Trabajadores de Audi en Bruselas roban las llaves de 200 coches para exigir explicaciones a la empresa por el posible cierre de la fábrica

Daniela Cavallo, presidenta del comité de empresa, ha afirmado que la culpa de la crisis es de la dirección de Volkswagen, no de los trabajadores y que se debería de afrontar una ampliación de la seguridad laboral de los empleados. Hay 3.000 afectados

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Logo marca Audi
Logo marca Audi

Audi, perteneciente al grupo Volkswagen, es una de las marcas más reconocidas de coches en Europa. Cuenta con gran prestigio. No obstante, el pasado julio, informó del posible cierre de la planta de Bruselas debido a la baja demanda del nuevo Q8 e-tron que se fabrica en la instalación. El pasado martes Volkswagen anunció que en los próximos años no se fabricará ningún nuevo modelo. Se estima que son unos 3.000 empleados los que trabajan allí.

Como protesta, los trabajadores de la factoría de Audi han robado las llaves de 200 vehículos para exigir a la matriz de la marca explicaciones sobre el futuro de la fábrica. Los trabajadores han advertido que ningún coche saldrá de la planta hasta que no reciban información concreta, según recoge la Agencia Belga de noticias.

Desde Audi, han advertido que no cederán a este tipo de chantajes y han amenazado con denunciar si las llaves no son devueltas para el mediodía del lunes. Las grabaciones de las cámaras de seguridad pueden identificar a los responsables.

Ante esta situación, los empleados han convocado una huelga que ha impedido la reanudación de la producción después del parón veraniego. Los sindicatos han convocado para el 16 de septiembre una jornada de protesta.

Situación alarmante

Mientras tanto, el director general del grupo Volkswagen, Oliver Blume, ha apuntado que la situación económica de la empresa es preocupante, en una entrevista publicada este domingo por el dominical Bild am Sonntag.

La situación de la marca general “es tan grave que no es posible dejar que todo siga como antes”, ha declarado Blume. El motivo principal de este hecho, según el director general, es la menor compra de vehículos al mismo tiempo que se suman nuevos competidores asiáticos.

“El pastel se ha hecho más pequeño y tenemos más invitados a la mesa”, ha argumentado Blume. “El entorno económico se ha vuelto aún más duro, especialmente para la marca Volkswagen”, indicó. Aunque también negó que la automotriz vaya a abandonar el país. “Estamos firmemente comprometidos con Alemania como emplazamiento, porque Volkswagen ha formado generaciones enteras. Tenemos empleados cuyos abuelos ya trabajaban en Volkswagen. Queremos que sus nietos puedan seguir trabajando aquí”, ha declarado Blume.

Alrededor de 25.000 empleados se acercaron a la sede principal de Volkswagen, en Wolfsburgo, al norte de Alemania, para escuchar la defensa de la dirección a los recortes previstos.

Foto del nuevo Audi Q8 e-tron. (Francis Mascarenhas/Reuters)
Foto del nuevo Audi Q8 e-tron. (Francis Mascarenhas/Reuters)

Volkswagen defiende los recortes

La cúpula del fabricante de coches defendió el pasado miércoles sus planes de reducción de costes en una reunión con el comité de empresa y los representantes de los trabajadores. Entre estas medidas se plantea los posibles cierres de fábricas en Alemania y, por consecuencia, los despidos de los trabajadores.

“Todavía tenemos un año, quizá dos, para enderezar la situación. Pero tenemos que aprovechar este tiempo”, aseguró el director financiero de Volkswagen, Arno Antlitz, para añadir que la compañía “lleva años” gastando más dinero del que se gana, una estrategia que no es sostenible “a largo plazo”.

Por su parte, Oliver Blume, en plena desaceleración de la demanda de los coches eléctricos y la llegada de la competencia china, defendió estos planes y dice estar dispuesto a llevarlos a cabo en un claro envite contra los sindicatos en el país.

Estas palabras han acalorado la situación con la principal unión de trabajadores de Alemania, IG Metall, cuyo objetivo principal es asegurar mantener el mayor número de puestos de trabajo en las plantas y salvaguardar las condiciones laborales de la mayor economía de la zona euro.

Asimismo, la presidenta del comité de empresa, Daniela Cavallo, afirmó que la culpa de la crisis de Volkswagen es de la dirección, no de los empleados, argumentando que no debe haber cierre de las fábricas, ni recortes salariales, sino que la compañía debería afrontar una ampliación de la seguridad laboral de los trabajadores.

Posición del Gobierno

Un portavoz del Gobierno de Scholz (Canciller federal de Alemania), ha confirmado la no intervención en las negociaciones ya que consideran que la crisis corresponde a la propia empresa y se debe solventar desde dentro. Por su parte, la canciller tiene clara la importancia de la compañía y dice ser consciente del desafío de transformación al que se enfrenta la industria automovilística.

Sin embargo, el ministro de Economía, Robert Habeck, ha admitido que deben tomarse medidas para garantizar que Alemania siga siendo un importante productor de automóviles. Entre las últimas medidas, el Ejecutivo germano ha aprobado un paquete de incentivos a la compra del coche eléctrico, entre los que se contempla la reducción de impuestos por un importe medio anual de hasta 465 millones de euros entre 2024 y 2028, según los cálculos del Ejecutivo de Scholz.

A partir de este paquete, las empresas podrán deducirse hasta el 40% del valor de los vehículos eléctricos y de cero emisiones recién adquiridos en la declaración de impuestos, cifra que se irá reduciendo progresivamente hasta alcanzar el 6% al final del ciclo previsto para antes del final de la década.

En este contexto, Berlín asegura que esta crisis no es solo laboral, sino que la estabilidad de Volkswagen es “vital” para asegurar las cadenas de suministros automovilísticos europeos en un momento de fuerte competencia con las marcas chinas y las guerras comerciales con Pekín, a la espera del resultado de las elecciones de noviembre en Estados Unidos.

Sin cierres desde 1988

El mayor fabricante de automóviles de Europa nunca había anunciado que, en vista del empeoramiento de la situación, volvería a endurecer su programa de austeridad en el núcleo de la marca principal. Volkswagen nunca había cerrado una planta en Alemania, ni en ningún otro lugar del mundo desde 1988.

Ya no se descartan cierres de plantas ni despidos forzosos. Las decepcionantes cifras de ventas han llevado a la dirección a considerar amplias reformas que han supuesto la indignación de los empleados de la compañía.

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