Amalia Granata: "Al quedar embarazada de Uma lo fácil habría sido abortar, pero jamás lo pensé"

La periodista –que busca tener una banca de diputada en el Congreso “para defender a los niños y a la familia”– habla de la brecha que divide a la sociedad en verdes y celestes, a días de que Carla Peterson no aceptara tomarse una foto con ella. Además, dice con convicción que a las mujeres pobres “las usaron como bandera política, sin escucharlas”.

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Granata, defensora de la institución de la familia y del derecho a las dos vidas posa en el jardín de su casa de Pacheco con el pañuelo celeste (insignia indiscutida de los “pro vida”).
Granata, defensora de la institución de la familia y del derecho a las dos vidas posa en el jardín de su casa de Pacheco con el pañuelo celeste (insignia indiscutida de los “pro vida”).

A Amalia Granata (37), asegura: "Me dio pena, pero no lástima. Eramos un montón de invitadas y sólo me saludaron tres: Pamela David, Luli Fernández y María del Cerro. Las demás, cuando me veían venir, miraban a otro lado para no tener que saludarme, demostrando que no pueden aceptar a quien piensa diferente", agrega admitiendo que la famosa grieta también tuvo su lugar durante la cobertura de la Tapa de los Personajes de GENTE.

Y lo dice luego de que un chisme de aquella noche se disparara a toda velocidad y se convirtiera en trending topic de Twitter. Fue cuando una productora les propuso a ella y Carla Peterson (44) posar juntas, "para demostrar que celestes y verdes pueden convivir". La primera aceptó; la segunda, casi sin pensarlo, se negó. Días después, en su casa de Pacheco, Granata retoma el tema…

–¿Sentís que te quedaste sola en la lucha del lado del pañuelo celeste?

–Sí, re sola. Pero no me van a hacer cambiar de postura. El lado verde monopolizó mediáticamente el tema, pero es mucha más la gente no visible que está en contra del aborto.

–¿Estás convencida de que son más?

–Así lo siento y así quedó plasmado en el Senado, cuando votaron y la ley no salió. Fue muy difícil manifestarnos cuando la otra postura se puso de moda. A mí, que soy súper liberal, me han tratado de derechista y facha. Me tiraron con todo. Me dicen "que quieren ser libres y abrir las piernas con quien quieran" justo a mí que viví mi sexualidad con total libertad. Para mí está perfecto, y las aplaudo, porque yo abrí las piernas muchas veces en mi vida, pero tienen que hacerlo con responsabilidad, como lo hice yo, porque el embarazo es lo menos que les puede pasar. Hay muchas enfermedades de transmisión sexual que llevan a la muerte. Si no te cuidás es libertinaje y quien la termina pagando es un inocente: el hijo que llevás a abortar.

Amalia y su hija Uma.
Amalia y su hija Uma.

–¿La educación sexual falla?

–Sí y no. En mis recorridas por el Interior entrevisté a muchas personas y casi todas sabían cómo cuidarse. Como una chica que tenía educación sexual en el colegio, pero decidió no cuidarse y quedó embarazada. Después abortó y a partir de ahí todo fue un trauma. Tan arrepentida está que hoy es pañuelo celeste… Y eso es algo que no cuentan: qué es lo que pasa con las mujeres en el post-aborto.

–¿Y qué pasa?

–En el Hospital Provincial de Rosario me contaron que no existe contención ni asistencia psicológica. Las chicas lo hacen y salen destrozadas. Después, que Dios las ayude. Una muy amiga mía abortó y hasta el día de hoy no lo puede superar. ¡Y eso que tuvo hijos…! Yo la abrazo y no la juzgo ni condeno, pero fue a matar a su hijo y eso es algo que no se puede sacar de la cabeza. Es que si lo pensás, eso no te hace libre. Todo lo contrario: te hace esclava de un acto horrible y violento. Por cierto, las de pañuelo verde luchan contra la violencia hacia las mujeres, y yo creo que no hay nada más violento que eso. Todo divino con el cartel de Ni Una Menos, ¿pero en qué momento empieza a valer la vida de una mujer? ¿Me van a decir que la vida de mi hija Uma no valía cuando estaba en la panza? ¿Recién vale cuando tiene veinte años y el novio la caga a trompadas? Eso, hasta hoy, ninguna me lo supo responder.

