La Lotería de Navidad es una de las tradiciones más arraigadas en España, marcando el inicio de las festividades con su emblemático sorteo cada 22 de diciembre. Este evento, conocido por su característico “Gordo”, reparte millones de euros en premios, llenando de alegría y esperanza los hogares de miles de familias, al ritmo de los niños de San Ildefonso. Para muchos, participar en este sorteo no es sólo una cuestión de suerte, sino también una forma de mantener viva una costumbre que simboliza el espíritu navideño. Sin embargo, no todos los décimos premiados acaban pasando por una administración para ser cobrados. Aunque parezca algo imposible, es lo que le sucedió a Carmen Lomana.
“¡Imagínate el horror!”
La empresaria y figura mediática española, protagonizó una anécdota tan curiosa como desafortunada en relación con la Lotería de Navidad, según reveló en una entrevista con el diario El Mundo. A pesar de que admite que es una fiel seguidora del tradicional sorteo navideño, hubo un tiempo en que no era asidua compradora de boletos. Esto cambió tras un incidente que hoy recuerda con mezcla de humor y resignación. Un año, un amigo le regaló un número como detalle navideño, pero Carmen, ocupada con las festividades, olvidó revisarlo. “No lo miré y me tocó... ¡Imagínate el horror!”, declaró.
Aunque el premio no era millonario—entre tres y cuatro mil euros, según estimó—, la situación dejó en ella una lección inolvidable. Desde entonces, afirma no dejar pasar la oportunidad de verificar todos los boletos que adquiere. Este episodio también marcó el inicio de su costumbre de participar activamente en la Lotería de Navidad cada año, una tradición que combina ilusión y nostalgia para millones de españoles.
“¡Que adelgace gastando!”
Cuando se le preguntó qué haría si alguna vez ganara el “Gordo”, Carmen respondió con su característico ingenio: “Lo dejaría caer... ¡Que adelgace gastando!”. Sin embargo, también reconoció que más allá de los lujos que podría permitirse, el verdadero valor de un premio de esta magnitud radicaría en la seguridad económica que ofrecería. Estas declaraciones reflejan su visión equilibrada de la vida: disfrutar de los placeres que el dinero puede brindar sin perder de vista la importancia de la estabilidad financiera.
El relato de Carmen Lomana sobre su experiencia con la Lotería de Navidad resuena con muchos españoles que, como ella, viven con la esperanza de que la suerte les sonría cada 22 de diciembre. Su anécdota también subraya la importancia de no subestimar los regalos, por más pequeños o insignificantes que puedan parecer. En su caso, un simple despiste le costó un premio que, aunque modesto, podría haber hecho más especiales esas fechas navideñas.
Esta historia también deja entrever la faceta más cercana y humana de una mujer que, pese a estar acostumbrada a los focos y el lujo, encuentra alegría en los gestos simples y las tradiciones populares. Adora escuchar villancicos junto a su familia, disfrutar del pavo relleno, el marisco, la sopa malagueña y el turrón o beber una copa de Sidra El Gaitero, porque es más de El Gaitero que de champán, aunque quede muy “working class”.