Como si de una película se tratara, esta escena de la vida salvaje se volvió, al menos para los ocupantes del auto, un momento de terror. Los protagonistas (humanos) de la historia fueron el fotógrafo y el guía de
la empresa Grand Ruaha Safaris Peter Heistein, su hijastro, Britton Hayes, y la madre de este, Elisa Jaffe.
Durante su recorrido, en una parada para avistar a los animales, tres guepardos que estaban descansando en la zona se acercaron. Uno de ellos, más curioso que amenazante, entró por la ventana del todoterreno, dejando helados a sus ocupantes. Previamente, les habían avisado que, ante un caso así, era menester mantener la calma y no mantener contacto visual con los animales.
El guepardo, tras entrar, husmear asientos, el hombro de Hayes y la parte trasera del auto, se marchó de una manera natural. El joven, sin establecer contacto visual con el animal, cumplió al pie de la letra los consejos del experimentado guía Alex Mnyangabe, que le había explicado a Hayes cómo actuar en caso de toparse con estos animales.
"Después de una breve exploración, se movieron y continuaron su camino. Fue una experiencia increíble que nunca olvidaremos", explicó Elisa Jaffe en las redes sociales.