Los gobiernos y el campo: una larga historia de coincidencias y diferencias

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Desde antes de la Organización Nacional, los dueños de la tierra fueron importantes actores políticos cuyos papeles gravitaron a lo largo de la vida institucional del país.

A mediados del siglo XIX, la base tanto política como económica de nuestro país era el campo y los dividendos que el mismo brindaba. Desde los tiempos de Bernardino Rivadavia con la Ley de Enfiteusis y luego con la política desarrollada por Juan Manuel de Rosas, surgieron grandes establecimientos rurales en manos de pocos.

Uno de los hitos fundamentales en esta historia, lo encontramos el 10 de junio de 1866 cuando un grupo de grandes terratenientes fundó la Sociedad Rural Argentina. Bajo el lema "cultivar el suelo es servir a la Patria", el poder terrateniente buscaba "velar por el patrimonio agropecuario del país y fomentar su desarrollo tanto en sus riquezas naturales, como en las incorporadas por el esfuerzo de sus pobladores; promover el arraigo y la estabilidad del hombre en el campo y el mejoramiento de la vida rural en todos sus aspectos; coadyuvar al perfeccionamiento de las técnicas, los métodos y los procedimientos aplicables a las tareas rurales y al desarrollo y adelanto de las industrias complementarias y derivadas, y asumir la más eficaz defensa de los intereses agropecuarios".

Nueve días antes de asumir la presidencia, Domingo F. Sarmiento eligió a Chivilcoy para lanzar su programa de gobierno, en el que incluyó la creación de colonias agrícolas, en una virtual oposición a los deseos de la Sociedad Rural. "Les prometo hacer cien Chivilcoy, con tierra para cada padre de familia y escuelas para sus hijos", dijo entonces. Quería implementar un reparto de tierras basado en el sistema que se aplicaba en Estados Unidos.

Domingo Faustino Sarmiento
Domingo Faustino Sarmiento

La conquista del Desierto

Gran parte del financiamiento de la conquista del desierto, iniciada en 1878, salió de las arcas de los grandes terratenientes que, a la hora del reparto de las miles de hectáreas hasta entonces habitadas por indígenas, pasó a manos de los que entonces figuraban como socios de la Sociedad Rural. Si bien la justificación del gobierno era que "la presencia del indio le impedía al inmigrante trabajar…", estudios señalan, por ejemplo, que su presidente José Martínez de Hoz obtuvo 2,5 millones de hectáreas, distribuidas en las provincias de Buenos Aires, La Pampa y Río Negro.

Tres años antes de la campaña contra el indio, el 11 de abril de 1875 se realizó la primera exposición rural en un predio situado en la calle Florida, entre Paraguay y la actual Plaza San Martín. Faltaría poco para la adquisición de las tierras que actualmente ocupa en el barrio de Palermo.

A lo largo de esos años el campo, representado por la clase terrateniente, apoyó y financió los diversos proyectos que sostenían políticas conservadoras, una tendencia que haría eclosión en 1916 con la elección del primer gobierno elegido por la ley Sáenz Peña. El régimen conservador, que había gobernado por décadas, vio como la participación de amplios sectores de la población hacía oír su voz en las urnas.

El Grito de Alcorta

Unos años antes, la Sociedad Rural debió enfrentar serios cimbronazos provenientes del interior, especialmente de Santa Fe. El mapa social había cambiado sustancialmente con la aparición del inmigrante que, a duras penas, sobrevivía en sus chacras ante las reglas de juego que los dueños de la tierra les imponían. A comienzos de 1910, resultaba imposible a los agricultores y pequeños arrendatarios hacer frente a los cada vez más altos costos de los alquileres, que a la vez les dificultaba el acceso al crédito. Ese fue el origen del Grito de Alcorta, donde el 25 de junio de 1912 en esa localidad santafesina alrededor de 2.000 trabajadores de la tierra dijeron basta. Es que para ellos resultaba incomprensible cómo, si justo habían tenido una cosecha récord, a la hora de saldar deudas, a los pequeños agricultores nada les quedó. Así nacía el 15 de agosto de 1912 la Federación Agraria Argentina. En represalia, hubo patrones que rescindieron contratos, embargaron máquinas y animales y, con la complicidad de la policía y la justicia, a muchos se les aplicó la ley de Residencia y fueron expulsados del país. Como las protestas de los agricultores continuaban, hacia 1913 los terratenientes accedieron a algunos de los reclamos. En 1932, nacería también Confederaciones Rurales Argentinas.

