Los zorros árticos parecen tan peligrosamente obesos que cuesta reconocerlos. Densos rollos de piel cubren sus cuerpos como si fueran mantas pesadas, lo que dificulta su movimiento. Sus colas son inusualmente gruesas, y sus caras están aplastadas entre pliegues de grasa. Un periodista sueco los llamó "monsterravar", que se traduce como "zorros monstruos".
Según Oikeutta Eläimille, un grupo finlandés de bienestar animal, los granjeros de pieles en Finlandia están criando deliberadamente estos zorros para poder obtener más piel y por tanto más beneficio de estos pobres animales. ¿Por qué? De esta manera los agricultores ganan más dinero por la piel de los zorros.
Hay más de 900 granjas de pieles en Finlandia, de acuerdo con Kristo Muurimaa, jefe de comunicación de la organización animalista, y es una práctica común para los granjeros de zorros de raza tener rollos de piel adicionales. Él basa esta suposición en el hecho de que las casas de subastas finlandesas suelen vender pieles grandes que coinciden con las dimensiones de estos llamados zorros monstruos.
Estos animales pagan un precio enorme por su piel, sus rollos de piel adicionales llevan a muchos problemas de salud que les hacen sufrir más de lo que ya sufren. El exceso de grasa con el que cargan incluso en la cara y la cola no sólo les dificulta moverse, sino también ver. "La cría de animales que causa dolor y sufrimiento está realmente prohibida por la Ley de Bienestar Animal de Finlandia, pero esta práctica aún no ha sido detenida", según explica Kristo Muurimaa.
Cuando los zorros como estos son criados por su piel, por lo general son sacrificados cuando tienen menos de un año de edad. Pero seleccionan algunos para utilizarlos para fines de cría y se mantienen vivos más tiempo. Cuando los zorros son finalmente asesinados, pasan por una tremenda cantidad de dolor y sufrimiento. Los granjeros a menudo los matan a través de la electrocución mediante la inserción de pinzas eléctricas. Los crueles granjeros prefieren este método porque es barato y no daña la piel, según la declaración del representante del organismo que brega por los derechos animales.