El día que el Virrey Cisneros fue derrocado por un grupo de piqueteros en Plaza de Mayo

“El pueblo quiere saber de qué se trata” es la versión 1810 del “Que se vayan todos” del 2001 y “La Patria está en peligro” del 2018. Está claro que la grieta no tiene época, pero sí nombre: Argentina

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La famosa grieta que le atribuyen a Jorge Lanata después de los 12 años del gobierno Nacional y Popular que le cambió la vida al país (aún se está estudiando de qué manera) en realidad existe desde tiempos inmemoriales. Es que -por concepción- la Argentina es un país binario. Un día, allá a lo lejos, llegaron los españoles que se llevaron puestos a los indios, lo que desencadenó una interminable historia de desencuentros. El conservador Cornelio Saavedra no soportaba a Mariano Moreno por revolucionario y esto, con el tiempo, derivó en el enfrentamiento entre Unitarios y Federales. ¿Qué país festeja dos Bicentenarios? Uno el 25 de Mayo y el otro el 9 de Julio. Sólo nosotros. Que somos capaces de llevar al extremo la discusión entre Pueblo y Oligarquía, Perón o Balbín, Militares o Montoneros, con la misma vehemencia que tomamos partido por Maradona o Messi. Y así podemos armar una eterna lista de diferencias hasta llegar al kirchnerismo vs. el macrismo.

Un nuevo enfrentamiento que, con el tiempo, se reciclará en otro aún más épico, donde todos vamos a defender nuestra postura de manera enardecida -como si se tratara de la primera vez- cuando en realidad es lo que vienen haciendo nuestros tatarabuelos desde hace 208 años, más o menos. Qué país desopilante. Somos capaces de enfrentar al dulce de batata con el de membrillo para ver cuál representa mejor al postre vigilante con tal de empezar una discusión. Entendiendo el problema, la solución tal vez pase por aceptar que el conflicto es parte de nuestra naturaleza ya que, sin drama, no hay un ser argentino. ¿Y qué es un argentino? Un italiano que habla español, quiere ganar en dólares a $30 para vivir como un burgués parisino, aunque de fondo suene cumbia villera y en cada semáforo haya un chico pidiendo limosna en lugar de estar estudiando, que es lo único que podría salvarnos de una debacle.

El Brigadier General Cornelio Saavedra era un hombre mayor, muy conservador. En cambio Mariano Moreno era un joven abogado, revolucionario y fervoroso. Dicho en criollo “se detestaban”. Y sí, la grieta formaba parte de la Primera Junta de Gobierno.
El Brigadier General Cornelio Saavedra era un hombre mayor, muy conservador. En cambio Mariano Moreno era un joven abogado, revolucionario y fervoroso. Dicho en criollo “se detestaban”. Y sí, la grieta formaba parte de la Primera Junta de Gobierno.

Así como los celulares nos independizaron del teléfono fijo, los smartphones nos independizaron de las computadoras, el mail del correo, Whatsapp del mail, Uber de los taxis (por lo menos en el resto del mundo), Wikipedia de ir a la biblioteca, Netflix de la tiranía de la devolución de películas de Blockbuster, Booking de las agencias de viajes, Google Maps de los que te mandaban a la calle equivocada, YouTube de los horarios de la TV, Twitter de los blogs, las tablets del papel, iTunes de las disquerías, Spotify de iTunes, las tarjetas de crédito del cash y PayPal de las tarjetas de crédito, entre otras cosas. Imaginen lo que hubiera sucedido con nuestros héroes si hubiesen tenido redes sociales. Al famoso chasqui que le tocó cabalgar durante meses desde Tucumán para contarle a los porteños "somos libres", lo hubieran recibido con un "ya vimos las fotos en Instagram, boludo". Y así como el mundo cambió, tal vez sea hora de aceptar las diferencias y entender que si no dejamos de lado las viejas fórmulas, este país nunca saldrá adelante. Los Segovia, los Moyano, los Baradel y tantos otros, son parte de un modelo obsoleto que atrasa dos siglos.

Néstor Segovia fue arrestado por resistencia a la autoridad en la estación Las Heras. “No soy un delincuente” arremetió, mientras la fiscalía le abrió una causa por tráfico de canelones de ricota “Estamos seguros que los esconde debajo de esa remera roja”.
Néstor Segovia fue arrestado por resistencia a la autoridad en la estación Las Heras. “No soy un delincuente” arremetió, mientras la fiscalía le abrió una causa por tráfico de canelones de ricota “Estamos seguros que los esconde debajo de esa remera roja”.

Obviamente este Gobierno tiene gran responsabilidad sobre el conflicto de intereses permanente desde que asumió. Básicamente por su propia incapacidad para comunicar logros y dejar que lo corran tanto por derecha como por izquierda. Los Espert y los Milei le marcan la agenda económica en Twitter, amplificados por aquellos medios que ven en el primero a una persona que sabe, sobre todo, contarlo con vehemencia. ¿Y el adalid de la libertad? Es un stand up comedian que grita sus ideas para llamar la atención, mientras lo saluda con cara de pánico a Guillermo Moreno en alguno de los programas a los cuales acude con frecuencia. Por el otro lado, nos encontramos con ese grupo de autoayuda llamado "Los actores kirchneristas" (en el amplio sentido de la palabra actuación), quienes improvisan dramatizaciones al aire libre por la llegada de un FMI al cual ellos "combatieron" cuando Néstor canceló la deuda de 15 mil millones de dólares en cash, sin negociar un sólo centavo, en busca de una falsa soberanía monetaria que escondía el poder controlar la impresión de billetes que nos llevó a una inflación descontrolada, mientras se hacían telenovelas, actos, recitales y otras obras de dudosa calidad. La grieta existe desde siempre porque es un gran negocio, de eso no hay dudas.

