INAH descubrió zona residencial tolteca en Tula

En las habitaciones fueron encontrados entierros humanos y diversos vestigios

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En la zona residencial tolteca encontraron entierros humanos y diversos vestigios  (Foto: INAH)
En la zona residencial tolteca encontraron entierros humanos y diversos vestigios (Foto: INAH)

Expertos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) anunció el hallazgo de los restos de una unidad residencial tolteca en la colonia El Salitre en Tula, Hidalgo. El origen de los vestigios se ubica entre los años 900 y 1150 d.C.

La construcción prehispánica se caracteriza por corresponder a tres etapas constructivas distintas: tolteca, azteca y colonial temprana.

Entre los vestigios encontraron habitaciones cuadradas y rectangulares, pisos, pasillos, áreas abiertas, rellenos constructivos, apisonados, muros y basureros, detalló el arqueólogo Luis Manuel Gamboa Cabezas.

Al interior de las habitaciones correspondientes a la primera etapa fueron encontrados entierros humanos, ollas, cuencos, cajetes trípodes, vasijas núcleos de obsidiana, navajillas prismáticas del mismo material, figurillas antropomorfas y zoomorfas. También había instrumentos de hueso: agujas, punzones, raspadores, o fogones, malacates e instrumentos musicales, entre ellos un aerófono fabricado con restos óseos humanos.

Los restos corresponden también a una etapa constructiva azteca y colonial temprana (Foto: INAH)
Los restos corresponden también a una etapa constructiva azteca y colonial temprana (Foto: INAH)

Los restos que corresponden a la segunda etapa cubren la parte norte de la unidad habitacional tolteca. De estos vestigios resaltan los sistemas de desagües y pisos para tapancos, así como el uso de basalto careado y piedra bola en los muros.

Además, los arqueólogos localizaron entierros humanos con ofrendas de cerámica, figurillas e instrumentos de trabajo.

Pero sin duda la cerámica pintada en negro sobre rojo, los incensarios calados con cabeza de serpiente, las jarras policromas y los restos de vasijas salineras hallados en el sitio fueron los más reveladores en cuanto al modo de vida de sus habitantes ya que son indicios de que interactuaron con la parte oriente de la Cuenca de México, Cholula y Tlatelolco.

Los vestigios de la última etapa constructiva estaban superpuestos a los de la época azteca. Había cerámica mayólica azul sobre blanco, lebrillos vidriados de color verde, porcelana china, metales y huesos de animales de las primeras especies que llegaron a la región: ganado vacuno, caprino, porcino y probablemente equino.

El sitio está ubicado al sureste del recinto ceremonial de Tula Grande o Tollan-Xicocotitlan (Foto: INAH)
El sitio está ubicado al sureste del recinto ceremonial de Tula Grande o Tollan-Xicocotitlan (Foto: INAH)

La construcción prehispánica fue encontrada como parte de un proyecto encabezado por los arqueólogos Luz María Roldán Olmos, Luis Manuel Gamboa Cabezas, Husein Alfonso Amador Palacios, Martha García Sánchez y Carlos Alberto Simón Pérez.

Para llegar a la unidad habitacional fue necesario la apertura de 20 pozos de sondeo en puntos estratégicos del predio, ubicado al sureste del recinto ceremonial de Tula Grande o Tollan-Xicocotitlan.

Los toltecas en Tula

Los toltecas fueron el primer pueblo prehispánico en establecerse en la zona centro del México antiguo, de ahí la importancia del sitio arqueológico de Tula, llamado también Tollan-Xicocotitlan.

Esta zona arqueológica fue sede de la cultura tolteca en Tula, conserva edificios públicos, plazas, calzadas y abundantes esculturas y bajorrelieves policromados. En su momento fue comparada con el Palacio del Señor de la Aurora (Tlahuizcalpantecuhtli) y la Pirámide de las Mil Columnas de Chichén Itzá.

Los atlantes de Tula son lo más representativo de la cultura tolteca (Foto: INAH)
Los atlantes de Tula son lo más representativo de la cultura tolteca (Foto: INAH)

El punto más llamativo es la pirámide de Tlauizcalpantecutli, en la que se encuentran columnas, pilastras y colosales atlantes. Estos últimos son representaciones de guerreros sosteniendo lanza dardos en la mano derecha y flechas en la otra, con pectoral en forma de mariposa en el pecho, ataviados con falderín con gran cinturón.

También destaca el Palacio Quemado, una construcción de tres salas rodeadas de columnas, banquetas y altares con decoración en bajorrelieves y vestigios de pintura mural.

El origen de la ciudad se remota al año 1000. En la reseña del INAH sobre Tula se detalla que: “Diversos estudios sobre la extensión y estructura interna de esta imponente ciudad permitieron establecer que el asentamiento original se remonta al siglo VII en el área conocida como Tula Chico, que abarca una superficie de aproximadamente 3 km2, siguiendo el cauce del río Tula. Posterior a este establecimiento surge en el siglo X lo que se conoce como Tula Grande”.