
Hace décadas, incluso podría hablarse de siglos, los padres solían asignar el nombre de pila a sus hijos acorde a la festividad de los santos de ese día, incluso entre católicos y ortodoxos aún se conserva la costumbre de felicitar a las personas en el día de su santo. No en vano en las famosas “Mañanitas” hay una estrofa que dice: “Hoy por ser día de tu santo te las cantamos aquí…”.
:quality(85)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/infobae/B4T62KGDSNADRIIB7XDUM5I3QM.jpg)
El onomástico hace alusión día en que se festeja algún santo, aunque es común que mucha gente lo use como sinónimo de cumpleaños, lo cual es erróneo, pues al hablar de él sólo se alude al listado de los nombres del santoral.
Como todos los días del año, hoy también se conmemora a las mujeres y hombres que destacaron por tener conexiones especiales con las divinidades, que hicieron buenas acciones por el prójimo y que tenían una elevada ética y moral, motivos que los llevaron a ser canonizados o beatificados y formar parte del santoral.
Este es el santoral del martes 6 de junio.
Celebración del día: San Marcelino Champagnat
Marcelino José Benito Champagnat, Nació en 1789 cerca de Lyon, Francia. Su padre que llegó a ser alcalde del pueblo, por defender y favorecer la religión tuvo que sufrir mucho durante la revolución francesa.
Su madre era sumamente devota de la Virgen Santísima y le infundió una gran devoción mariana a Marcelino, desde muy pequeño y le consagró su hijo a la Madre de Dios. Una tía muy piadosa le leía Vidas de Santos y estas lecturas lo fueron entusiasmando por la vida de apostolado. La lectura de las Vidas de Santos entusiasma mucho por la virtud.
Creció sin asistir a la escuela, pero las lecturas caseras lo fueron formando en un fuerte amor por la religión. Desde muy niño demostró mucha capacidad para aprender la albañilería y la practicó en su niñez y después este oficio le va a ser muy útil en sus fundaciones. También era ágil para el negocio. Compraba corderitos, los engordaba y luego los vendía y así fue haciendo sus ahorros, con los cuales más tarde ayudará a costearse sus estudios.
Terminada la revolución francesa, el Cardenal Fresh (tío de Napoleón) se propuso conseguir vocaciones para el sacerdocio y fundó varios seminarios. Cerca del pueblo de Marcelino abrieron un seminario mayor y un sacerdote visitador llegó a la casa de los Champagnat a visitar a alguno de los jóvenes a ingresar en el nuevo seminario. A Marcelino le entusiasmó la idea, pero su padre y su tío decían que él no servía para los estudios sino para los oficios manuales. Sin embargo el joven insistió y le permitieron entrar en el seminario.
Como lo habían anunciado el padre y el tío, los estudios le resultaron sumamente difíciles y estuvo a punto de ser echado del seminario por sus bajas notas en los exámenes. Pero su buena conducta y el hacerse repetir las clases por unos buenos amigos, le permitieron poder seguir estudiando para el sacerdocio.
En el seminario tenía otro compañero que, como él, tenía menos memoria y menos aptitud para los estudios que los demás, pero los dos sobresalían en piedad y en buena conducta y esto les iba a ser inmensamente útil en la vida. El compañero se llamaba Juan María Vianey , que después fue el Santo Cura de Ars, famoso en todo el mundo.
Poco antes de recibir la ordenación sacerdotal, él y otros 12 compañeros hicieron el propósito de fundar una Comunidad religiosa que propagara la devoción a la Santísima Virgen y fueron en peregrinación a un santuario mariano a encomendar esta gracia. Marcelino logrará cumplir este buen deseo de sus compañeros.
En 1816 fue ordenado sacerdote y lo nombraron como coadjuntor o vicario de un sacerdote anciano en un pueblecito donde los hombres pasaban sus ratos libres en las cantinas tomando licor y la juventud en bailaderos nada santos y la ignorancia religiosa era sumamente grande.
