El golpe fue duro. Las lágrimas de los protagonistas representaron la desilusión que sufrieron los albicelestes. A pesar del esfuerzo y sacrificio, los jugadores no pudieron con Brasil y se despidieron de Río de Janeiro sin cumplir el sueño del podio. "Más allá de la tristeza, sabemos que nos vamos fortalecidos por la unión que se formó en el grupo. Estábamos convencidos de que podíamos haber llegado más lejos, por eso nos vamos de una forma totalmente distinta a lo que pasó en Londres", le dijo a Infobae Facundo Conte, una de las figuras del combinado de Julio Velasco.
Casi sin apoyar el pie, por la lesión que sufrió en el primer set, el Heredero reconoció que en ese momento no le "importó nada", porque "cualquiera hubiera hecho lo mismo. Era el partido para dejar la vida".
Luciano de Cecco, en cambio, logró contener el llanto. Con la bronca atragantada, el santafesino destacó la calidad del anfitrión al afirmar que se jugó "contra un buen rival a un grandísimo nivel". El lamento de Cachete se basó en que "fue una pelota la que decidió si se llegaba al tie break" en el cuarto parcial.
"Fueron tres años en donde nos rompimos el alma para llegar acá. Con frío o calor, con agua o sin agua, y siempre respondimos como profesionales. Nos tocó bailar con la más linda y el final no fue como lo esperábamos", agregó el armador, quien dejó un margen de duda de cara a su futuro: "No tengo ganas de pensar en lo que viene. Es muy temprano para decir si voy a estar o no en Tokio. Ahora quiero volver a casa, saludar a mis amigos y mis viejos; para después viajar a Italia y ver lo que suceda en mi club".
Finalmente, Pablo Crer destacó la notable producción que mantuvieron a lo largo de su estadía sin disimular la decepción que le generó la eliminación: "Duele porque hicimos una zona brillante y nos quedamos afuera con Brasil. Rusia salió tercero y le tocó Canadá que es más accesible. Igual para ganar la medalla le tenés que ganar a cualquiera".
Con su hija en brazos y recibiendo el afecto de sus seres queridos, el rosarino destacó el orgullo que le despertó su estadía en el país vecino, ya que según sus palabras, "la mayoría de la gente entiende que se ha dejado todo, y a los que no lo pueden comprender se les pedirá disculpas".
Antes de despedirse y retornar a la Villa Olímpica, el central de Bolívar dejó una luz de esperanza para la etapa venidera, con una cuota de intriga: "Nunca tenemos un techo, pero hablar de eso es difícil porque se terminó un ciclo que fue muy largo. Más adelante habrá tiempo para ver qué se hizo mal".
Argentina perdió la posibilidad de igualar o superar lo que había hecho la generación de Seúl en 1988, cuando los criollos se quedaron con el bronce. Como la mayoría del plantel es joven, es muy probable de que se inicie un recambio leve que permitirá generar nuevas esperanzas en una disciplina que merecía un lugar entre los cuatro mejores del mundo.