El tiempo sana todas las heridas y Máxima (47) lo sabe. Su mamá, María del Carmen Cerruti, cuya asistencia a su casamiento –en febrero de 2002– había sido prohibida por el Parlamento, este 2018 pudo participar del Prinsjesdag, la jornada política más importante del calendario holandés. Porque mucha agua pasó bajo el puente desde entonces.
En 2013, la entonces princesa argentina se convirtió en reina consorte de los Países Bajos. Y desde ese momento no hizo más que acrecentar los niveles de aceptación del pueblo hacia la monarquía. Pero además, en agosto de 2017 Jorge Zorreguieta, el papá de Máxima, murió en Buenos Aires después de dos décadas de lucha contra un linfoma no Hodgkin. Y en junio de este 2018, Inés, la hermana menor de la reina, se quitó la vida en su departamento de Caballito.
Entonces, suena lógico que María del Carmen, ya viuda y desolada tras la pérdida sin nombre, pase más tiempo junto a su hija y sus nietas, las holandesas Amalia (14), Alexia (13) y Ariane (11). Y cerca también de Juan (35), el tercero de los cuatro hermanos, que vive en Austria, ya separado de su mujer, Andrea Wolf, con quien se había casado en 2014. Porque la sangre tira, Máxima lo sabe y el Parlamento holandés ya no tiene demasiado que objetar.
Por Ana van Gelderen.
Fotos: AFP y Casa Real holandesa.
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