A 24 años del atentado a la AMIA, el arte invita a no olvidar

El lunes 18 de julio de 1994 la Asociación Mutual Israelita Argentina sufrió el mayor ataque terrorista hacia judíos desde la Segunda Guerra Mundial: a las 9:53 a.m. un coche bomba estalló frente a su sede porteña del barrio de Once, demoliendo el edificio, provocando la muerte de 85 personas e hiriendo a alrededor de 300. Casi un cuarto de siglo después, la Justicia sigue adeudándole a la sociedad los nombres de sus responsables.

Compartir
Compartir articulo
Pasteur 633 tras la artera explosión. El ataque, además, dañó a los inmuebles cercanos. De manera voluntaria, decenas de ciudadanos se acercaron para colaborar en las tareas de rescate. La tragedia provocó víctimas de distintas nacionalidades (76 argentinos, seis bolivianos, dos polacos y un chileno) y la total reprobación internacional, más allá de credos y razas.
Pasteur 633 tras la artera explosión. El ataque, además, dañó a los inmuebles cercanos. De manera voluntaria, decenas de ciudadanos se acercaron para colaborar en las tareas de rescate. La tragedia provocó víctimas de distintas nacionalidades (76 argentinos, seis bolivianos, dos polacos y un chileno) y la total reprobación internacional, más allá de credos y razas.

"Siento que el arte urbano es una herramienta al servicio de la comunidad, ya que cuenta historias, dialoga con su entorno, devuelve seres a la vida, los recuerda, hace que perduren, y en especial llega a la gente desde otro lugar: el de la reflexión", reflexiona –justamente– Martín Ernesto Ron (37), uno de los grandes muralistas contemporáneos, aún con rastros de pintura en sus manos y todavía con el corazón acelerado.

Claro, si bien "ninguna obra jamás es una obra más", la de 30 metros por 12,5 que ahora se alza frente a él lo es aún menos: bautizado El Muro de la Memoria (recién inaugurado donde hace veinticuatro años una masacre fundamentalista sin culpables sentenciados acabara con la existencia de 85 personas e hiriera a cerca de 300), pronto invita a que Ron relate el proceso de su gestación…

Se llama El Muro de la Memoria, mide 12,5 metros por 30, llevó dos meses de preparación y diecisiete días de trabajo. Martín donó su trabajo, igual que Sinteplast Pinturas el esmalte sintético y El Galgo (pinceles), las herramientas. Lo erigió sobre la única medianera que quedó en pie del antiguo edificio de la AMIA (levantado en 1945 y reinaugurado en el ’99). “La intención es vincular el reclamo a través de una imagen poética”, sintetiza uno de los artistas urbanos más prolíficos y admirados de la actualidad.
Se llama El Muro de la Memoria, mide 12,5 metros por 30, llevó dos meses de preparación y diecisiete días de trabajo. Martín donó su trabajo, igual que Sinteplast Pinturas el esmalte sintético y El Galgo (pinceles), las herramientas. Lo erigió sobre la única medianera que quedó en pie del antiguo edificio de la AMIA (levantado en 1945 y reinaugurado en el ’99). “La intención es vincular el reclamo a través de una imagen poética”, sintetiza uno de los artistas urbanos más prolíficos y admirados de la actualidad.

Entonces, el bonaerense de Caseros explica que "se pusieron en contacto conmigo a través de Espacio de Arte AMIA, e iniciamos juntos un proceso creativo de dos meses. Como yo apenas sumaba 13 años de edad cuando sucedió el atentado, debí leer e investigar. Al final, intentamos plasmar una imagen que representara el reclamo de justicia. El 11 de junio, una vez concebida la idea, empezamos a pintar el mural: lo completamos el 28", continúa.

¿Una de las claves de su obra? La re significación de dos columnas, ubicadas en la única medianera (se encuentra adentro, pero mira hacia la calle) que permaneció en pie tras la explosión en el viejo edificio de Pasteur 633.

"El tiempo y la cotidianeidad habían invisibilizado a esas columnas, así que resolvimos devolverle a tal sector su fuerte carga simbólica", señala antes de detallar: "Lo que hice fue convertirlo en una escalera que conecta dos mundos. Puede tratarse de lo terrenal con lo celestial, o de la oscuridad con un reclamo que, a mitad de camino, busca su luz. Y quien va subiendo es un personaje andrógino, en representación de los dos sexos, que avanza hacia su par para ir en dirección a la verdad. Alrededor, inspirándonos en fotos reales de distintos reclamos, dibujamos imágenes de rostros conceptuales, puesto que no entraban los de todas las víctimas", informa M.R.

Y agrega que su mensaje se suma al de un mural efímero interno: el Post it, que integra parte de la muestra del Espacio de Arte de la Asociación Mutual Israelita Argentina, con distintas acciones destinadas a diferentes públicos y encabezadas por exponentes como Pedro Aznar, Piñón Fijo, Diego Peretti, Eduardo Sacheri, Gabo Ferro (musicalizó Abro los ojos, un poema inédito de Luis Alberto Spinetta escrito en el '94) y Enrique Pinti. "Una muestra imprescindible", entiende Martín.

Frente al Post it (el mural interno conformado por cientos de mensajes), posan Gabriel Scherman, director de Comunicación de la AMIA; Elio Kapszuk, director del Espacio de Arte e ideólogo, coordinador y productor de la realización; Ron, Agustín Zbar, presidente de la mutual, y Javier Occhipinti, asistente de Martín, junto a Mariana Parra.
Frente al Post it (el mural interno conformado por cientos de mensajes), posan Gabriel Scherman, director de Comunicación de la AMIA; Elio Kapszuk, director del Espacio de Arte e ideólogo, coordinador y productor de la realización; Ron, Agustín Zbar, presidente de la mutual, y Javier Occhipinti, asistente de Martín, junto a Mariana Parra.

–Mencionó que tenía 13 años cuando ocurrió aquel horror. ¿Qué recuerda ahora?

–Que quedé shockeado. Me había levantado a media mañana con la tele de casa a puro volumen. Era un día frío, de neblina… Ojalá este mural conmemorativo conecte a la gente que pase por Once con aquel reclamo, y renueve el pedido de justicia. Mientras no suceda, cada 18 de julio para mí será un día frío y de neblina.

Por Leo Ibáñez.
Fotos: Archivo Editorial Atlántida, Leandro Edelstein –de El Ciclista
(productora audiovisual)– y Malena Sukmann.

SEGUÍ LEYENDO: