Así es como el CJNG trafica fentanilo a tres continentes, según Ricardo Ravelo

El Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), bajo el liderazgo de Nemesio Oseguera Cervantes, alias El Mencho, ha desarrollado una red criminal que opera en múltiples continentes y utiliza tecnologías y métodos de transporte sofisticados para traficar fentanilo y otras drogas, con el objetivo de dominar el narcotráfico a nivel mundial.

El grupo criminal de las cuatro letras se ha convertido en una de las organizaciones criminales más poderosas, compitiendo directamente con el Cártel de Sinaloa dentro y fuera de México.

Este avance, según señala el periodista Ricardo Ravelo, se debe en parte al control que mantiene sobre puertos y aduanas estratégicas en al menos tres continentes además de América, donde está su base operativa: Europa, África y Asia.

Según expone el periodista en su columna para Sin Embargo, uno de los aspectos más destacados de la operación del CJNG es el uso de submarinos semisumergibles, construidos en astilleros improvisados en Colombia, para transportar cargamentos de drogas.

Al citar a fuentes de la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), estos submarinos tienen capacidad para mover hasta tres toneladas de droga en cada viaje y gracias a su diseño y tecnología logran eludir con frecuencia la detección de las autoridades marítimas.

Además de los submarinos, el CJNG utiliza buques cargueros para mover precursores químicos necesarios para la fabricación de drogas sintéticas, como el fentanilo. Una vez en México, las drogas son procesadas y distribuidas en mercados locales e internacionales. Para financiar estas actividades y proteger sus ganancias, el CJNG emplea estructuras empresariales aparentemente legales, como exportadoras y negocios inmobiliarios, que funcionan como fachadas para lavar dinero.

Ravelo explica que la expansión del CJNG ha sido posible gracias también al establecimiento de alianzas con grupos locales y funcionarios corruptos en cada región.

Según documentos de la DEA citados por el periodista, el CJNG controla una de las infraestructuras de tráfico de drogas más amplias del mundo, lo que le permite enviar cargamentos de fentanilo, metanfetaminas y cocaína a mercados tan lejanos como Europa y Asia, donde ha logrado construir una red de contactos que incluye desde proveedores de químicos hasta distribuidores.

El autor del libro “Los Zetas: la franquicia criminal”, señala que una de las claves del éxito del CJNG ha sido su alianza con el Cártel de Los Cuinis, liderado por Abigael González Valencia, cuñado de El Mencho. Según la DEA, esta alianza no solo fortaleció la capacidad operativa del CJNG, sino que también le permitió acceder a recursos económicos y rutas de tráfico global.

González Valencia jugó un papel clave al traer a México a guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) para entrenar a sicarios del CJNG en tácticas militares, fabricación de explosivos y otras técnicas avanzadas. Este entrenamiento, que se llevó a cabo entre 2010 y 2012, fue confirmado por el narcotraficante Óscar Nava Valencia, alias El Lobo, durante su declaración ante autoridades estadounidenses en 2009.

“Los Cuinis son los dueños casi absolutos del mercado europeo y asiático de las drogas –dice el diagnóstico de la DEA– que detectó la alianza de este cártel con la organización encabezada por Nemesio Oseguera, de ahí que éste último haya alcanzado tanto control y poder dentro y fuera de México”, explica Ravelo en su texto.

En su testimonio ante autoridades estadounidenses, El Lobo, un exlíder del Cártel del Milenio, reveló que el cártel diversificó sus métodos de transporte para el tráfico de drogas usando también lanchas rápidas y aviones para mover cargamentos de drogas desde Sudamérica hacia México y Estados Unidos. Estas rutas, señaló en su momento, son altamente sofisticadas y suelen incluir escalas en países de Centroamérica para eludir la detección de las autoridades.

En cuanto al financiamiento de estas actividades, El Lobo explicó que el CJNG emplea estructuras empresariales aparentemente legales, como exportadoras y negocios inmobiliarios, que funcionan como fachadas para lavar dinero y encubrir sus actividades ilícitas.