La increíble historia de los gemelos Manfredi: uno hincha de River y Macri, el otro de Boca y CFK

Esta es la historia de Carmelo y Fabrizio, los gemelos que no lograron ponerse nunca de acuerdo. Uno fana de River, el otro de Boca, desde chicos peleaban frente al televisor por su equipo favorito, pero como con eso sólo no les alcanzaba, llevaban la disputa a todos los ámbitos. Si a uno le gustaba el asado jugoso, el otro lo pedía seco como suela de zapato. Si Carmelo comía postre vigilante con membrillo, Fabrizio con batata. Mejor lo explica el dueño de un famoso almacén de Villa Crespo, quien los conoce desde que Doña Francesca los llevaba en la panza. "Estos chicos fueron el terror del barrio. Son tan parecidos, que uno venía a pedirte un kilo de pan y al segundo aparecía el otro a decirte que no le habías dado nada. Así me sacaban todo al doble. En vez de 100 grs de jamón y queso se llevaban 200, dos Coca-Cola, dos chocolates. Es más, creo que la promo 2 x 1 la crearon por ellos".

Lo que en la infancia parecía una broma, con el tiempo se agravó. Es que la política se metió en el medio y logró separarlos aún más que el fútbol. Carmelo es claramente hincha de Cambiemos. "Si no fuera por Mauricio, hoy nos hubiera explotado en la cara una bomba llamada comunismo, basada en el futbol para todos, en la luz y el gas para todos, asignación universal para vagos que se dedican a tener hijos y no laburar, piqueteros de lunes a viernes a los que no los sacás de la parrilla el fin de semana. Son todos zurdos de Selquet, se hacen los que pelean por los pobres pero después se suben a su auto importado y manejan hasta su casa de 2 pisos con cochera para que nadie vea adonde viven". Fabrizio, en cambio, nos muestra el tatuaje que se hizo de Néstor y Cristina demostrando "amor y lealtad a quienes nos devolvieron la dignidad, no como este vende patria que hipotecó el país por las próximas diez generaciones. Lo que hizo con el FMI es inaudito. Salir corriendo a pedirle ayuda al diablo no se lo vamos a perdonar nunca. Cuando volvamos -porque vamos a volver- será juzgado en Plaza de Mayo en un acto encabezado por nuestra musa inspiradora, Hebe de Bonafini"

"¡Pero qué capitalista ni capitalista, mamarracho!" le dice Carmelo a su hermano. "Los ladrones no tienen ideología. Son chorros y punto. Ya que defendés tanto a Cristina, quien fue procesada como jefa de una asociación ilícita que recaudaba coimas, ¿sabés cómo hizo parte de su fortuna junto a Néstor? Como prestamistas de pobre gente que a la tercera cuota no les podían devolver el crédito y así se quedaban con la propiedad y la guita que les habían pagado hasta el momento. Ese modus operandi extorsivo lo trasladaron de una provincia que tiene menos habitantes que Villa Devoto a un país entero y mirá como quedamos: fundidos. No debería darles la cara". Fabrizio lo mira, acerca un mapamundi y le señala Centroamérica. "¿Te suena Panamá? ¿Te parece bien que el presidente de este país tenga plata escondida en paraísos fiscales? ¿Estás contento de vivir en una dictadura donde se intentan callar las voces opositoras como C5N y Página 12, que en la semana no pudo salir a la calle por el ahogo de la falta de pauta y de los medios hegemónicos que son dueños de papel prensa? Néstor y Cristina son la version actualizada de Perón y Evita".

Carmelo lo mira desafiante. Frabizio le sostiene la mirada. El clima se tensa, aunque quienes los conocen bien saben que es la historia de su vida. Son como perro y gato. "¿Vos me estás jodiendo con lo de Página/12 o querés que engrane?" le dispara Carmelo. "Para nada mamerto, quiero abrirte los ojos porque te la pasás todo el día comprando las operaciones de los medios cipayos que priorizan los intereses de los ricos en detrimento de los desposeídos". Carmelo toma aire, aunque en realidad está tomando carrera.

"La verdad que das pena. Parecés uno de esos locos de la secta de Waco que se agarraban de la mano y morían todos incendiados en nombre de un lunático que les proponía un mundo mejor que nunca ba a llegar. La razón por la cual Página/12 no salió a la calle es porque no le pueden pagar los sueldos a sus periodistas por su propia incapacidad para entender a las nuevas audiencias y a los anunciantes publicitarios. ¿Sabés cuantos ejemplares venden? Tres. De hecho, a Verbitsky se lo mandan a la casa y lo usa para prender los asados".

Estos dos no se pueden poner de acuerdo en nada, eso está claro. "Mirá lo que será, que un día les tocó hacer un pan y queso para elegir a los dos equipos que jugarían la final del barrio y mientras uno le decía pan, el otro le contestaba fiambrin" recuerda un compañero de la Escuela primaria nº 11, Dr. Enrique Mosca, de su Villa Crespo natal, quien tiene un sinfin de anécdotas. "Yo no entiendo cómo llegaron a grandes y se siguen saludando estos dos, porque estaban en desacuerdo hasta en el clima. Si había sol uno decía que estaba lloviendo. Si hacía 2 grados bajo cero, el otro venía en remera con tal de llevarle la contra. Todos saben que Carmelo era un genio para las matemáticas y Fabrizio no sabía que 2+2 es 4. De la misma manera que este último jugaba al fútbol como los dioses y el primero tenía fama de mandar al hospital a los delanteros contrarios. Así siempre, hasta que un día discutieron muy fuerte, tal vez como nunca lo habían hecho hasta ese momento".

¿Cuál puede haber sido el motivo de tamaña discusión? Un Boca-River como el que se juega hoy. El problema surgió cuando Fabrizio le gritó a Carmelo en un bar repleto de gente "menos mal que no se juega en el Monumental, porque es un freezer con vista al río". A lo que éste le preguntó cuándo iban a construir la otra mitad de la Bombonera para tener un estadio entero. Entonces se agarraron a trompadas como nunca antes. El problema se agravó cuando un tercero quiso separarlos. Para qué. Como buenos gemelos se aliaron y empezaron a pegarle a este pobre pibe, a lo cual se sumó otro, después otro y así de a decenas, hasta que eran las 8 de la noche y la batalla campal se extendió de Villa Crespo a Palermo, de ahí a Belgrano, hasta llegar a Zona Norte de un lado y a la ciudad de La Plata del otro. Esa pelea fue tan famosa que entró en el libro Guinness. Como Carmelo no puede con su genio, en la antesala del Superclásico lo chicanea a su gemelo. "¿Sabés cuándo fue superado el récord? Cuando llegaron ustedes, los kirchneristas, que llevaron la pelea al país entero". Fabrizio lo mira e improvisa una aguda reflexión: "Macri Gato". Qué pérdida de tiempo para un país con tanto potencial. Está llegando la hora de definir si queremos seguir jugando de la mitad de la tabla para abajo o salir campeones.