Tío Morito, el cantaor que cumple a sus casi 80 años su sueño de grabar un disco

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Isabel Laguna

Jerez de la Frontera (Cádiz), 16 feb (EFE).- A sus casi 80 años José Peña, Tío Morito, ha cumplido su sueño de grabar un disco, un álbum en el que reúne los cantes de su tierra, Jerez de la Frontera, y con el que, tras toda una vida dedicada a trabajar en el campo y la construcción, quiere subirse ahora a los escenarios.

"En el escenario me crezco yo", dice, en una entrevista con EFE Tío Morito, mientras señala las tablas de la peña "La Bulería" de Jerez, donde, tras su jubilación, ha vuelto a dar rienda suelta a su afición por el cante y donde, el pasado mes de junio, acompañado de la guitarra de Domingo Rubichi, grabó su sueño.

"Yo soy espontáneo, no ensayo siquiera, me van saliendo los cantes del sentío. El canto yo lo llevo adentro desde chiquitito", explica mientras cuenta que así se grabó el disco "del tirón".

La sesión fue casi una sorpresa para él. Tío Morito había comentado al periodista de Jerez Juan Garrido que su sueño era grabar un disco y un grupo de jóvenes de Jerez que acaban de fundar la Asociación Cultural Flamenca Las Cadenas decidió movilizarse, recaudar los fondos necesarios y hacerlo realidad.

El disco "Cantes de la Tierra" ha sido así además la tarjeta de presentación de este colectivo multidisciplinar de jóvenes que se ha asociado para impulsar iniciativas alrededor de su pasión, el flamenco de la ciudad.

En sus ocho temas (un martinete, una soleá y fandangos, seguiriya, bulería por soleá o una saeta) Tío Morito vuelca un cante que, dice, le sale "de las entrañas" desde niño y que acumula una vida en la que "he sufrido mucho, yo he pasado mucho hambre, de niño me subía a los árboles del hambre que tenía".

Cuenta que su abuela, canastera errante, parió a su padre debajo de un puente. Procedente de Lebrija y Utrera, la familia se instaló en una vivienda del barrio de Santiago de Jerez, la zona cero del flamenco de la ciudad.

"En el patio había una fragua y yo con seis o siete años iba allí con mi abuelo y empezaba a cantiñear. Mi abuelo decía 'este niño va a saber cantar cuando sea grande'" recuerda.

"Yo no he estado en la escuela en mi vida, siempre estábamos en el campo trabajando", cuenta.

En aquel barrio vivía cerca de Fernando Terremoto. "Venían a visitarle Chano Lobato, Rancapino, La Perla de Cádiz y se formaban allí unas juergas ... yo era chiquitillo y me metía entre medio de la gente, escuchando, escuchando... yo quería escuchar, ahí cogía letras después empezaba yo a cantiñear", rememora.

Su familia se trasladó a una chabola de Balneario, una barriada que se creó para familias vulnerables del barrio de Santiago y en la que "no había ni camas". Allí coincidió con vecinos como Manuel Agujetas o Diego Rubichi, que se convertirían en grandes nombres del cante.

 Por aquel entonces él ya trabaja en la ferralla, en la construcción, y renunció a tomar el cante como un medio para ganarse la vida y mantener a sus seis hijos.

 "Yo no quería artisteo. No quería cantes porque entonces iba a pasar más hambres. Si iba a cantar a algún lado iba a ganar mil pesetas y a perder dos mil. Me incliné por el trabajo", explica.

   En aquella época, en la construcción, y haciendo incluso los turnos nocturnos que podía, ganaba "lo que no iba a ganar en el cante. La ferralla era un buen negocio" y con él, este hombre que no sabe leer ni escribir, puede presumir de haber llevado a la universidad a sus seis hijos.

  Durante muchos años su cante quedó para las fiestas familiares o para celebrar el fin de una obra.

  Hace unos años se jubiló y volvió a tener tiempo para salir y frecuentar la peña "La Bulería", cercana a su casa.

  "A raíz de verme jubilado digo 'ahora van a ver la gente de Jerez el cante que yo tengo', y me han escuchado", dice Tío Morito, que en estos años ha frecuentado el escenario de esta peña y de otras.

  Y de ahí ha llegado a grabar su primer disco, con el que ahora alimenta el sueño de subirse en muchas otras tablas: "a mí esto del escenario no me da miedo ni mijta, ahí me crezco yo".

   A sus 79 años empieza una carrera que muchos otros inician en plena juventud: "pero los jóvenes los quejios no los pegan como deben de pegarlos". EFE

 (foto) (vídeo)