Ricardo Canaletti: "La clase alta tiene los medios para que no trasciendan sus crímenes"

El periodista especializado en casos policiales presenta un nuevo volumen de la serie de “Crímenes sorprendentes”, esta vez sobre los personajes más ricos de la historia de la Argentina.

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Ricardo Canaletti en Grandes Libros (foto: Mariana Kozodij)
Ricardo Canaletti en Grandes Libros (foto: Mariana Kozodij)

La aristocracia argentina huele a bosta, dijo alguna vez un rabioso Domingo Faustino Sarmiento. Pero, si de olores se trata, después de leer Crímenes sorprendentes de la clase alta argentina, de Ricardo Canaletti (Sudamericana), uno podría agregar que huele a sangre, lujuria, pólvora, ambición.

En este nuevo volumen de la serie —ya había escrito los Crímenes sorprendentes de la historia Argentina I y II—, el frontman del programa de cable "La cámara del crimen" recorre más de 200 años del país —desde el Virreinato hasta la época actual— manchados de esos conflictos que las familias patricias se han ocupado de ocultar. Lugones, Anchorena, Liniers, Baron Biza y, más cerca en el tiempo, Nora Dalmasso, María Marta García Belsunce, Carlos Soria. Es un museo del chisme que nos seduce a todos.

Amores traicionados, identidades falsas, asesinatos en familia: Canaletti nos invita a un peep show donde lo que interesa no es la vida sexual sino la mugre —la bosta— de los dueños de la Argentina.

Ricardo Canaletti visitó el living de Grandes Libros y habló de su nuevo libro.

Ricardo Canaletti junto a Patricio Zunini en el living de Grandes Libros (foto: Mariana Kozodij)
Ricardo Canaletti junto a Patricio Zunini en el living de Grandes Libros (foto: Mariana Kozodij)

Entre los casos que cuenta en su nuevo libro hay hechos que sucedieron en tiempos de la Colonia: ¿cómo se investiga sobre un crimen que sucedió hace 200 años?

—Las armas del periodista y las del historiador son las mismas: documentos, testigos, el trabajo de archivo, de comparación de documentos y diarios. Yo diría que estos son textos entre periodísticos e históricos.

En Crímenes I y II se narran casos de gente cercana al poder. En este volumen, el poder es el de la clase alta. ¿Qué aprendió sobre la sociedad y la clase alta argentina con estas investigaciones?

—Que han dominado los resortes del Estado desde el principio y eso les daba —y les da— una facultad que el común de la gente no tiene. No hablo de impunidad, sino de silencio. Hay muchas otras historias a las que no pude acceder o accedí a medias. La clase alta tiene los medios para que no trasciendan sus crímenes.

Cómo es posible que de los Anchorena y los Alzaga terminemos en María Marta García Belsunce y Nora Dalmasso. Ellas no son de abolengo. En el recorrido del libro te das cuenta cómo fue cambiando la clase alta argentina

Cada historia que cuenta incluye noticias de diario, citas, anécdotas: no son sólo reconstrucciones de un caso sino de una época.

—Me parece que de otra manera no se entendería. Trato de hacerlo también con las épocas recientes: volver a poner a la gente en contexto. Por ejemplo, hay muchos pibes que no saben lo que pasó en 2001-2002. Recuerdo que cuando en la facultad daba Práctica Profesional II había alumnos que no sabían de la Triple A y tuve que contarles la historia reciente como si fuera un profesor de Historia.

Me da pie para preguntarle cómo se escribe sobre casos tan mediáticos como el de María Marta García Belsunce y Nora Dalmasso.

—El problema fue cómo hacer que la primera hoja se convierta en palabras y frases ricas para quedarse atrapado con un hecho que se conoce. Tal vez la respuesta fue comenzar con una anécdota de la que no se dio cuenta en su momento y que puede servir como inicio para llegar al meollo de la cuestión. Son recursos literarios. De todas maneras, me permite preguntarme cómo es posible que de los Anchorena y los Alzaga terminemos en María Marta García Belsunce y Nora Dalmasso. Ellas no son de abolengo. En el recorrido del libro te das cuenta cómo fue cambiando la clase alta argentina.

“Crímenes sorprendentes de la clase alta argentina”, de Ricardo Canaletti (Sudamericana)
“Crímenes sorprendentes de la clase alta argentina”, de Ricardo Canaletti (Sudamericana)

¿Cambió la manera de contar un crimen en los medios?

—Sí, cambió. Antes se usaban muchos clisés del vocabulario policial porque la única fuente era la policía. Esto ha sido un proceso muy largo. Durante muchísimos años, el Poder Judicial —y eso lo viví cuando comencé a hacer periodismo—, miraba despectivamente al periodista. En cambio, el policía, por una cuestión de vanidad o de prevención, de querer mostrar que la eficiencia previene delitos, tomaba las riendas. Ahí surgieron los clisés: "extrajo de entre sus ropas un arma de grueso calibre", "el malhechor" —porque está mal hecho—, "el malviviente" —porque vive mal—, "fue abatido por los uniformados y quedó en decúbito dorsal", "fue trasladado al citado nosocomio"… y ya te escribí la nota.

Me hace acordar a Bustos Domecq, el escritor inventado por Borges y Bioy.

—Creo que hay una crónica policial de Borges en Crítica. Desde hace un tiempo se salió de ese clisé y se empezó a comunicar más coloquialmente en la prensa escrita. A la prensa radial y la televisiva les costó mucho más. Las cuestiones técnicas como la presencia, la imagen, la distancia al micrófono, etc., dejaban en segundo plano la comunicación del hecho en sí. Pero bueno, con los años también fue llegando esta forma más coloquial de contar.

Natacha Jaitt
Natacha Jaitt

La muerte de Natacha Jaitt

Esta semana ha sido convulsionada por la muerte de Natacha Jaitt. ¿Cómo está la situación hoy en día?

—Yo considero que se está lejos del homicidio.

¿Significa eso que está lejos de comprobarse o que no fue?

—Está lejos de comprobarse. ¿Qué es lo que hay que probar? Que uno o unos mataron a otro. Hay que comprobar el acto de matar. Y, realmente, lo que se ve es gente que se estaba divirtiendo y que no le daba mucha bolilla a los estertores de muerte que tuvo Natacha en ese dormitorio. La querella va a tener que seguir trabajando mucho para llevar el barco hacia la cuestión del homicidio. Desde mi punto de vista, de acuerdo con lo que se ha reunido, todavía se está muy lejos.

Si querés escribir una novela sobre el caso de Natacha Jaitt, podés hacerlo ya mismo

¿Por qué los argentinos necesitamos tanto de la conspiración?

—¡Nos encanta! Hitler murió en Argentina. Yabrán está en una isla del Caribe. Y así otras tantas, hay un montón. Nos encanta.

¿El periodismo se aprovecha de ese encantamiento?

—Algunos sí, pero no los que tienen la mayor llegada con el público. Los que hacemos historias de corte criminal, como los que hacen política, tenemos una enorme responsabilidad con las fuentes. El manejo de las fuentes es, tal vez, lo más difícil. Para nosotros, en particular, porque estamos violando la ley: cuando hay secreto de sumario no puede hablar nadie y, sin embargo, siempre tenemos información. Inducimos a un delito, a la violación del secreto. El manejo de las fuentes es un tema serio y es lo único que te salva de la "conspiración". Ahora bien, si querés escribir una novela sobre el caso de Natacha Jaitt, podés hacerlo ya mismo. No descarto que dentro de poco haya un libro en la calle, como pasó con Nisman.

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