No es humano alegrarse por la muerte ajena

Acerca de la pintada que apareció el domingo en Plaza de Mayo: "44 menos"

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(Foto: Gustavo Gavotti)
(Foto: Gustavo Gavotti)

¿Qué está pasando en la Argentina? ¿Estamos entrando a un lugar del que ya no podremos volver? ¿Por qué en una marcha para protestar por la muerte de un joven mapuche se hacen pintadas manifestando satisfacción por la -todavía- supuesta muerte de los 44 tripulantes del ARA San Juan? ¿Quiénes son estos anarquistas? ¿De dónde les sale esta furia? ¿Qué tipo de propuesta política se formula desde el odio? ¿Buscan la toma del poder o solo los mueven los destrozos, lo antisistémico, una vocación anticapitalista que circula por las grandes capitales del mundo y, sostenida desde las redes sociales, busca expresar sus broncas haciendo daño? ¿Alegrarse por la muerte ajena es un sentimiento humano?

Cruzar por la Plaza de Mayo después de ese tipo de protestas es una experiencia vital desgarradora. No es la primera vez que pasa, pero se palpa un crescendo de estas expresiones, quizás vinculado a la centralidad que estos grupos  empiezan a tener en el movimiento anarquista mundial globalofóbico, que espera aterrizar con fuerza en la cumbre de la OMC que se desarrollará el próximo 8 de diciembre y, mucho más, con la cumbre del G-20 que se desarrollará en noviembre del año próximo, a partir de la presidencia protémpore que tomará Argentina este jueves 1 de diciembre.

En los países desarrollados están acostumbrados a estas violencias que carecen de sustancia ideológica y, en líneas generales, manifiestan su violencia por ráfagas, cuando un nuevo tema se instala en la agenda. Los siguen atentamente, pero no les quitan el sueño, como sí sucede con los sospechados de yihadistas, capaces de asesinar en masa, y con cualquier tipo de instrumento utilizado como arma letal.

Pero en América Latina nuestros fantasmas pasan por otro lado. ¿Se inscribirán en alguna de las tradiciones políticas violentas? ¿Tomarán las experiencias de la revolución cubana? ¿Hay contactos entre el grupo CAM de Chile con resabios no democratizados del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, el grupo armado marxista-leninista que luchó contra la dictadura chilena, y -en forma transitiva- con los grupos violentos mapuches argentinos? ¿Esos grupos violentos mapuches tienen relación con los anarquistas? ¿Están realizando entrenamiento militar? ¿Hay sectores kirchneristas metidos en el medio?

La verdad es que no sabemos nada. Reaccionamos ante cada retazo de información en forma instintiva, y de acuerdo al mundo que nos rodea y bajo nuestro sistema de creencias. Si le tenemos confianza a los funcionarios del Gobierno, creemos en lo que declaran. No se nos ocurre pensar que estén criminalizando la protesta social y nos parece evidente que hay poner orden en la calle y en las rutas, dejando claro qué es lo que está permitido por la ley y qué no.

Si creemos que se trata de un Gobierno de derecha y represor, solo interesado en garantizarle sus derechos a John Lewis y Benetton, no se nos pasa por la cabeza que la Gendarmería y la Prefectura estén actuando legal ni legítimamente, porque es evidente que lo único que se busca es imponer un orden social injusto. En esta visión, ¿qué me importa del destino de 44 tripulantes, si son milicos? Por mí, que se mueran todos.

Tal vez esa pintada, finalmente, refleje no solo lo que piensa ese grupo anarquista y marginal. Quizás hay un sector, minoritario seguramente, pero intenso, que tenga el mismo sentimiento. O sea, alegría porque hay 44 marinos menos, incapacidad para empatizar con quienes eligen la defensa nacional como vocación y destino.

Por suerte, la mayoría está en otra. Sigue apasionadamente las noticias en torno al ARA San Juan porque siente una dosis de culpa por haber ignorado a las Fuerzas Armadas de la democracia. Y siente que este momento es una oportunidad para reparar esta -otra- deuda de los últimos gobiernos, a pesar de las restricciones presupuestarias y la gran cantidad de asuntos graves y pendientes.

Mientras miramos esa pintada indigna, de todos modos, no dejemos de preguntarnos algo más. ¿Hay una furia equivalente, de satisfacción, por la muerte de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel? Y otra vez: ¿alegrarse por la muerte, es un sentimiento humano?