Un hombre pega sus manos con cola al despacho de su abogado por haberle defendido mal y tienen que ir los bomberos a despegarlo

Los abogados son personas que buscan ejercer su profesión basados en sus conocimientos, recursos y leyes pertinentes en vigor. A pesar de ello, no siempre es posible sacar una conclusión favorable en un juicio, donde las pruebas, testimonios y factores que el juez toma en cuenta marcan la diferencia. De esa forma, no es firme que ningún letrado vaya a llevarse un pleito de forma segura, por lo que los clientes deben entender este factor. A pesar de ello, no todos parecen seguir ese pensamiento, como publica el medio francés France Bleu.

Uno de esos episodios ha ocurrido en el municipio francés de Fréjus, con un suceso inédito. Un cliente insatisfecho con la defensa de su abogado ha optado por tomar una decisión tan inusual como surrealista: pegar sus manos con cola al despecho de su letrado. Los juicios son eventos impredecibles, donde a pesar de querer tener la razón y ganar el pleito no siempre es posible, pero parece ser que este hombre no lo entendió así. Por ello, perdió la cabeza y no dudo en ir al despacho de su abogado y buscar hacerle la vida imposible tras pensar que no se le había defendido de forma correcta.

El cliente del licenciado acudió a su oficina para elevar una queja de lo que él consideraba un fallo en su defensa. Fruto de ese pensamiento, el hombre pidió al abogado un documento en el que constase su presunto error por escrito. El objetivo que tenía era presentar ese escrito para luego él usarlo en su favor y buscar su meta ante el juez. Como era de esperar, el letrado se negó a ofrecerle ese servicio, por lo que el defendido perdió los papeles y decidió buscar remedio a su manera.

En primer lugar, comenzó con sutiles amenazas sobre ensañarse con las instalaciones del abogado, algo que con el paso de los minutos se fue agravando hasta el punto de decidir cumplir sus palabras. Tras el aumento de tensión, se untó las manos con un adhesivo fuerte antes de colocarlas encima del escritorio del despacho. Como es lógico, el producto hizo su función y el hombre quedó pegado a la mesa mientras seguía con su cometido de quejarse sobre la defensa que este le hizo.

De forma pacífica y protocolaria, el magistrado decidió llamar a las autoridades para que se llevasen al susodicho, ya pegado fuertemente al mueble. Primero legaron los bomberos, que fueron los encargados de despegarle de forma calmada y sin herirle, algo que requirió de paciencia ante la actitud del hombre. Posteriormente, la policía llegó al lugar de los hechos para llevárselo arrestado momentáneamente.

Una vez separado del escritorio y llevado a comisaria, las autoridades pasaron a instancias con él. Donde se le tomaron declaraciones una vez este se tranquilizó. Como es evidente, no iba a disponer de su anterior abogado en la causa, por lo que su próxima función residen en buscar otro profesional que defienda sus intereses.