Marcelino se dedicó con toda su alma a tratar de acabar con las borracheras y los bailaderos y a procurar instruir a sus fieles lo mejor posible en la religión. Como tenía una especial cualidad para atraer a la juventud, pronto se vio rodeado de muchos jóvenes que deseaban ser instruidos en la religión. Y hasta tal punto les gustaba su clase de catequesis, que antes de que abrieran la iglesia a las seis de la mañana, ya estaban allí esperando en la puerta para entrar a escucharle.
Marcelino era todavía muy joven, apenas tenía 27 años y ya resultó fundando una nueva comunidad. Era de elevada estatura, robusto, de carácter enérgico y amable a la vez. Alto en su aspecto físico y gigante en la virtud. Le había consagrado su sacerdocio a la Virgen María y en una de sus visitas al Santuario Mariano de la Fourviere, recibió la inspiración de dedicarse a fundar una congregación religiosa dedicada a enseñar catecismo a los niños y a propagar la devoción a Nuestra Señora. Eso sucedió en 1816 y una placa allá en dicho santuario recuerda este importante acontecimiento.
Lo que movió inmediatamente a Marcelino a fundar la Comunidad de Hermanos Maristas fue el que al visitar a un joven enfermo se dio cuenta de que aquel pobre muchacho ignoraba totalmente la religión. Se puso a pensar que en ese mismo estado debían estar miles y miles de jóvenes, por falta de maestros que les enseñaran el catecismo. Lo preparó a bien morir y se propuso buscar compañeros que le ayudaran a instruir cristianamente a la juventud.
El 2 de enero de 1817 empezó la nueva comunidad de Hermanos Maristas en una casita que era una verdadera Cueva de Belén por su pobreza. Sus jóvenes compañeros se dedicaban a estudiar religión y a cultivar un campo para conseguir su subsistencia. El santo los formaba rígidamente en pobreza, castidad y obediencia, para que luego fueran verdaderamente apóstoles.
Pronto empezaron a llegar peticiones de maestros de religión para parroquias y más parroquias. Marcelino enviaba a los que ya tenía mejor preparados y la casa se le volvía a llenar de aspirantes. Siempre tenía más peticiones de parroquias para enviarles hermanos catequistas, que jóvenes ya preparados para ser enviados. Y como su casa se llenó hasta el extremo, él mismo se dedicó ayudado por sus novicios y aprovechando sus conocimientos de albañilería, a ensanchar el edificio.
Ante todo, las labores de sus religiosos estaban todas dirigidas a hacer conocer y amar más a Dios y a nuestra religión. El método empleado era el de la más exquisita caridad con todos. Marcelino no podía olvidar cómo una vez un profesor puso en público un sobrenombre humillante a un alumno y entonces los compañeros de ese pobre muchacho empezaron a humillarlo hasta desesperarlo. Por eso prohibió rotundamente todo trato humillante para con los alumnos. Quitó los castigos físicos y deprimentes. Le dio mucha importancia al canto como medio de hacer más alegre y más eficaz la catequesis. Fue precursor de la escuela activa, en la cual los alumnos participan positivamente en las clases. Cada religioso debía dedicar una hora por día a prepararse en catequesis y en pedagogía para saber enseñar lo mejor posible.
La quinta esencia de la pedagogía de San Marcelino era su gran devoción a la Virgen Santísima. Repetía a sus religiosos: Todo en honor de Jesús, pero por medio de María. Todo por María, para llevar hacia Jesús
. Y les decía: Nuestra Comunidad pertenece por completo a Nuestra Señora la Madre de Dios. Nuestras actividades deben estar dirigidas a hacerla amar, estimar y glorificar. Inculquemos su devoción a nuestros jóvenes y así los llevaremos más fácilmente hacia Jesucristo
.
Marcelino murió muy joven, apenas de 51 años el 6 de junio de 1840. Los últimos años había sufrido de una gastritis aguda y un cáncer al estómago le ocasionó la muerte. Al morir dejaba 40 casas de Hermanos Maristas.
Entrega su alma a Dios por medio de María en un sábado, 6 de junio de 1840, cuando los Hermanos estaban cantando la alabanza mariana de la Salve como inicio de la jornada, práctica que él había introducido como escudo contra todos los disturbios políticos y sociales que en la Francia convulsionada de su tiempo tuvieron él y los Hermanos que soportar.
