Las low cost conllevan la extranjerización del trabajo argentino

La introducción de aerolíneas low cost al mercado aerocomercial está lejos de ser una medida beneficiosa. Hay que resaltar que hace dos años que el sector nacional no crece. En este contexto, si las low cost llegaran para ampliar los puestos de trabajo y bajar el costo de los pasajes, sería algo positivo, pero lo que hacen es precarizar las condiciones salariales y de seguridad, lo cual presenta un panorama preocupante.

Asimismo, la política de extranjerización que viene realizando el Holding Latam sólo perjudica a los trabajadores, ya que se pierden puestos de trabajo a nivel local por la centralización en países vecinos como Chile o Brasil; así dejan sin tareas a quienes se desempeñan en Argentina.

Por otro lado, hay un debate sobre la flexibilización laboral en puerta, el Gobierno lo llevaría al Congreso nacional después de las elecciones. En este punto hay que señalar que las empresas como Latam siempre buscan bajar los costos y aseguran que los trabajadores somos caros comparados con otros países. Eso es cierto, porque en Argentina el costo de vida es alto y la inflación también. No obstante, hay que señalar que aquí se permite que aviones de Chile con tripulantes chilenos vengan a llevar pasajeros argentinos y ese es dinero que se va del país. Por lo tanto, es ilógico que pidan que los costos se reduzcan por causa de los trabajadores. Achican las plantas, reestructuran e impulsan retiros voluntarios. Todo esto demuestra que estamos frente a una flexibilización encubierta.

Esto es una clara muestra de lo que sucede cuando la clase media laburadora es la variable de ajuste en un gobierno que solamente apunta a quitarles derechos a los argentinos.

Pero ese no es el único aspecto negativo que trae aparejada la llegada de estas operadoras. La congestión aérea actual en las partidas y las llegadas a Ezeiza y Aeroparque es un problema que se incrementará. Estas empresas responden a un modelo europeo que no se adapta al país, a la fisonomía de la Argentina y a la falta de infraestructura. Y todavía hay más: se trata de un sistema que prioriza la falta de sindicalismo, lo cual atenta contra los derechos laborales.

Antes de convocar a audiencias públicas para otorgar rutas aéreas a nuevas empresas, la tarea de la administración nacional debería haber sido evaluar el deficitario estado del sector y estudiar la viabilidad de la apertura de nuevos aeropuertos alternativos, como el de La Plata, por ejemplo, que queda a 60 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires y hoy solamente lo usa la gobernadora de la provincia, María Eugenia Vidal, y algún vuelo privado. Queda claro que el Gobierno complota contra un sistema aerocomercial saturado y deberá hacerse responsable a futuro.

La autora es secretaria general de la Asociación de Tripulantes de Cabina de Pasajeros de Empresas Aerocomerciales (Atcpea).