Con Macri, el problema de las drogas pasó a ser una política de Estado

Por Roberto Moro

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El 30 de agosto fue un día histórico para la Argentina. Así lo entendemos los que trabajamos en el tema drogas. Ese día, el presidente Mauricio Macri anunció el plan Argentina sin Narcotráfico en Tecnópolis y lo hizo como cabeza del Poder Ejecutivo, acompañado por el titular de la Corte Suprema de Justicia, gobernadores provinciales y legisladores nacionales, propios y de la oposición, junto a representantes de la Iglesia y referentes de organizaciones sociales. Con el presidente Macri, el problema de las drogas dejó de ser un tema político para ser una política de Estado.

Esta iniciativa trabaja sobre la reducción de la oferta y la demanda de drogas y consiste en llevar adelante una serie de acciones que van desde medidas preventivas, el abordaje de las adicciones, la lucha frontal contra el narcotráfico y el blindaje de las fronteras. Este es el primer plan integral sobre la problemática que se hace en el país y la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar) no podía estar ausente.

Como ya anunció la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, el Estado nacional se encargará de capacitar a las fuerzas nacionales y provinciales, y protegerá la frontera para que no sea permeable a la entrada de los cargamentos de drogas. De esta manera, el Gobierno nacional avanzará en la radarización y realizará una importante inversión en equipos y material tecnológico para las fuerzas de seguridad.

Por otro lado, desde la Sedronar estamos dedicados a la prevención y la asistencia de las adicciones. Abordamos esta problemática en el territorio, hacemos eje en la persona, desde una perspectiva de derechos humanos. En ese sentido, estamos tratando de cambiar el paradigma al poner el acento en la persona como un sujeto de derecho con la posibilidad de contar con un espacio terapéutico antes de estar en cárceles.

Para los narcos, todo el peso de la ley y de la ley más dura; para las personas con consumo problemático de drogas y alcohol, la posibilidad de un servicio terapéutico donde puedan recibir un tratamiento adecuado para su rehabilitación.

Cuando asumimos la responsabilidad de conducir la Sedronar, en diciembre pasado, nos encontramos frente a una tarea que no tiene soluciones instantáneas, pero fuimos dando un paso atrás de otro.

En primer lugar, fortalecimos y jerarquizamos el Observatorio Argentino de Drogas (OAD) con el objetivo de obtener información y datos válidos, no sólo para que, mediante encuestas, estudios y ventanas epidemiológicas, nos permita hacer efectivas y eficaces las políticas públicas sobre drogas, sino también para, posteriormente, medir los resultados de sus aplicaciones.

En octubre, el OAD de la Sedronar comenzará un estudio nacional sobre la población de 12 a 65 años con el fin de conocer la magnitud y las características del consumo de sustancias psicoactivas en el país, el cual no se hace desde 2011 y que permite analizar la tendencia no sólo del consumo, sino de los factores de riesgo y protección asociados, la demanda potencial de tratamiento y los indicadores de impacto perjudicial en la población, tanto en la salud, en el trabajo como en el ámbito familiar.

En otra línea de acción, a principios de este año, relanzamos el Consejo Federal de Drogas (Cofedro), que durante el último período de la gestión anterior había dejado de funcionar. Este espacio congrega a referentes y autoridades en materia de drogas de todas las provincias con el objetivo de abordar la problemática a nivel federal de manera integral y teniendo en cuenta las especificidades de cada región. Al día de hoy, nos hemos reunido en tres oportunidades, sin contar la realización de una asamblea extraordinaria y prevemos reunirnos al menos en dos ocasiones más.

El resultado de estos encuentros fue la elaboración y la presentación del Plan Nacional de Drogas, que fue consensuado con las provincias. A partir de este plan tenemos como objetivo revertir la pirámide asistencial-preventiva. Hoy, la Sedronar destina el 80% de su presupuesto en asistencia de las adicciones y casi nada en prevención. Es decir, estamos llegando siempre después de ocasionado el problema, sin pensar en tratar de evitarlo.

Yo pretendo que durante mi gestión podamos revertir esa pirámide y así invertir mucho más en los distintos programas preventivos, ya que cuanto más invirtamos en prevención, menos deberemos destinar a la asistencia y la reinserción laboral. Por eso, estamos pensando la prevención a partir de los diferentes ámbitos y contextos, articulando con organismos gubernamentales, instituciones civiles y organizaciones sociales el abordaje del consumo problemático de drogas y alcohol en el territorio.

Sabemos que el camino no es fácil, porque esta problemática es compleja y la solución no va a llegar de un día para otro; sin embargo, sí creemos que la mejor respuesta es la que podamos construir con el compromiso y la participación de toda la ciudadana.

 

El autor es secretario de la Sedronar.