Por una noche, Sandro volvió al Gran Rex (la intimidad del final de la serie)

Fue como volver el tiempo atrás: tres cuadras de cola para entrar, Las Nenas con su fervor y sus banderas, los vendedores de posters y vinchas, el Gran Rex con sus 3.500 butacas ocupadas. Y estaba él, el Gitano, que llenaba todos los espacios con su recuerdo.

El final de la miniserie Sandro de América –lo más visto en la televisión de 2018–fue la confirmación de que los grandes nunca mueren. El martes 27 de marzo a las 21.35 arrancó la transmisión especial que Telefe preparó para el último capítulo, donde los tres protagonistas principales –Agustín Sullivan, Marco Antonio Caponi y Antonio Grimau– tuvieron una participación estelar.

Con la conducción del Chino Leunis, el primero en recibir la ovación del público fue Sullivan, cuando bailó Dame fuego. Para él fue la consagración: "Esto fue un broche de oro; siento una felicidad absoluta. Vinieron Las Nenas: fue una comunión increíble entre nosotros y el público".

Luego apareció Isabel Macedo. En el backstage, el gobernador salteño, Juan Manuel Urtubey, grababa un televisor con su celular. A las 22.07 llegó la segunda gran ovación, cuando Caponi sorprendió al cantar Así en vivo. El actor confesó que dejó de fumar gracias a la serie, y dijo: "Estoy alucinado. Me tocó el Sandro más humano y fue buenísimo lo que pasó, porque costó admitir que había pasado a otra etapa de su vida, cuando quiso volver a su origen. La serie terminó con mucha poesía, cantando los tres en este escenario. Una experiencia imborrable". Tras bambalinas miraba todo Mónica Antonópulos, emocionada y embarazadísima.

Luego fue el turno de quien hizo emocionar a todos: Grimau, envuelto en la bata roja con llamaradas que usaba Sandro en su récord de 40 Gran Rex. "Este podría ser mi último papel como actor y estaría tranquilo", señaló antes de quebrarse. Más tarde dejó su sensación: "Fue un sueño. La satisfacción por el deber cumplido en honor a la memoria del tan querido Sandro". Y a las 22.39, aparecieron Olga Garaventa, viuda del Gitano, y su alter ego, Muriel Santa Ana. "Fue grandioso. No pensé que esto sería de tal magnitud –contó Olga–. Me dejó sin palabras. Estoy feliz: creo que Roberto estuvo acá esta noche. El era especial, pero pienso que la serie le habría gustado".

A las 22.44 comenzó el capítulo final. Y, como todas las noches, tuvo el rating más alto: midió 15.4 (el 52,4 por ciento del share), para completar un promedio de 14,7 para las trece emisiones. Todos los actores estaban en el backstage. El director, Adrián Caetano, se fue por una puerta lateral rumbo a la sala del teatro, para verlo junto a los fans, pero antes dijo: "Si hacíamos todo bien, era fácil lograr un éxito por la figura, lo que significa Sandro. Y llenar el teatro, es Sandro. Lo que hizo la serie fue volver a ponerlo en la palestra. Ojalá que con él se hagan más cosas".

Grimau y Olga lo vieron sentados juntos, pero la más emocionada fue Muriel Santa Ana, que gastó varios pañuelos de papel. "Me lloré todo conmigo misma… un papelón –bromeó luego–. Pero estoy realmente conmovida por la respuesta de la gente. Le dije a Juan Parodi (el productor) que ligamos de rebote el amor que todos tenían por Sandro. Conocer a Olga, además, fue hermoso. Hoy me mandó un audio en el que me agradeció". Parodi, a su vez, señaló: "Esto fue de locos. Haber terminado el último capítulo en el Gran Rex, después de tres años de comenzado este proyecto, es una felicidad".

Cinco minutos después de la medianoche, en medio de un brindis, terminó la transmisión. Sandro de América, la serie, en sólo tres semanas llegó, fue vista y triunfó. Las canciones de Sandro –su legado– serán eternas.

Por Hugo Martin

SEGUÍ LEYENDO:
Agustín Sullivan: "Sandro me enseñó que no existen imposibles"