La rotundidad de Cayetano y el aroma de Ortega prenden la tercera del Corpus en Granada

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Antonio Capilla

Granada, 10 jun. Una rotunda actuación de Cayetano Rivera, premiada con tres orejas, y el aroma del toreo de Juan Ortega, que cortó dos apéndices, permitió a ambos salir a hombros en el tercer festejo del Corpus granadino, en una tarde en la que Pablo Aguado sumó también un trofeo.

Cayetano llevó a cabo una faena firme y medida al primero, un toro que le echó mano de manera aparatosa cuando ensayaba el toreo al natural, al quedarse al descubierto por el viento.

Pero se repuso el torero y, sin mirarse, volvió a carga para torear en redondo, muy enrazad y totalmente entregado, llegando mucho al tendido por la sincera puesta en escena y por calidad artística de algunos pasajes que instrumentó. Cortó una oreja para, acto y seguido, pasar a la enfermería.

Pero salió justo para enfrentarse al cuarto, al que cuajó una faena muy rotunda. El toro tenía grandes cualidades: fijeza, prontitud, calidad y ritmo en sus embestidas, y Cayetano lo aprovechó para ligarle pases por uno y otro pitón, todo muy compactado, muy macizo, gustándose en la interpretación y haciendo disfrutar a unos tendidos totalmente entregados con él. Dos orejas.

El primero de Juan Ortega fue un toro blando y sin raza que no le permitió instrumentar una faena compacta y maciza, pero sí aderezada de momentos aislados muy toreros y de exquisito aroma, muy asentado en todo el momento el sevillano y muy de verdad en todo lo que hizo. Cortó una oreja.

Con el quinto bordó Ortega el toreo a la verónica y por delantales. Capote de seda del sevillano. Luego la faena de muleta tuvo también arrebato, cadencia y mucha estética. Lástima que el de El Pilar durase menos que un suspiro para que aquello no hubiera sido de cante grande.

No obstante, lo que dejó Ortega, amén de los sabrosos remates como los molinetes, los doblones por bajo, los ayudados... tuvo notable entidad. El descabello que requirió tras la estocada dejó el premio en singular, mas fue suficiente para la salida a hombros.

Pablo Aguado solamente pudo brillar en su primero en las preciosas y lentas verónicas con las que lo recibió, pues después el toro, sin raza alguna, se aplomó y no quiso pelea, lo que impidió que el sevillano pudiera hacer absolutamente nada.

No tuvo suerte con el lote Aguado, pues el sexto fue otro toro insulso y apagado con el que hizo el esfuerzo para, al menos, justificarse y cortar una oreja de consolación tras una certera estocada.

FICHA DEL FESTEJO.- Seis toros de El Pilar, bien presentados y de juego desigual. Bajitos de raza pero dejándose los dos primeros; descastado y muy deslucido el tercero; extraordinario el cuarto; se apagó pronto el bonancible quinto; y deslucido el sexto.

Cayetano Rivera, de rosa y oro: estocada (oreja); estocada tendida y ligeramente desprendida (dos orejas).

Juan Ortega, de verde botella y oro: estocada ligeramente trasera (oreja); estocada y descabello (oreja tras aviso).

Pablo Aguado, de turquesa y oro: estocada caída y atravesada (silencio tras aviso); estocada (oreja).

En la enfermería fue asistido Cayetano de: "varetazo en gemelo y hueco poplíteo izquierdo y otro en la tibia derecha, que no le impiden continuar la lidia".

La plaza registró un cuarto de entrada en tarde calurosa. EFE

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acc/jlp

(foto)