asesores, por lo que entendió que su triunfo electoral era una carta blanca para arremeter con todo contra el régimen jubilatorio, considerándolo el factor fundamental de dicho déficit.

Él y sus colaboradores se olvidaron por completo, o no le dieron importancia por los votos conseguidos, de que en el 2001 el entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo, bajo la presidencia de Fernando de la Rúa, hizo lo mismo que Macri: bajó las míseras jubilaciones para reducir el déficit fiscal. No solo eso, sino que proclamó de modo público que las jubilaciones seguirían bajando todo lo necesario hasta lograr equilibrar el presupuesto, lo que es tan disparatado, tan falto de una mínima visión política que las consecuencias fueron fatales.

Cavallo se puso a la mayor parte de la sociedad en contra, la oposición ganó fuerza y protagonismo, y De la Rúa entró en una pendiente que terminó con su huida del poder. Su todopoderoso ministro de Economía sucumbió en su prestigio y su capacidad para conducir el barco de la república.

Diciembre es un mes muy peligroso para los que están en el gobierno, porque los reclamos se multiplican y también todo tipo de protestas, siempre manejadas por los mismos cabecillas y con los mismos argumentos. Hay que preguntarse entonces: ¿Cómo se le ocurrió al Gobierno reformar los ingresos de los jubilados en este mes crítico?

Macri pudo lograr pírricamente aprobar su mal llamada reforma jubilatoria, que es en el fondo una simple reducción de la actualización de las jubilaciones, pero su imagen quedará pegada a un gobierno de ejecutivos, empresarios y gente de poder económico que no tiene otra idea más que condenar a los jubilados a un nuevo penoso castigo, uno de los tantos que este Gobierno ya ha venido aplicando con total impunidad en apenas dos años de gestión.

¿No tiene acaso el PRO una fundación que se llama Pensar? ¿No se jacta Cambiemos de tener mejores ideas que cualquier gobierno anterior? ¿Para qué sirve todo eso si muestran que sus ideas son viejas? En el fondo son las mismas que las de Álvaro Alsogaray cuando acuñó la célebre frase: "Hay que pasar el invierno", para después salir a la primavera del desarrollo…

El Presidente alaba día y noche las obras de infraestructura, las inversiones proyectadas en varios sectores de la economía como las energías renovables, pero su modelo macro de la economía lo conduce a un fracaso irremediable, porque es un modelo pensado para dejar tranquilos a los acreedores del exterior, pero nada tiene que ver con la elaboración y la puesta en marcha de un proyecto de fuerte expansión de la economía.

Es tan fuerte el impacto negativo de sus medidas contra los jubilados —la mayoría de los cuales ya bordea la pobreza más dura— que crea dudas sobre la perspectiva de su reelección en el 2019, hasta ahora descontada.

Macri le ha inyectado vida a un peronismo casi en estado de desintegración, así como a los kirchneristas y a toda el ala izquierda, por lo que el Gobierno va a tener un 2018 tormentoso. ¿Por qué cada vez que los sectores económicos tienen el poder cometen siempre los mismos errores?

Los sectores empresarios y financieros demuestran una notable orfandad creativa, la que siempre, un poco antes o después, se paga con un alto costo político.