La conferencia de prensa fue el mensaje

Se mostró con austero y con muy pocos funcionarios. Adelantó, sin pompas, que viene una nueva etapa de diálogos y que habrá reformas todas las semanas

Compartir
Compartir articulo
Adrián Escandar
Adrián Escandar

Una conferencia de prensa austera, sin un discurso previo, con la ausencia de todo el plantel ministerial. Solo estaban presentes el secretario general, Fernando De Andreis; el secretario de Asuntos Estratégicos, Fulvio Pompeo; el secretario de Comunicación Pública, Jorge Grecco; y el vocero presidencial, Iván Pavlovksy. A su lado, claro, el jefe de Gabinete, Marcos Peña. Todos ellos inamovibles. Poca euforia, vocación de simplicidad, decisión de mostrar presencia pero con bajo perfil.

La puesta en escena del presidente Mauricio Macri después de la fenomenal elección de medio término de ayer, donde ganó en los cinco distritos más grandes del país, que representan el 66% por la población nacional, fue una metáfora de la conversación horizontal que promueve desde su visión de la sociedad de siglo XXI, aunque en este caso con la mediación de los periodistas, que representaron hoy a la ciudadanía que quería conocer más sus planes para sacar a la economía argentina de la inercia, que festejar.

Aunque digamos todo. Su equipo de comunicación bajó la conferencia de prensa que iba a dar a las 11 la gobernadora María Eugenia Vidal en un hotel cercano a Plaza de Mayo. Peña coordinó con ella y Horacio Rodríguez Larreta, que se presentaran recorriendo obras, hablando lo mínimo. Buscó que nada ni nadie opaque un triunfo que fue construyendo con la paciencia de un monje tibetano, una victoria que -considera- es apenas la plataforma de lanzamiento para las transformaciones que imagina hace años.

De paso, con la ausencia de todo el plantel ministerial, evitó la presencia de ministros cuestionados por sectores de la opinión pública, como el caso de Patricia Bullrich o Sergio Bergman, aunque por muy distintas razones. De algún modo, también hubo un mensaje hacia adentro. Como siempre después de una elección, cualquier cambio es posible. Por las dudas, y para que no haya conspiraciones, felicitó muy especialmente al ministro del Interior, Rogelio Frigerio, por la perfomance de su equipo a la hora de realizar el escrutinio provisorio más rápido y transparente en mucho tiempo. Otro inamovible.

Por cierto, tampoco hay mucho para festejar. La mochila de las cuentas pendientes es pesada y la gran mayoría de los problemas es de muy difícil resolución. Para desanudarlos, se necesitará el acuerdo de gran cantidad de actores de los más diversos sectores, que tendrán que deponer sus propios intereses personales, para trabajar por el conjunto. No es algo que haya sucedido muchas veces antes en la historia argentina y todavía no hay ninguna garantía de éxito.

Macri muestra cada vez más claramente que lo que busca, de fondo, es un cambio cultural. Dice y repite que la única forma de salir es que todos empujemos el mismo carro, el del país empatanado en el barro. Así es como buscó construir su liderazgo, buscando que aparezca lo mejor de cada uno para desarrollarse en forma personal, y desplegado en equipo.

Lo que empezó a soñar en pleno derrumbe del 2001, que tomó por primera vez formato político en el 2003, empieza a ser visible para el conjunto de la sociedad. Una nueva manera de conducir el barco de los argentinos, buscando dejar infraestructura para siempre, pensando en el largo plazo viviendo bajo el imperio del "reformismo permanente", como dijo en la conferencia de prensa, "a la mayor velocidad que podamos y con el mayor graudalismo que podamos".

Ese equilibrio inestable, que va midiendo a diario, será para siempre su impronta. Ya demostró que no le tiene miedo a las rectificaciones, que no se enamora de ninguna medida porque, en definitiva, solo le interesan los objetivos, que siempre están respaldados por los frías estadísticas.

En realidad, lo que demostró es que no le tiene miedo a nada, mucho menos al peronismo que lucía imbatible o a los que intentaron desestabilizar el ánimo de la sociedad. Y lo repitió varias veces otra vez hoy, en el Salón Blanco: "no tengan miedo de perseguir sus sueños".

LEA MÁS