La estafa de la jubilación estatal de reparto

El gran error, que ni los políticos se animan a aclarar, es que con este régimen no hay aportes que se contabilizan a una persona, porque difiere del sistema de ahorro individual

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En la Argentina y en el mundo, los sistemas estatales de jubilación de reparto están quebrados. Las razones son varias, pero fundamentalmente porque gracias a los avances de la medicina la gente vive más años, esto quiere decir que aumentó el stock de jubilados y la relación con los que aportan al sistema previsional no alcanza para pagar haberes equivalentes al 82% móvil del ingreso de un activo, en una labor similar a la que tenían, como demagógicamente prometen y reclaman muchos políticos.

Cuánto vaya a cobrar un jubilado depende de varios factores:

1) la cantidad de personas en actividad que aportan al sistema previsional;

2) el salario real de esas personas; y

3) el porcentaje de impuestos que sobre sus salarios pagan las empresas y los aportantes.

Para que el sistema de reparto solidario funcione razonablemente bien, en principio debe haber 4 aportantes en actividad por cada jubilado; pero hoy hay 6,8 millones de jubilados y pensionados, y 9,4 millones de ocupados registrados en relación de dependencia, entre empleados públicos y privados. Es decir, una relación de 1,4 aportantes por cada jubilado.

Suponiendo que sumamos también a autónomos, monotributistas, monotributistas sociales y asalariados de casas particulares, tenemos 12,2 millones de aportantes, lo que da 1,8 por cada jubilado. Es un cálculo medio trucho, porque los aportes de los monotribustas y monotributistas sociales son monedas.

Y, si aún nos esforzamos más e imaginamos que las 5 millones de personas que trabajan en negro pasan a hacerlo en blanco, se llegaría a 17,2 millones de aportantes sobre 6,8 millones de jubilados; en ese caso la relación subiría a 2,5. De modo que ni haciendo las cuentas más estrafalarias llegamos a la relación de 4 aportantes por cada jubilado.

Para que el sistema de reparto solidario funcione razonablemente bien, en principio debe haber 4 aportantes en actividad por cada jubilado

¿Puede solucionarse el problema incrementando los aportes y las contribuciones al sistema? Mi visión es que si se aumentaran los aportes y las contribuciones, crecerían el trabajo en negro y la tasa de desocupación.

Si con los actuales costos salariales las empresas no quieren tomar más gente, subirlos implicaría espantar más el trabajo en blanco.

Déficit crónico del sistema previsional

Hoy las erogaciones en jubilaciones y pensiones representan, aproximadamente, el 33% del gasto corriente de Estado nacional. ¿Cuánto más puede aumentar ese porcentaje del gasto total? Y suponiendo que así fuera, el nivel de gasto público seguiría siendo asfixiante para el sector privado.

Sería hipócrita no reconocer que el sistema de reparto es inviable. Esto lo saben hasta los políticos menos preparados, pero es políticamente correcto decir que hay que estudiar la forma de arreglar el problema. Es como si quisieran hacer una multiplicación de los panes.

Sería hipócrita no reconocer que el sistema de reparto es inviable. Esto lo saben hasta los políticos menos preparados, pero es políticamente correcto decir que hay que estudiar la forma de arreglar el problema

Antes de continuar es importante destacar un punto que la mayoría de los actuales jubilados no lo entienden. Suelen decir los jubilados: "Yo aporté toda mi vida al sistema previsional. Esa plata es mía y me corresponde".
El gran error, que ni los políticos se animan a aclarar, es que en un sistema de reparto no hay aportes que se contabilizan a una determinada persona. El sistema de reparto no es un sistema de ahorro.

Cuando un jubilado dice que aportó toda su vida al sistema previsional, no sabe que en rigor estuvo pagando un impuesto durante muchos años para sostener a los que estaban jubilados en ese momento y que ahora él no vive de lo que ahorró durante años, porque no hubo ahorro, vive de los impuestos a la nómina salarial de los que están en actividad. El sistema de reparto es tan simple como eso. Unos pagan impuestos para mantener a los que están retirados, y así generación tras generación.

En definitiva, la jubilación de reparto nace y se mantiene porque vienen los políticos y le dicen a la gente: "Ustedes son imprevisores, incapaces y no están capacitados para prever su vejez, de manera que nosotros, seres iluminados superiores al resto de la sociedad, nos vamos a hacer cargo de su jubilación para que, cuando llegue el momento de retiro, tengan un ingreso digno del cual vivir".

El resultado está a la vista, jubilados con ingresos miserables y más de un político con muy buenas condiciones de vida

El ahorro para el futuro sustento

¿Cómo se jubilaba la gente antes de que apareciera el político "iluminado"? Comprando propiedades y cuando se retiraba, vivía de los alquileres que le daban esas propiedades. La gente podría comprar cocheras, departamentos o locales comerciales para alquilar y vivir de esos ingresos al retirarse. Y esas propiedades podría comprarlas aquí o en el exterior, si considera más seguro otro país para hundir sus ahorros y cobrar al momento de su retiro.

Es posible que el sistema de las AFJP no sea el óptimo, de todas maneras cabe resaltar que el Fondo de Garantía de Sustentabilidad que está compuesto por los ahorros que teníamos en las AFJP y el Estado nos confiscó suma actualmente el equivalente a unos 60 mil millones de dólares.

En Chile, donde mataron el sistema de reparto y quedaron funcionando las AFP, manejan un stock de ahorro de largo plazo de 186 mil millones de dólares, con un PBI que es la mitad del de la Argentina.

Esa monumental diferencia de un stock de ahorro de largo plazo tres veces mayor al que tiene el FGS explica por qué a los jóvenes argentinos les cuesta acceder a una vivienda y en Chile sólo tienen que ocuparse de encontrar el departamento que más les agrade. El crédito abunda porque ha logrado acumular una enorme masa de ahorro de largo plazo que permite financiar hipotecas y todo tipo de préstamos, sobre todo para que las empresas puedan invertir.

Con este sistema de reparto tenemos la certeza de que es imposible que matemáticamente los jubilados cobren el 82% móvil. Lo máximo que puede lograrse es que, si se captan inversiones, avance la productividad de la economía y disminuya la desocupación, mejoren los ingresos del sistema previsional y los jubilados actuales tengan un mayor ingreso, de todas maneras todo ese proceso lleva tiempo.

Para mejorar algo el ingreso de los jubilados actuales hay que flexibilizar el mercado laboral para atraer inversiones y reducir el trabajo en negro, e ir pensando la manera de no someter a las futuras generaciones a esta descarada humillación que es el sistema de reparto.

Dicho de otra manera, ¿usted les confiaría sus ahorros para cuando se jubile a Amado Boudou, Julio de Vido, Ricardo Jaime, Guillermo Moreno o a Cristina Fernández de Kirchner? ¿No? Bueno, el sistema de reparto tiene ese riesgo. Seguir dejando en manos de los políticos nuestra jubilación es mínimamente demencial.