Airbnb es una compañía que a través de una plataforma digital actúa como mediador entre diversos anfitriones particulares y huéspedes, con el fin de establecer un acuerdo de residencia entre ambas partes. Esta empresa cuenta con más de 8 millones de anuncios en 220 países. Asimismo, tiene 5 millones de anfitriones repartidos por todo el mundo.
La empresa nació en 2007 cuando dos anfitriones acogieron a tres huéspedes en San Francisco. Desde entonces, el hospedador estándar de Estados Unidos ganó 14.000 dólares en 2022. Sin duda es un negocio que beneficia a las dos partes. No obstante, en ocasiones suceden diversos incidentes que pueden vulnerar el hogar de los anuncios.
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Esto mismo le sucedió a Edith Stone Lentini, una mujer de 47 años que tiene un anuncio en esta plataforma. La casa anunciada se encuentra en Nantucket, Massachusetts, a menos de media milla de la playa. La propiedad de aproximadamente 2,3 millones de dólares fue allanada por unos jóvenes que trataron de reservar la vivienda días antes.
Cómo entraron a su casa en Nantucket
Lentini pasó unas horas verdaderamente desoladoras desde el momento que recibió una llamada de la policía el pasado 1 de noviembre. Y es que, a pesar de no haber aceptado ninguna reserva para ese día, la anfitriona recordó que días antes había recibido un anuncio algo extraño. El solicitante quería organizar “una pequeña fiesta de Halloween” para su hija y sus amigos. En el mismo mensaje señaló que “ni siquiera sería realmente una fiesta” y que dejarían “la casa impecable y estoy seguro de que no se arruinará nada”.
La mujer de 47 no llegó a responder a la oferta, ya que no le causó demasiada confianza. No obstante, los adolescentes decidieron colarse en el alojamiento de todas formas, según la información de Washington Post. “¿Sabes que hay una fiesta en tu casa?”, le preguntó un oficial de Nantucket alrededor de las 21:50 horas. Lentini le informó al policía que “no debería haberlo. No debería haber nadie allí”.
“Fue entonces cuando en mi cabeza se encendió la bombilla de la solicitud anormal que recibí”, recordó la mujer. Asimismo, unas horas más tarde, las autoridades confirmaron que la solicitud de Airbnb provino de una de las organizadoras de aquella fiesta. Igualmente, la anfitriona tenía miedo por las condiciones en las que podría estar su casa. Al parecer, Lentini puso todo su dinero en arreglar la vivienda una vez se divorció de su marido en 2021 y explicó que dependía de estos ingresos para sostener a sus hijos.
Edith Lentini se esperaba lo peor
La policía llamó a Lentini esa misma noche para anunciarle que estaba todo “bajo control”. Al parecer, estos le ordenaron a los estudiantes de secundaria que debían de limpiar todo lo que habían ensuciado antes de evacuar la vivienda. Sin embargo, esta llamada no tranquilizó a la mujer: “Todo el sábado estuve pensando, pintaron mis paredes con spray. Mi obra de arte está en mal estado. Acababa de renovar la cabaña en 2024, mi primer alquiler fue recién en agosto”, le comentó al medio de comunicación local Nantucket Current.
Una vez Lentini llegó para evaluar los daños de su casa, descubrió que las alfombras habían sido enrolladas y guardadas, los muebles apartados y los cojines del sofá cubiertos con bolsas de basura de plástico. Además, los estudiantes quitaron sus obras de arte de la pared, para evitar que se manchasen. El alivio llegó “cuando llegué allí y vi que el mayor daño causado eran pisos extremadamente sucios y la necesidad de volver a colocar cosas en las paredes”, confesó a Washington Post.
Después de unos momentos más relajados, Lentini dio paso a la diversión. Y es que, según le informó la policía, los estudiantes se organizaron a través de tiempos cronometrados para disfrutar de la fiesta: “Los de noveno grado festejaron primero, luego los de décimo grado y así sucesivamente”.
A pesar del descaro de la chica que organizó la macrofiesta, la mujer sentenció que “tiene un futuro por delante. Si pone sus esfuerzos en algo más constructivo, realmente puede llegar lejos”, confesó. Como medida de seguridad, Edith ha instalado una cámara Ring en la cabaña de Nantucket y ha recomendado al resto de anfitriones que eviten anunciar que viven fuera de la ciudad.