Para honrar a las víctimas del Holocausto, que el antisemitismo de hoy no nos sea indiferente

Entonces las naciones aliadas actuaron con indiferencia, hoy todos asumen como un deber no olvidar nunca más a las víctimas del Holocausto

Compartir
Compartir articulo

Hace 75 años, los aliados durante la Segunda Guerra Mundial pudieron bombardear los campos de concentración nazis. Nuevos documentos develados por la ONU revelan que conocían en 1942 la existencia de estos campos y los planes de los jerarcas nazis para exterminar a millones de judíos y otras víctimas. Sin embargo, no hicieron nada, y dos años después comenzaron los alemanes subordinados a los planes de Adolf Hitler a ejecutar de forma masiva, con todo el horror inimaginable, a los judíos. Seis millones de muertos. Una cifra de pavor, pero cada uno de ellos ha de representar una muesca imborrable en la memoria atemporal de la humanidad, para no olvidar nunca de lo que son capaces los peores monstruos de nuestra historia. Porque entonces las naciones aliadas actuaron con indiferencia, hoy todos asumen como un deber no olvidar nunca más a las víctimas del Holocausto. Tanto dolor y tanta muerte dejó el terrible genocidio, pero al menos hoy nos sabemos con el deber moral de honrar su legado para afrontar el futuro con dignidad. La lección para la historia puede resumirse en un mensaje que no debe dejarse de lado: la indiferencia no puede ser la respuesta.

Con este espíritu recuerdan en Israel cada Yom HaShoah, el Día del Recuerdo del Holocausto, que tiene lugar en el día 27 de Nisán del calendario hebreo, que en este año 2017 sucede entre los anocheceres del 23 y 24 de abril del calendario gregoriano. Es, como no podía ser de otra manera, una jornada de gran emoción y sentimiento para los israelíes. Cada año, por la mañana, suena una sirena en todo el país, todo el mundo deja lo que esté haciendo, incluso paran los automóviles en las carreteras, para recordar a los millones de judíos que fueron asesinados por los nazis.

En la actualidad, 75 años después de que comenzaran las deportaciones masivas, las confinaciones en guetos y los traslados a campos de exterminio, Israel es el hogar de todos los judíos. La realidad de este país es la mejor noticia, no sólo para conservar la memoria de las víctimas del Holocausto, sino para garantizar la supervivencia del pueblo judío en el futuro. Del terrible genocidio que sufrieron los judíos de toda Europa durante la Segunda Guerra Mundial pudieron recomponerse, unir sus voces y regresar con toda la legitimidad a la tierra de Israel, a la que están unidos por varios miles de años de historia. Y así están reconstruyendo la milenaria nación de Israel, hoy protegida por un joven Estado judío que se ha convertido en vanguardia de los derechos humanos en una región tan convulsa como es el Medio Oriente.

Días como el Yom HaShoah, la conmemoración de las víctimas del Holocausto, sirven para recordar al mundo entero que lo que encendió la mecha del genocidio fue el antisemitismo, y que ese ignominioso odio a los judíos persiste hoy en día en muchas y variadas formas. Pero lo deseable es que no se queden sólo en determinadas fechas en el calendario las alertas por el antisemitismo, y que se extiendan a todos los días del año. La supervivencia del pueblo judío nos va en ello.

No hay día en el que Irán, con su arsenal nuclear por bandera, no exhiba sus amenazas a Israel. No hay día en el que organizaciones terroristas yihadistas como Hezbollah o Hamas cesen de incitar a la destrucción de Israel. No hay día en el que desde la ONU se dejen de lado las arengas obsesivas contra Israel. Pero todo eso no es más que la punta del iceberg en un mundo en el que se repiten cada día ataques cotidianos contra judíos en el mundo, aquí mismo, entre nuestros vecinos, en países que creemos inmunes al antisemitismo, como Argentina, Estados Unidos o Francia. Por eso, por la dignidad humana y en memoria de los millones de víctimas, no podemos dejarnos llevar otra vez por la indiferencia.