Madrid, 9 ago (EFE).- La secretaria de Comunicación de Sumar, Elisabeth Duval, conocida activista transgénero, ha lamentado la "campaña de odio" generada en los Juegos Olímpicos contra la boxeadora argelina Imane Khelif por sus diferencias hormonales de nacimiento y ha recordado que en el deporte de élite "lo más común son precisamente diferencias genéticas" que dan ventajas dentro del mismo sexo.
En una entrevista con EFE, Duval ha remarcado cómo la pequeña estatura de la gimnasta americana Simone Biles, que mide 1,42 centímetros, le facilita el tipo de deporte que realiza "y sin embargo no hay un escándalo", igual que la "gran cantidad de jugadores de baloncesto que miden dos metros treinta y también constituye otra diferencia genética" sin generar polémica.
La dirigente de Sumar lamenta el debate cíclico que salta a la palestra en cada competición deportiva en torno a las personas trans o a mujeres con diferencias hormonales biológicas, y avisa de que el Comité Olímpico Internacional (COI) u otros comités ya cuentan con regulaciones que tienen que ver con "factores biológicos que tienen que ver con niveles de hormonas que no afectan solamente a las personas trans".
"Hay multitud de mujeres negras que cuentan con más testosterona en su sangre que la media de mujeres cisgénero y que habiendo sido asignadas al nacer como mujeres teniendo un útero, son atacadas con motivos transfóbicos", ha señalado al tiempo que lamenta que a las personas trans se las coloque también "en ese foco de odio, de violencia y de sospecha permanente".
Insiste en que el asunto no tiene que ver con ser cis o trans sino con la "disparidad biológica" que existe incluso dentro de un mismo sexo.
"Lo que tendríamos que preguntarnos es ¿por qué nos escandalizan algunas diferencias genéticas o biológicas y no nos escandalizan otras?", incide esta escritora, novelista y filósofa, fichaje personal de Yolanda Díaz.
"Esta boxeadora argelina no es una persona trans. Y, sin embargo, por tener caracteres sexuales secundarios que se alejan de la norma o que no son normativos, ha sido el foco de toda una campaña de desinformación, de toda una campaña de odio", señala Duval tras preguntarse dónde está colocando la sociedad las líneas rojas de ese odio.
Recalca que las instituciones internacionales y nacionales, la mayoría de las veces establecen unas regulaciones bajo parámetros que son medibles a nivel científico y que en ocasiones hay una gran variedad en niveles hormonales debido también a los diferentes desarrollos físicos de cada cuerpo.
"Ello obliga a que en cuestiones tan serias como estas tengamos que ir a caso por caso. Es un tema que a nivel de su regulación es complicado porque si uno se plantea dónde pone la barrera o dónde pone el límite, en lo que tiene que ver con esa disparidad genética, pues es difícil encontrar donde colocarlo", puntualiza.EFE
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