La izquierda crece pero aún no es opción

El millón de votos obtenidos por el Frente de Izquierda -una votación nada desdeñable, que demuestra un crecimiento de esa fuerza- plantea varias cuestiones

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Myriam Bregman y Nicolás del Caño
Myriam Bregman y Nicolás del Caño

Las PASO de agosto son la encuesta electoral más refinada y exitosa con la que toda consultora política podría soñar. Deja marcadas tendencias profundas hacia octubre, el mes en el que lidiarán realmente las facciones políticas.

En ese marco, el millón de votos obtenidos por el Frente de Izquierda -una votación nada desdeñable y que expone un crecimiento de esa fuerza- plantea varias cuestiones.

Primero: la izquierda es el Frente de Izquierda. En un marco de disgregación política de los partidos tradicionales -cuyo mayor fenómeno es Cambiemos, un equipo "profesionalista" basado en el "eficientismo" y el marketing- el campo parlamentario reconoce la existencia de cuatro bloques políticos principales. El oficialista Cambiemos, los dos bloques peronistas -más o menos ligados a la disidencia K- de los seguidores de Cristina o de Massa, y la izquierda. Luego existen vertientes aún más minoritarias, que expresan todavía más esa tendencia a la disgregación política cuyo origen reside, si se quiere analizar más, en los hechos de diciembre de 2001 y aquel año posterior.

En cuanto a la izquierda, los chavistas cuyo líder se llama Itai Hagman, que quisieron introducirse en la interna del peronismo porteño, sufrieron tal derrota que su referente tuiteó que sus sueños habían fracasado. Es así: a nivel nacional y continental, la así llamada "izquierda" del "socialismo del siglo XXI" está acabada.

La interna que le supuso un frente electoral espejado al FIT también fracasó.

En hechos concretos, el Frente de Izquierda se traduce como la fracción política anticapitalista en la Argentina.

Segundo: la izquierda recaba los votos de una fracción de la población que plantea, y es así es invocada, por la lucha. Las encuestas señalan que, por ejemplo, Marcelo Ramal -legislador porteño del Partido Obrero- no es un referente de masas. Aún así, fue votado por sus ideas y su programa, expresado en el frente que lo postula. La figura sólida de Myriam Bregman, candidata a legisladora y que es una gran fortaleza del FIT por su enorme carisma e inteligencia, no se tradujo en una tracción de votos sobre la candidatura a diputados nacionales. Es decir: se votó al Frente de Izquierda. A una opción política frente a las demás. Queda por analizar el eterno fenómeno que es Luis Zamora, que sin campaña ni asimilación a las luchas persiste en la ciudad de Buenos Aires como opción -aunque esto sea desmentido en el resto del país.

Tercero: la izquierda no es aún percibida como una opción. Frente a la "resaca" kirchnerista, casi la mitad de la población porteña votó por Lila Carrió, de Cambiemos/Vamos Juntos. En la Provincia, el ajustado pero decisivo margen del oficialismo a su favor esgrime una consolidación del gobierno para el ajuste. La izquierda es todavía una llama en escala pequeña por encender, flamigerar.

Sucede esto: la izquierda no señala promesas bondadosas. Invita a la resistencia al ajuste. Llama a movilizarse, llama a luchar. Espera una respuesta de los sectores populares que enfrente a los capitalistas. Nada de esto es lisonjero ni glamoroso, no ofrece globos ni cantitos de "vamos a volver". Enfrenta un escenario hacia el futuro.

Todavía no.

Pero aún un poco más.

La izquierda es ahora una opción única en su ámbito hacia octubre.