El consumo que se va y el consumo que viene

La desaceleración de la inflación en el orden del 23% permitiría recuperar el poder adquisitivo del consumidor con paritarias superiores a esta pauta

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El año que se va estuvo de para males en una variable clave para la economía como lo es el consumo privado (gastos de familias y empresas) y el consumo público (salarios, jubilaciones y gastos corrientes) se lleva el 80% del PBI de Argentina. De acuerdo con la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), las ventas minoristas tuvieron una caída del orden del 7% en lo fue del año, con fuertes golpes en electrodomésticos y artículos de electrónica, que tuvieron un derrumbe de 14% interanual.

Como resultados de nuestras mediciones de Focus Market-Scanntech sobre relevamiento de 512 supermercados de cercanía en consumo masivo, la suerte no fue mejor, con un caída en el acumulado del año del 2,6%, donde alimentos subió apenas 0,1%, bebidas cayó 4,4%, cuidado personal, 3,8% y limpieza, 6 por ciento. En las fiestas las mejoras fueron evidentes, con un salto de ticket promedio de la primera quincena de diciembre de 147 pesos a 174 pesos en la segunda quincena, aunque en la facturación interanual tuvo un crecimiento del 26,2%, muy por debajo de la inflación anual promedio en consumo masivo del 36 por ciento.

Ni bien chocadas las copas para el brindis de las 0 horas, el nuevo año nos recibe con aumentos de las naftas del 8% que derivará en incrementos de los costos variables de los bienes y los servicios que circulan en el mercado interno. En el mes de febrero nos encontraremos con incrementos promedios del 37%, con temperaturas que aún no han generado gran cantidad de cortes de luz, lo que hizo digerible el servicio, aunque pesada la carga del pago de la factura. Por su parte, medicina prepaga incrementará, a su vez, un 6% a partir de la cuota de febrero.

Con este panorama de arranque del año, sin embargo, la situación parecería tener mejores augurios para el 2017. Ante una perspectiva de crecimiento del Producto Bruto Interno del orden del 3,5%, estimamos una recuperación del consumo en el mercado interno del 2,8 por ciento. Luego de los ajustes de tarifas del orden del 400%, donde el peso de los servicios pujó sobre el ingreso disponible de los argentinos para adquisición de bienes, en el año que comienza el peso será menor en la intensidad, pero aún tendrá incidencia en el gasto hogareño, ya que el ajuste sólo representa hasta ahora el 40% de los subsidios de tarifas, los cuales serán nuevamente actualizados en febrero, abril y octubre de 2017.

Los resultados del blanqueo, con un piso de 90 mil millones de dólares y un techo proyectado de 120 mil millones de dólares, permitirán realizar el retrasado hasta el momento pago histórico a los jubilados, lo que será un enorme caudal de ingresos excedentes para este sector que en un 80% será derivado hacia el consumo en el mercado interno. Recordemos que las sentencias a los jubilados no se pagan con la caja de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses), sino con los fondos obtenidos del blanqueo que si no hubiesen dependido de las partidas especiales que se aprueban en el presupuesto nacional.

Luego de una caída del poder adquisitivo del consumidor en un 8% en promedio, los sindicatos y los principales gremios plantean una recomposición salarial promedio en las paritarias 2017 del 2,5%, lo cual dinamizará la actividad minorista en sectores de consumo muy postergados en 2016 como bienes durables (electrodomésticos, electrónicos y muebles para el hogar).

La desaceleración de la inflación en el orden del 23% permitiría recuperar el poder adquisitivo del consumidor con paritarias superiores a esta pauta y, por otra parte, lograr una tasa de interés real positiva en el sistema financiero a los efectos de mejorar la variable del ahorro sumada a la baja de la tasa de interés para la inversión productiva, que quedará nuevamente a expensas de la recuperación del mercado interno.

La ley sancionada de impuesto a las ganancias permitirá un circulante que un 70% irá hacia el consumo en el mercado interno proyectado en 24.500 millones de pesos. Sin embargo, la actualización de las nuevas escalas se realizará recién en 2018, porque los acuerdos paritarios en muchos casos harán ingresar nuevamente a los trabajadores que quedaron exentos del ahora impuesto a los ingresos y generarán el salto de escalas a los que actualmente están en niveles más bajos.

Luego de un año de caída de la inversión de un 3,5% en 2016 y una disminución de la producción industrial pyme en el orden del 5%, se espera una recuperación de la variable en forma tenue dinamizada por una recuperación del PBI de nuestro mayor socio comercial Brasil, que luego de una caída del 3,5% tendrá un crecimiento esperado del uno por ciento. Por su parte, los socios comerciales con los que Argentina transa bienes y servicios tuvieron un crecimiento del 1,6% en 2016 y se espera una evolución del 2,3% en 2017.

El arribo del nuevo ministro de Hacienda Nicolás Dujovne abre otro enigma que nunca se cerró en el año que se fue: ¿llegarán las inversiones? La inversión y el consumo no son variables independientes. Lo que pasó en el anterior período de gobierno es que no se creía en su sostenibilidad, lo que pasa en el actual es que se duda sobre su crecimiento actual y futuro. Los empresarios primero evalúan la capacidad instalada de su industria y cuánto usará de cierto equipo de capital ligado a la producción antes de invertir en uno nuevo. La meta, en primer término, es hacer mover el actual. El consumo sostenible es más factible lograrlo bajo el crecimiento del ingreso real más que del ingreso monetario y eso sólo es viable incrementando el empleo. Sin embargo, si en el camino no se genera una reducción de la presión tributaria, una disminución fehaciente y creíble de la inflación y un descenso de la tasa de interés, es como si los pastos altos hicieran más dificultoso el recorrido. Una lenta y comprobable reducción del gasto público con mejora futura de la política fiscal son tan importantes como la tasa de interés, ya que permitirían una disminución real de los impuestos que soportan los privados para sostener lo público. En este sentido, el nuevo ministro no parecería ser de los que intentarán recortar no sólo el café, sino ir gradualmente solucionando los problemas de ingresos y egresos de la caja del bar, evaluando cuántas mesas llenas hay en relación con los bienes, los servicios y los mozos que paga para abrir el local.