Un nuevo paradigma de inestabilidad

Ante este panorama mundial la pregunta es si Argentina, hoy tan obsesionada por la llegada de las inversiones extranjeras, está analizando y comprendiendo este fenómeno mundial

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El mundo asiste a un nuevo paradigma. En 1989, con la caída del muro de Berlín, la geopolítica reformulaba su geografía. Hasta allí las guerras siglo XX experimentaron formas hasta parir este hoy. Eran épocas en las cuales Nelson Mandela y Lech Walesa ganaban los premios Nobel de la Paz. Parecía que nos encaminábamos a la paz duradera, que íbamos a transitar otros problemas.

Pero, en paralelo, en esa misma época, el embrión de futuros terroristas se gestaba en vientres de madres francesas, inglesas, norteamericanas, alemanas, etcétera. Hoy como mundo occidental asistimos al resultado de aquella gestación: jóvenes con las nacionalidades antes citadas, munidos de cuchillos o con bombas adheridas a sus cuerpos o a medios de transportes, desafían e hieren mortalmente a los grandes ejércitos del mundo, hoy desconcertados. A propósito, esta próxima semana la Fundación Para la Democracia Internacional, que preside Guillermo Whpei, reunirá en Rosario a cinco premios Nobel de la Paz: Adolfo Pérez Esquivel, Rigoberta Menchú, Oscar Arias Sánchez, Shirin Ebadi, incluido aquel Lech Walesa sentando nuevas bases para la paz en el mundo.

Occidente derrotó al Imperio otomano hace siglos, pero no se preocupó por entender su cultura, su idioma, su religión. En el mejor de los casos procuró desde entonces fomentar el comercio. Creyó que matando a sus principales referentes los desarticulaba. Cuentan que antes de ser ejecutado Saddam Hussein manifestó que Occidente se iba a arrepentir de su muerte, porque él garantizaba el equilibrio regional. Se calcula que sólo en Inglaterra habría 20 mil personas sospechadas de su vinculación con ISIS. Uno de los atacantes del sábado a la noche en Londres ya había sido denunciado.

Europa se propone investigar a fundaciones financiadas por los islamitas revolucionarios. Ante este panorama mundial la pregunta es si Argentina, hoy tan obsesionada por la llegada de las inversiones extranjeras, está analizando y comprendiendo este fenómeno mundial.

Es interesante recordar lo que me dijo Pilar Rahola, experta en Medio Oriente, al consultarle en el 2006 sobre si el terrorismo islámico se inició en Buenos Aires: "Empezó en su faceta actual. El fenómeno integrista islámico empieza en Egipto en los años 20, se ha ido cuajando al albur de la Guerra Fría y se fue consolidando como un fenómeno ideológico, económico y logístico muy importante que tuvo su primer rebrote fundamental con la llegada de Khomeini al poder de Irán, después con la guerra de Afganistán, etcétera. De manera que la Guerra de Oriente Medio, entre Israel y el mundo árabe debe enmarcarse en muchos más parámetros de los que los enmarcamos normalmente, entre ellos, la aparición del fenómeno integrista. Pero Argentina fue sin ninguna dudas el laboratorio de pruebas. Y le salió bien. Lo digo con mucho dolor en el alma. Argentina no ha estado a su altura con el tema de AMIA, en absoluto. Ya que un país miembro de la ONU (Irán), que creó una teocracia fascista en su sociedad, que destruyó las libertades fundamentales, financió un atentado terrorista y lo perpetró en otro país miembro de la ONU (Argentina), mató a ciudadanos argentinos y se fue a casa tranquilo… y aún hoy está impune. Y esa capacidad de actuar en otro país y que no pase nada, no sabes tú hasta qué punto le dio impulso al fenómeno terrorista en el mundo".

La vertiginosidad de esta "guerra mundial a pedazos", como dijo Francisco, hace sentir como lejano el portazo al acuerdo de París sobre cambio climático que dio el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, la semana pasada. Me decía el ex canciller Dante Caputo: "Estamos ante cambios predecibles dada la personalidad de Trump", a quien califica de "caprichoso, inmaduro, ignorante y ni siquiera demagogo". Agrega: "Trump miente abiertamente y en sus manos está la potencia más importante del mundo. En Estados Unidos las Fuerzas Armadas tienen peso, pero no tanto como para contrarrestar la política de Trump". Siguió diciendo: "El mundo vive situaciones inestables. Increíblemente Alemania se va convirtiendo en el faro de la democracia internacional. Trump ha violado los valores fundamentales del mundo continental. La pregunta es: ¿Estados Unidos es la cabeza de Occidente? El retiro del acuerdo de París llevaría a analizar esta pregunta".

Ante la pregunta formulada, nuestro gobierno debería recoger el guante y ensayar una respuesta.

En Argentina la Justicia cruje por su falta de independencia; cuatro de los cinco integrantes de la Corte Suprema están siendo observados por el Legislativo. El Observatorio de la Deuda Social de la UCA ha reafirmado la estabilidad de la pobreza. Sigue padeciéndola el 30% de los argentinos. Impuestos y endeudamiento se mantienen en alza. Al igual que la inseguridad. Así como la mediocridad de quienes se ofrecen en este año electoral para ser la voz y parte de la solución de los problemas ciudadanos.