“La Patria está en peligro” es la nueva serie protagonizada por Echarri, Dupláa, Paola Barrientos y un numeroso elenco de actores K. La avant premiere fue en el Obelisco y se verá en capítulos de acá a Octubre de 2019, cuando se estrene “No vuelven más”.
“La Patria está en peligro” es la nueva serie protagonizada por Echarri, Dupláa, Paola Barrientos y un numeroso elenco de actores K. La avant premiere fue en el Obelisco y se verá en capítulos de acá a Octubre de 2019, cuando se estrene “No vuelven más”.

Decíamos que el Gobierno es en parte responsable de la confusión en la que estamos, porque si saliera de la lucha en el barro que a diario le propone la oposición y se dedicara a comunicar las obras que está haciendo en todo el país para la gente humilde que recibió promesas en 72 años de intendencias, gobernaciones y presidencias peronistas, la cosa sería distinta. Si explicara de manera didáctica que, más que un plan de gobierno, primero está la urgencia de pasar una topadora para pavimentar la calle que usan los chicos para ir al colegio, que el agua corriente salga por una canilla en lugar de tener que caminar 100 mts para traerla en un balde de metal, que puedan encender la calefacción sin necesidad de pagar el triple por una garrafa, que las escuelas no sean una fachada y los hospitales atiendan las 24hs, se ahorraría más de una operación.

"Haciendo lo que hay que hacer" no debería ser sólo un slogan de campaña sino la explicación diaria de cada funcionario. Estamos ante algo tan sencillo como necesario en un momento donde se baraja un nuevo país: comunicar las buenas noticias de manera contundente. Eso es innegociable frente a un peronismo eternamente agazapado. Así que a bancarse las críticas, muchachos. Lo que no se está haciendo bien, hay que mejorarlo. No es el fin del mundo.

Desde que asumió el Presidente el 10 de Diciembre de 2015, la grieta se profundizó a fuerza de piquetes, extorsiones, palos en la rueda, movilizaciones sociales, reclamos y operaciones de todo tipo, por parte de aquellos que no entienden el secreto de la democracia: la alternancia.
Desde que asumió el Presidente el 10 de Diciembre de 2015, la grieta se profundizó a fuerza de piquetes, extorsiones, palos en la rueda, movilizaciones sociales, reclamos y operaciones de todo tipo, por parte de aquellos que no entienden el secreto de la democracia: la alternancia.

Sólo por haber armado un partido de cero, enfrentarse al populismo durante ocho años desde la Ciudad, ganar las elecciones nacionales, la Provincia de Buenos Aires con una candidata que pocos conocían y hoy muchos ven como la futura Presidenta (además de evitar que este país se transformara en Venezuela) deberían hacerle más fácil el camino a Mauricio Macri y su equipo en lugar de ponerle palos en la rueda sistemáticamente. Es que los argentinos somos el colmo del perfeccionismo y nos parece imperdonable que en dos años y medio Cambiemos no haya sido capaz de darnos un país donde los autos se conduzcan solos, las casas se alimenten con tejas a energía solar o que en el Congreso se estén debatiendo las leyes de los puestos de trabajo que aun no se inventaron. Bueno, tengo una mala noticia para darles: esto es Argentina y salvo que tiremos una bomba atómica, resulta técnicamente imposible terminar de un día para el otro con años de demagogia, empresarios acostumbrados a meter el gol en la raya, sindicalistas corruptos, opositores que juegan a ser responsables mientras pactan con el diablo o periodistas que piensan que el Pulitzer es un limpiador de metales.

Los diputados del bloque del FPV junto al PJ, le hicieron bullying a Marcos Peña en el Congreso. Incluso Leopoldo Moreau tildó de “bobo de Wall Street” al Ministro de Finanzas, Luis Caputo. “Moreau se estaba mirando al espejo cuando se le ocurrió lo de bobo” dijo un conocido radical.
Los diputados del bloque del FPV junto al PJ, le hicieron bullying a Marcos Peña en el Congreso. Incluso Leopoldo Moreau tildó de “bobo de Wall Street” al Ministro de Finanzas, Luis Caputo. “Moreau se estaba mirando al espejo cuando se le ocurrió lo de bobo” dijo un conocido radical.

Como cualquier persona acostumbrada a gestionar, Mauricio Macri comete errores. Y los seguirá cometiendo. Ya que el ejercicio del poder es complejo e imperfecto. Hay mucho de prueba y error, sobre todo en un país donde sobran genios pero existen pocos dispuestos a arremangarse para enfrentar los problemas reales. Por más que le pese a los indignados de siempre, un egresado del Cardenal Newman se transformará en el primer Presidente no peronista en terminar su mandato. Al recibir la banda presidencial nuevamente, entregársela a un candidato de su propio partido o a un opositor responsable (si lo hubiera), ese día querrá decir que cambiamos. Falta poco.