¿Tasas en pesos o en dólares?

La llegada al poder del republicano significa, en términos económicos y financieros, una reorganización de las prioridades para nuestro país

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La victoria de Donald Trump ha sido un disparador para modificar ciertos fundamentos que definían los mercados financieros. Luego de casi un mes de la noticia de la llegada a la Casa Blanca, no sólo Argentina sino el mundo entero comienza a ver las consecuencias de un gobierno que promete ser muy diferente al que gobernó a Estados Unidos durante los últimos ocho años.

 

Nuevos fundamentals económicos y financieros para Argentina

Una de las mayores preocupaciones que se generan en un inversor en épocas de volatilidad es saber dónde alocar su capital a la espera de obtener el mayor rendimiento posible o evitar grandes pérdidas. Antes de la victoria de Trump, Argentina parecía encontrar una estabilidad financiera asociada a un tipo de cambio estable, un índice de inflación en descenso, un costo del financiamiento en baja debido a la mejora crediticia y tasas bajas dispuestas por la FED; además de un proceso de coordinación entre ambas administraciones que prometía inversiones en el corto y mediano plazo. Sin embargo, la llegada al poder del republicano significa, en términos económicos y financieros, una reorganización de dichas prioridades para nuestro país.

El efecto inmediato de su victoria se tradujo en un ajuste en precio de más del 10% en dólares para los bonos largos argentinos, ya sea Bonar2026 y 2028, Par, Discount y Bonar2046. Argentina volvió a superar el costo del 7% en dólares para financiarse a diez años, cuando algunas semanas antes el costo ascendía al seis por ciento. Este ajuste del mercado se debe principalmente a que la volatilidad convalida "fly to quality", es decir, los inversores prefieren realocar sus inversiones en activos de mayor calidad crediticia a la espera de nuevas señales que calmen los mercados.

La segunda razón se asocia a que un gobierno de Trump probablemente trabaje sobre una política fiscal expansiva, con mayor aumento de la deuda norteamericana, mayores subsidios corporativos, mayor expansión del gasto en infraestructura y, por ello, mayor inflación. Como contrapartida, la política monetaria probablemente será más restrictiva que en la época de Barack Obama, por ello, el mercado anticipa mayores subas de tasas de interés en Estados Unidos y, como consecuencia, nuestros activos argentinos sufren más dichas políticas.

Ante este nuevo escenario, ¿conviene seguir invirtiendo en Letras del Banco Central, esperando un dólar estable por el ingreso de divisas del sinceramiento fiscal y aprovechando el carry trade extraordinario que se dio los últimos meses? ¿O es mejor dolarizar las inversiones debido a las atractivas tasas que vuelve a pagar la renta fija argentina a la espera de un mayor fortalecimiento del dólar por las subas de tasas de la FED?

Lo seguro es que Argentina cambió sus fundamentos en el corto plazo. Aquellos que veían capitalizar sus inversiones al ritmo de un 2% mensual en dólares por la estabilidad cambiaria y las excelentes tasas en pesos deberían empezar a mirar ciertos activos dolarizados argentinos con tasas altas, asumiendo una cobertura ante mayor volatilidad cambiaria. El ajuste semanal de la tasa de referencia del Banco Central (BCRA) hacia la baja, el atraso cambiario, sumado a las dudas respecto a las proyecciones de inflación para el próximo año y el atractivo de ciertos bonos en dólares que superan nuevamente el 8% deberían generar al menos cierta inquietud a la hora de repensar las inversiones de cara al 2017.