Osvaldo Laport: "La inclusión, en todas sus formas, debe ser protagonista de esta sociedad"

"El fin de semana hice un asado… ¡Pasó un año desde el último que preparé, y eso que me encanta! Es mal síntoma", lamenta Osvaldo Laport (62) mientras camina por el parque de su casa. No se queja ni deja de agradecer, pero el tiempo le es escaso esta temporada: graba por mes once capítulos de 100 días para enamorarse –producción de Underground, por Telefe–, está en el teatro Broadway con Siddharta –obra que ideó Flavio Mendoza–, dicta clases de teatro en Escobar y ofrece master class de su oficio por el interior del país.

–Un asado en un año. Se te achicó el día…

–Jaja, sí. Por otro lado está bueno, porque tengo laburo. Ojo, a los ocho años ya era canillita en Uruguay. Ante mi observación, alguien me remarcó "pero estás trabajando…", y yo no sé si es un halago. Además, acá las crisis se reiteran. ¡Pero joder! ¿Hay que pedir perdón por laburar? Sin intención de herir a nadie, cuando me dicen "te reinventás", digo que no. Yo genero todo el tiempo, golpeo y empujo puertas. Hay que pelearla.

–Igual, sabés parar por momentos y volver en éxitos. ¿Lo planeás o sucede?

–Sucede. Se relaciona con los ciclos y, por qué no, con mi filosofía de vida. Todos tenemos un destino, pero cuando viene la bajante, hay que autogestionar cierta continuidad hasta que el ciclo vuelva a ser favorable. Ahora estoy en una novela con un personaje chiquito, pero inmerso en una historia adulta, actual, transgresora y brillante. Podemos dejar un mensaje. Hay muchos hombres que piensan como mi personaje, y tengo la posibilidad de representarlos. El debe aceptar que a la nieta le gustan las chicas… Y no sólo eso: además, quiere ser hombre.

–¿Como pensás que alguien de tu generación, educado bajo otros parámetros, puede aceptar las nuevas formas con que los jóvenes viven su sexualidad?

–Me parece que el camino es ayudar con información. La productora, Underground, y los autores se asesoraron con entidades que trabajan estos temas, para tratarlos en la ficción. Como país, que se haya legalizado la igualdad de género y se ampare la diversidad sexual es un paso adelante. Pero por más que esté legislado, esa libertad, en su plenitud, la vivirán recién las nuevas generaciones con naturalidad. La nuestra todavía no acepta ver a dos tipos o dos minas besándose. Como también se enuncia en Siddharta, vivimos en un mundo huérfano de valores, de información, empañado por la estupidez.

–Tenés una hija de 22 años, Jazmín, que acaba de filmar una película, Noah. ¿Cómo creés que reaccionarías si te hubiera planteado algo similar a tu nieta en la ficción?

–Tuve la posibilidad, como individuo, de romper algunas estructuras personales, por más que soy hijo de una sociedad machista. Y acompañaría a quien esté en esa situación. Yo siento que la inclusión, en todas sus formas, debe ser protagonista de esta sociedad. La vida me permitió crecer, leer e informarme, y me lleva a pensar así.

Por Hugo Martin.
Fotos: Maximiliano Vernazza y prensa Telefe y Siddharta.

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