El 29 de mayo de 1955 es beatificado por el Papa Pío XII luego del reconocimiento de 2 milagros: la curación de un cáncer terminal obrado a favor de una señora en los Estados Unidos de América y la de una meningitis mortal a favor de un joven de Madagascar. El 3 de julio de 1998 el Papa Juan Pablo II firma el decreto en donde reconoce el 3er. milagro, la curación súbita de una enfermedad terminal, la histoplasmosis, a favor de un Hermano Marista del Uruguay. Podemos, pues, invocarlo ya como San Marcelino Champagnat. Marcelino Champagnat fue proclamado santo por el Papa Juan Pablo II el 18 de abril de 1999.
(Enviado por Alan Saldaña)
Junto a este personaje hay otros santos y mártires a los que también se les celebra este martes 6 de junio como los siguientes:
San Alejandro de Fiésole
San Besarión
San Ceracio
San Claudio de Condat
San Colman
San Eustorgio II
San Gilberto abad
San Hilarión de Constantinopla
San Jarlato de Irlanda
San Norberto de Magdeburgo
San Rafael Guizar y Valencia
Beato Bertrando de Udine
Beato Falcón de Cava
Beato Lorenzo de Villamagna de Másculis
El origen de los santos

La iglesia católica y ortodoxa utiliza la canonización para declarar como santo a una persona ya fallecida que durante su vida hizo sacrificios o estuvo relacionada a un evento divino a favor de la iglesia.
Esto implica incluir el nombre de la persona en el canon (lista de santos reconocidos) y se concede el permiso de la iglesia católica de venerarla, reconociendo su poder ante Dios.
Durante el Cristianismo, las personas eran reconocidas como santas sin necesidad de un proceso formal; sin embargo, ello cambió en la Edad Media. En el caso del catolicismo, la Iglesia debe hacer una investigación exhaustiva de la vida de la persona a santificar.
Para la iglesia católica existen cuatro formas de lograr el nombramiento: la vía de las virtudes heroicas; la vía del martirio; la de las causas excepcionales, confirmadas por un culto antiguo y fuentes escritas; y la del ofrecimiento de la vida.
Además, se considera si la persona vivió las virtudes cristianas en un grado heroico o si sufrió martirio a causa de su fe, asimismo, es requisito indispensable que haya hecho al menos dos milagros (o uno en el caso de ser mártir).
La iglesia católica en el mundo

El catolicismo es una de las religiones que más se practican en el mundo. Los datos más recientes del Vaticano -particularmente de su Anuario Estadístico Eclesial- señalan que hay más de mil 360 millones de católicos en el orbe.
El continente americano es donde más católicos prevalecen, con casi la mitad de los registrados por el Vaticano, siendo más de una cuarta parte ubicados en Sudamérica.
En los últimos años, el Vaticano ha dado cuenta que la presencia de católicos ha aumentado de forma importante en dos continentes: Asia -particularmente el Medio Oriente- y África.
En contraste, los religiosos en Europa han ido a la baja, mientras que en Oceanía se han mantenido estables.
SEGUIR LEYENDO:
Últimas Noticias
Alex Caniggia se emocionó al hablar con Melody Luz desde Gran Hermano España: “No veo la hora de abrazarlas”
:quality(85)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/infobae/XIYZIPK52BBTTOXSUEETO6W2CE.jpg)
Eslovaquia acusó a Rusia de interferir en las elecciones ganadas por un populista que desea poner fin a la ayuda militar a Ucrania
:quality(85)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/infobae/BBWWZX4NPRDCG4NSYO3RE6EFCQ.jpg)
Persecución en Nicaragua: el régimen de Daniel Ortega arrestó a otros tres sacerdotes
:quality(85)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/infobae/FSJDLYSL2AA43K6KBUMZ45KTEE.jpg)
La profunda reflexión de Romina Gaetani: “Cuesta deconstruirnos, pero vamos en ese camino”
:quality(85)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/infobae/6G7VVBGQ3ZD5DDHWY2NASS7JXY.jpg)