–¿Ves al aborto igual en todos los casos? Por ejemplo, si violaran a una nena, ¿también te parecería que tendría que continuar con el embarazo?

–La circunstancia es un espanto y para mí no hay un hecho más horroroso que pueda vivir una mujer que una violación, pero esa vida que está adentro no tiene la culpa de lo que pasó. De hecho, yo acompaño a un montón de instituciones como Grávida que, si no lo querés tener o no podés criarlo, te ayudan durante el embarazo y apenas parís dan al bebé en adopción. Y esa persona puede seguir viviendo. Matar no es una opción. Se ha dicho que quienes más mueren son las mujeres pobres que van a abortar. No es así. Me lo han dicho en asentamientos y en villas. De hecho, tienen muchos chicos porque son su única pertenencia, lo único que tienen. A ellas las usaron como bandera política, sin escucharlas. Por otra parte, permitime dudar de las estadísticas que circularon.

–¿Quién te inculcó tus valores?

–Mi familia, ¡que para mí es todo!… Contención, diálogo, sostén, valores… tantas cosas. Parece increíble, pero este nuevo feminismo está atentando contra la institución familiar. De hecho, quisieron meternos en la cabeza que un hijo te quita la libertad y te trunca la vida. Pero ésa es sólo una excusa: yo estudié, trabajé e hice todo lo que quise con mis hijos. Obviamente con un mayor esfuerzo, pero ninguno me sacó la posibilidad de hacer nada.

Granata junto a su pareja, Leonardo Squarzon, durante sus últimas vacaciones, en la Isla Mujeres.
Granata junto a su pareja, Leonardo Squarzon, durante sus últimas vacaciones, en la Isla Mujeres.

–Con tu hija, Uma, se sacaron una foto usando ambas pañuelos celestes…

–Así es. Todo arrancó cuando la estaba llevando a un cumpleaños en el auto, y de pronto me preguntó qué significa la palabra "aborto". Tratando de ser lo más imparcial posible, le dije: "Abortar es cuando una mujer queda embarazada y no quiere tener un hijo, y va a un médico para que le saque ese bebé de la panza". Y ella me insistió: "¿Y qué pasa con el bebé?", a lo que le expliqué que se muere. "Bueno, mamá, pero si no lo pueden tener, que lo lleven a una huerfanía", reflexionó sola. Y cuando subí la foto de ambas con el pañuelo celeste, me dijeron barbaridades, a mí y a Uma.

–¿Siempre tuviste esta postura?

–Nunca me lo había planteado como un tema. De hecho, cuando la tuve a Uma la fácil para mí habría sido abortarla. Porque yo quedé embarazada en una situación horrible con el padre (el futbolista Cristian "El Ogro" Fabbiani) y me vine desde Rumania, embarazada de ocho semanas. No tenía casa, trabajo ni nada. Pasé todo el embarazo en lo de mi hermana, en Rosario, hasta que fui a parir sola con mi mamá. Abortar, en ese momento, hubiera sido la salida más fácil. Pero jamás se me pasó por la cabeza atentar contra la vida de mi propia hija.

–¿Perdiste alguna amistad por tu posición anti-aborto?

–No, pero evito juntarme con personas que están fanatizadas con la otra postura, porque la confrontación me agota. ¡Ah! También evado las cosas verdes. Tenía un suéter divino que dejé de usar. Es un color que no va más. Se resignificaron los colores.

Granata juega con Roque, el hijo que tiene con Squarzon.
Granata juega con Roque, el hijo que tiene con Squarzon.

–Después de un 2018 intenso, ¿qué planes tenés para el año próximo?

–Seguiré en la radio con Marcelo Polino; si Pamela (David) continúa con su ciclo en América también iré unos días, y me voy a postular a diputada otra vez, porque quiero entrar al Congreso para defender a los niños y a la familia… Hablando de niños y familia, con Leo estamos buscando otro varoncito. Ojalá llegue pronto.

Por Kari Araujo.
Fotos: Christian Beliera, Fabián Mattiazzi y álbum personal A.G.
La maquilló Agustina Montagne (amontagne.mkp)

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