Industria nacional, educación y Trump

Han caído fuertemente los trabajos en el sector manufacturero en Estados Unidos y difícilmente esos trabajos se puedan recuperar

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Dos artículos muy interesantes del Wall Street Journal (WSJ) nos permiten entender mejor lo que está pasando en Estados Unidos y claramente se traslada esta reflexión al resto del mundo.

Por un lado, se encuentra el desvanecimiento de lo que se conoce como el sueño americano. Un estudio llevado a cabo por economistas y sociólogos de las universidades de Stanford y California identificó que los ingresos de la gente de 30 años en comparación con aquellos de sus padres a la misma edad se han venido deteriorando y sólo el 50% de los jóvenes gana más de lo que ganaban sus padres a la misma edad.

En 1970, el 92% de los norteamericanos de 30 años ganaba más que sus padres cuando tenían 30 años. Sin embargo, en 2014, sólo el 51% de los jóvenes norteamericanos de 30 años ganaba más que sus padres a la misma edad.

Uno de los puntos claves del sueño americano es lo que se conoce como "movilidad social ascendente". Todos creen que con esfuerzo, de a poco, irá mejorando su situación económica y el techo de los padres será el piso de los hijos, pero esta situación se ha revertido en los últimos años; hay un estancamiento en el crecimiento económico de los hijos contra el de sus padres.

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Un segundo artículo muestra que han caído fuertemente los trabajos en el sector manufacturero en Estados Unidos y que difícilmente esos trabajos se puedan recuperar.

Según el WSJ los trabajos manufactureros han caído de un récord de 20 millones de empleos en 1979 hasta hoy, con un número de 12,3 millones de personas empleadas en fábricas en Estados Unidos. Según el mismo reporte, los empleos en la industria actual en Estados Unidos están al mismo nivel que el número de empleos en 1941. Por supuesto, con mayor población y un PBI muchísimo más grande que en 1941.

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El convencimiento es que las mejoras de productividad, automatización y el traslado de trabajos de mano de obra intensiva fuera de Estados Unidos, es decir, offshoring, han tenido un impacto directo sobre este fenómeno.

Pero el gran problema radica en que las industrias que en las últimas décadas han sido importantes generadoras de empleo han cambiado para siempre y lo que se espera es que no solamente esos empleos no se recuperen, sino que probablemente sigan desapareciendo, y lo que es peor aún, la remuneración de estos trabajos repetitivos y manuales será cada vez menor en términos relativos.

Cada vez más nos adentramos en una época donde el capital y el conocimiento van a ser los factores que serán mejor remunerados contra el trabajo físico y las actividades manuales y repetitivas, lo que pone a un gran número de la población mundial en riesgo, o lo que sería movilidad social descendente y la imposibilidad de financiar con el producido de su trabajo la educación y la mejora de sus hijos.

La frazada es corta en un mundo donde el trabajo industrial tiende a decrecer fuertemente y la posición proteccionista de Donald Trump para traer estos trabajos de vuelta a Estados Unidos podría impactar muy duro en los países que han basado su estrategia de crecimiento en producción industrial, aprovechando mano de obra barata y un tipo de cambio depreciado, generando desbalances comerciales por más de treinta años en dicho país.