Volatilidad y salud mental: impacto en trabajadores logísticos y de comercio exterior

Connie Ansaldi, fundadora y CEO de la plataforma de bienestar que está cambiando Latinoamérica, desarrolla cómo el estrés y la incertidumbre pueden afectar, si no son gestionados, tanto la salud como el rendimiento de los profesionales de las cadenas de suministro

Guardar
Connie Ansaldi es fundadora y
Connie Ansaldi es fundadora y CEO de la plataforma de bienestar que está cambiando Latinoamérica (Foto: Movant Connection)

“Hay que aprender a adaptarse, abrazar la curiosidad y mantenerse en movimiento”, comenta Connie. Para ella, el bienestar emocional es un factor que atraviesa todas las verticales de nuestra vida, incluso la laboral. Mantener un seguimiento y procurar estabilidad en la salud mental de los trabajadores es clave para los desafíos presentes y por venir de un mundo en transformación.

¿Cómo podemos mejorar el cuidado de nuestra salud mental en el entorno laboral?

La base es brindar asistencia y soporte en bienestar emocional, abordando temas como ansiedad y síndrome del impostor hasta “burnout”. Ya no nos podemos dar el lujo de separar a la persona del trabajo. Antes se decía “tus problemas personales quedan fuera de la oficina”, pero hoy sabemos que el estado emocional afecta la salud física y la performance. Cuanto más exigente es el entorno, mayor es el impacto. El objetivo es ofrecer soluciones para que las personas puedan sostener su rendimiento sin descuidar su salud mental.

Para alcanzar esto, se puede operar en cuatro verticales. Primero, medir y auditar el bienestar emocional de las compañías. Luego, capacitar al personal en gestión de conflictos, productividad, conversaciones difíciles y propósito Ikigai. El ciclo sigue con la implementación de inteligencia artificial y telemedicina con médicos humanos. Y para concluir, se analiza la información para dar herramientas de mejora continua. En síntesis, se trata de generar impacto real en la salud mental de los trabajadores.

¿Qué identificás, a nivel bienestar, en perfiles relacionados al comercio exterior?

Trabajo con clientes en comercio exterior y sé lo que les demanda estar a tiempo. Todo depende de variables que deben sincronizarse perfectamente: un contenedor que llega de Asia, su autorización en aduana, el traslado al centro de distribución y la entrega final. Trabajan a contrarreloj y se relacionan con colaboradores que tienen diferentes husos horarios, lo que genera un altos niveles de estrés.

Además, los cambios en el contexto internacional, como los precios del transporte durante la pandemia, afectaron enormemente su trabajo. La incertidumbre impacta directamente en su bienestar emocional.

Hablás de una pandemia emocional. ¿A qué te referís con esto?

El World Economic Forum en Davos ya está centrado en salud mental, considerando que la próxima gran crisis global estará centrada en esta problemática. Hoy, una de cada cuatro personas en el mundo se siente sola, y eso tiene un impacto real. La inteligencia artificial (IA) puede brindar cierto acompañamiento, pero también puede generar mayor aislamiento. Como en la película “Her”, la soledad real comienza cuando se apaga la conexión con la IA. Me gusta decir que lo que el cerebro cree, crea, y que aquello que el cerebro crea, cree. Y la tecnología puede afectar profundamente la percepción de la realidad emocional.

"Hoy, una de cada cuatro
"Hoy, una de cada cuatro personas en el mundo se siente sola", informa Connie (Foto: Shutterstock)

¿Cuál creés que es la causa de esa soledad?

Depende de la geografía y la cultura propia de cada país. En Estados Unidos, por ejemplo, la hipercompetitividad y el “sueño americano” generan un sentido de fracaso en quienes no alcanzan ese ideal. En Argentina, por otro lado, la incertidumbre es constante: cada día nos despertamos con leyes, precios y reglas diferentes. Esto nos ha dado un coeficiente de resiliencia altísimo, pero también una ansiedad permanente.

La llegada de internet también es un factor importante en el sentimiento de soledad. Esta tecnología transformó la forma en que nos relacionamos, porque nos acerca a quienes están lejos, pero a veces nos aleja de quienes están cerca.

¿Cuál es el panorama ante tanto cambio tecnológico?

Hay mucha ansiedad generalizada en relación a este tema, pero también hay que ponerlo en contexto. El progreso es parte de la naturaleza humana, desde que descubrimos el fuego hasta la IA. La cuestión no es si es bueno o malo, sino quién lo usa y para qué. La inteligencia artificial no va a reemplazar trabajos, sino que quienes la usen reemplazarán a quienes no la adopten. Lo mismo pasó con internet y con el e-mail. Nadie sigue enviando faxes, todos mutamos en ese sentido.

En tu experiencia personal, ¿es fácil mutar o adaptarse a estos cambios?

No sé si todos son “mutantes”. Yo sí me considero una persona “mutante”. Mutar implica estar dispuesto a reinventarse, no desde cero —porque nadie empieza de cero salvo un bebé—, sino desde la experiencia adquirida. Me considero una mutante porque he cambiado y comenzado muchas cosas nuevas. Ser emprendedora tiene que ver con eso: soy adicta a los comienzos y a la esperanza. Siempre creo que se pueden hacer las cosas mejor.

Muchas personas son reacias al cambio y encuentran confort en la repetición y la estructura ¿Qué les recomendarías?

El cerebro no quiere gastar energía, por eso busca mantener una estructura fija y automatizar. Pero hay cuatro reglas clave para mantenerse activo y actualizado: primero, no decir “esto no es para mí”; segundo, ser curiosos; tercero, aprender algo nuevo todos los días; y cuarto, vincularse con personas distintas.

Y para poder estar abiertos al cambio es importante recordar que no podemos absorber todo el conocimiento de golpe, pero un poco cada día, al final del año, suma un gran cambio. Es como entrenar para una maratón: no corrés 40 km el primer día, pero con práctica lo lográs. Lo importante es decidir si queremos ser protagonistas o solo testigos del cambio.

¿Cuál es el mensaje que te gustaría dejar?

No podemos evitar la transformación. El cambio es inevitable, pero podemos elegir nuestro rol en él. La inteligencia artificial, la globalización y la automatización no son amenazas, sino oportunidades. Hay que aprender a adaptarse, abrazar la curiosidad y mantenerse en movimiento. Uno es más que cero. Con cada acción que tomamos, marcamos una diferencia. Eso es lo que me motiva y lo que espero que inspire a otros también.