Laura López
Madrid, 7 ago (EFE).- Los hermanos saharauis Jalil y Rabad El Elidrissi han pasado más de una semana en las salas de asilo del aeropuerto de Barajas hasta que por fin han autorizado su entrada a España, donde esperan encontrar sus dos grandes anhelos: libertad lejos de las autoridades marroquíes y una atención adecuada para su discapacidad.
Así lo ha señalado Rabad, en declaraciones a EFE, momentos después de abandonar el aeropuerto madrileño: "Siento tanta felicidad que me parece que estaba en un mundo y he entrado en otro", explica la joven de 30 años.
Los dos hermanos, procedentes de El Aaiún, tienen una discapacidad física consistente en malformaciones en las piernas, para la que necesitan tratamientos médicos, inaccesibles en su país. Jalil, de 28 años, tiene además asma y una deformidad congénita, con crecimiento anormal de algunas partes del cuerpo, y una discapacidad psíquica.
Llegaron al aeropuerto el pasado domingo, 28 de julio, en un vuelo desde Casablanca con destino a Cuba, pero al llegar a la capital española para hacer escala pidieron asilo en España, que fue denegado.
Interpusieron entonces un recurso en la jefatura de Fronteras del aeropuerto, que acabó finalmente ayer con una autorización para entrar a España, que les permitió abandonar el aeropuerto.
Allí mismo les esperaba su cuñado, que reside en Canarias pero llevaba dos días en Madrid, frecuentando Barajas, desesperado por encontrarse con sus familiares. Jalil y Rabad tienen una hermana y un hermano que viven en las islas; la primera tiene autorización de residencia y el segundo, nacionalidad española.
De hecho, cuando los dos jóvenes pidieron asilo, adjuntaron un acta en la que el hermano de los dos manifestaba que se haría cargo de sus familiares "para que no fueran una carga para el Estado español", relata a EFE la abogada que les ha asistido en todo el proceso, Fatim El Galia.
Desde que aterrizaron en Barajas el pasado 28 de julio hasta que han podido dejar las instalaciones, los dos jóvenes han pasado nueve días en las salas de asilo del aeropuerto, conviviendo con decenas de personas de diferentes nacionalidades.
"Ha sido muy duro, ha sido uno de los momentos más complicados de mi vida, he sentido mucho estrés, mucho miedo y mucha dificultad para poder superar esta semana", relata Rabad, que pasó la mayor parte del tiempo separada de su hermano, en una sala habilitada para mujeres y niños.
Según explica, eran las propias solicitantes las que se hacían cargo de la limpieza de las instalaciones, para lo que se turnaban, y la convivencia era "muy complicada" debido a la mezcla de tantas culturas y nacionalidades distintas.
La joven dice haberse sentido "discriminada" únicamente por las ciudadanas marroquíes que allí se encontraban, que la rechazaron cuando se enteraron de su origen saharaui.
Según explica la letrada, Jalil y Rabad pidieron asilo en España alegando una violación de sus derechos fundamentales, al no tener acceso a una sanidad pública que les permitiera tratarse en su lugar de origen, para lo que adjuntaron su historial médico.
También argumentaron que pertenecen a una minoría, la saharaui, que es "reprimida y excluida en los territorios ocupados", donde tienen "limitados sus derechos", explica la letrada.
Pero esta fue denegada, al apreciar el Ministerio del Interior que no existía una persecución real por parte de un agente estatal y que, por lo tanto, no se cumplían los requisitos para el asilo político, de acuerdo al relato de la abogada.
Las fuentes de Interior consultadas por EFE en relación a estos jóvenes han negado poder proporcionar información sobre casos concretos como este por razones de protección de datos.
Recurrida esta resolución, los hermanos han conseguido la autorización de entrada a España pero aún no les ha sido notificada, por lo que desconocen los fundamentos de esa decisión.
Su letrada cree que se trata de una autorización por razones humanitarias, que lleva implícita la admisión a trámite de la solicitud de protección internacional, para lo que considera que ha sido fundamental la repercusión mediática del caso.
El Galia también ha valorado que Acnur emitió un informe favorable, que solicitaba que se admitiese la entrada de los jóvenes por razones humanitarias e "invitaba a que se respetase el procedimiento de la solicitud de apatridia".
Los jóvenes también han solicitado que se les reconozca como apátridas, ya que ellos mismos no aceptan la nacionalidad marroquí, que consideran "impuesta". De ser reconocida esta circunstancia, podrían residir en España durante cinco años. EFE
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