Más lejos de Buenos Aires, los peones de campo eran explotados por los grandes estancieros de la Patagonia. Fue durante un gobierno democrático que se terminó enviando al Ejército para poner orden y terminar con los reclamos de condiciones dignas de trabajo. Fusilamientos masivos de trabajadores, enterrados en fosas comunes fueron los tristes protagonistas de la llamada "Patagonia trágica".

Apoyos y abucheos

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Con el gobierno de Hipólito Yrigoyen, la relación fue tirante y tuvo su punto culminante durante su segunda presidencia. El 31 de agosto de 1930, el correntino Juan Bautista Fleitas, ministro de Agricultura, fue recibido en la 42ª apertura de la muestra con abucheos y silbidos, debiéndose retirar del predio. Las autoridades de la Sociedad Rural se disculparon, aunque algunos medios recordaban que el presidente Hipólito Yrigoyen no había asistido a tres aperturas. De todas maneras, era un secreto a voces que la Sociedad Rural apoyaba el golpe que se llevaría a cabo una semana después, el 6 de septiembre de 1930.

Varios de los miembros de la Sociedad Rural participaron de los gabinetes del general José Uriburu y de Agustín P. Justo, como Julio A. Roca (h) y Federico Pinedo, entre otros.

La Sociedad Rural apoyaría a la Unión Democrática en 1945, se mostraría contraria al Estatuto del Peón Rural de 1944 y a la implementación del aguinaldo, cuestiones que hicieron que no empezaran con el pie derecho las relaciones con el gobierno de Juan Perón. Fue Juan Carlos Picazo Elordy, ministro de Agricultura del gobierno y miembro de la Sociedad Rural quien acercó posiciones: "Hice un trabajo paciente para convencer a Perón de que debía asistir a la exposición rural, pues él temía una rechifla similar a la que soportaron los soldados el año anterior, cuando Perón logró esquivar con su ausencia la ensordecedora silbatina de los hijos de los ganaderos. Por otra parte, logré limar asperezas entre los nuevos directivos de la Rural y le prometí al presidente, José A. Martínez de Hoz, que llevaría al primer mandatario si me aseguraban tranquilidad. Ambos transaron", según señala Gambini en la Historia del Peronismo. Y nada ocurrió.

El 15 de octubre de 1947 se creó la Federación Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores que, con los años y con la asociación con otras entidades, se transformaría en la UATRE, que nuclea a los peones de campo.

La Rural apoyaría los golpes militares de 1955, 1966 y 1976. A Onganía lo recibieron muy bien, cuando ingresó a la pista central en la carroza presidencial que había usado la Infanta Isabel de Borbón en 1910. Sin embargo, a los pocos meses cambiaron de opinión cuando su ministro de Economía, Adalbert Krieger Vasena aplicó un 25% de retenciones.

Como gran parte de la sociedad y los partidos políticos, conspiraron para el derrocamiento de Isabel Perón y apoyaron la dictadura el 24 de marzo de 1976 al afirmar que "las Fuerzas Armadas tomaron las riendas del país con patriótico empeño…", y aportaron funcionarios e ideas para el plan económico.

"…muertos de miedo se han quedado en silencio…"

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En el regreso de la democracia, en 1983, Raúl Alfonsín mantuvo el esquema de retenciones a las exportaciones, ganándose la antipatía del campo. En 1987 el enfrentamiento recrudeció cuando productores agropecuarios marcharon hacia la ciudad de Buenos Aires en protesta por el Plan Primavera. Querían llegar a Plaza de Mayo aunque fueron frenados en la Avenida General Paz.

Y al año siguiente, el presidente Alfonsín fue abucheado en la apertura de la muestra 101 de la Rural. Fue el sábado 13 de agosto de 1988. "No creo realmente que sean productores agropecuarios los que tienen este comportamiento…son los que muertos de miedo se han quedado en silencio cuando han venido acá a hablar en representación de la dictadura", acusó.

Son aún recordados los tractorazos de la Federación Agraria contra el gobierno de Carlos Menem, quien había disuelto la Junta Nacional de Granos y la de Carnes. Y la Resolución 125 fue un hito más en una larga historia de coincidencias y diferencias entre gobierno y campo. Solo hay que esperar el próximo capítulo.