Fórmula 'Mad Max'

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El neerlandés Max Verstappen (Red Bull) lo volvió a hacer. El domingo se exhibió de nuevo, al ganar, de forma insultante, el Gran Premio de España, en el circuito barcelonés de Montmeló (Barcelona). Donde, aparte de encabezar todas las tablas de tiempos salvo una -la de la Q2, la segunda ronda de la calificación-, completó un 'Grand Chelem': al apuntarse el triunfo saliendo desde la 'pole', liderando de principio a fin y marcando la vuelta rápida en carrera.

Confirmando su insaciabilidad deportiva, el neerlandés firmó un pleno absoluto en su superlativa puesta en escena del domingo en Montmeló. A bordo del mejor coche de la parrilla. Al que todos definen como "de otra liga". Diseñado por uno de los mayores genios de toda la historia de la F1: el inglés Adrian Newey; que en su día también ideó el monoplaza triunfal con el que el alemán Sebastian Vettel comandó el otro periplo glorioso de la escudería austriaca, con cuatro dobletes Mundiales entre 2010 y 2013.

Verstappen, de 25 años, logró su quinta victoria del curso, la cuadragésima en la F1 y la tercera en el Circuit de Catalunya-Barcelona, en el que hace siete años -en su primera carrera con Red Bull- se convirtió en el más joven ganador de la historia de la categoría reina y donde también había ganado el año pasado. Presentando, de forma oficial, su candidatura a un tercer título seguido.

Ya el jueves, durante la rueda de prensa oficial de la FIA (Federación Internacional del Automóvil), se le preguntó directamente si veía a Red Bull ganando todas las carreras de la temporada (las dos que dejó de ganar él, se las apuntó su compañero, el mexicano Sergio Pérez). "Ahora mismo parece que sí se podría. Pero es algo improbable, porque siempre pueden pasar cosas. Hay abandonos y otro tipo de contratiempos", concedió, antes de ser el más rápido en los tres entrenamientos libres.

El sábado firmó su vigésima cuarta 'pole' -la cuarta de este año y la primera en Cataluña-, igualando a dos mitos, el austriaco Niki Lauda y el brasileño Nelson Piquet, ambos triples campeones del mundo. En cuyo escalafón pocos dudan de que se situará este mismo año.

Su superioridad es, en estos momentos, tan grande que sólo agentes externos podrían evitar su victoria. Y como no llovió, ni hubo accidentes derivantes en banderas rojas o coches de seguridad, el neerlandés se dio un paseo militar. A muy alta velocidad. Como a él le gusta. Disfrutando cada paso por las dos últimas de las 14 curvas del Circuit.

Durante la carrera superó un par de veces los límites de pista por lo que, aparte de que se le mostrara la bandera blanca y negra, llegado el último cuarto del trayecto, sus ingenieros le sugirieron que no hacía falta arriesgar para intentar capturar el punto extra que otorga la vuelta rápida, con la victoria prácticamente asegurada.

Fue en ese momento cuando Verstappen se puso en modo 'Mad Max'. Desoyó los consejos; ofreció tazón y medio a los que renunciaban a taza y, a cinco para meta, firmó la vuelta rápida en una carrera que dominó de principio a fin.

La mayoría de los más de 125.000 aficionados que abarrotaron Montmeló, deseaba, en primera instancia, la '33' de su compatriota Fernando Alonso -la gran sensación del arranque de temporada, con cinco podios en sus siete primeras carreras con Aston Martin- pero el doble campeón mundial asturiano dañó el suelo de su coche durante la primera ronda (Q1) de la calificación del sábado, que, según explicó él mismo a EFE, se convirtió en "el talón de aquiles del resto del fin de semana".

Cobró fuerza entonces apostar, al menos, por el decimosexto podio del madrileño Carlos Sainz (Ferrari), el que más se había acercado el sábado al tiempo del nuevo ídolo de los Países Bajos: a cuarto décimas.

Pero ni llegó la '33', ni el '16'. Verstappen arrastró y cantó las cuarenta, imponiéndose por delante de los resurgidos Mercedes, que acabaron segundo y tercero gracias al séptuple campeón mundial Lewis Hamilton -que subió por undécima vez al podio en Barcelona- y su compatriota George Russell, que acabaron segundo y tercero, respectivamente. Arrebatándole la segunda plaza en el Mundial de constructores a Aston Martin, que no deja de ser el equipo revelación de la temporada.

Sainz -que salió sengudo- acabó quinto antes de explicar a EFE que "por lo menos" se fue con la sensación de haberlo dado "todo" y que "desgraciadamente, es lo que hay. No hay mucho más". Alonso, octavo en parrilla, finalizó séptimo. Y, al final, la principal alegría del domingo se la dio a la afición local el barcelonés Pepe Martí -apadrinado deportivamente por el astro astur- al ganar la prueba larga de la Fórmula 3, campeonato en el que ascendió al segundo puesto de la general.

'Checo' Pérez, después de un desastroso fin de semana en Mónaco en el que no puntuó, se quedó fuera en la Q2 en Barcelona, donde ascendió del undécimo al cuarto pero, al contrario de lo que muchos esperaban, no firmó la remontada del día. Rubricada por Russell, duodécimo en parrilla y tercero al final.

Verstappen -que lidera ahora con 170 puntos, 53 más que 'Checo' y con 71 sobre Alonso- elevó a quince, el curso pasado, el récord histórico de triunfos en una misma temporada en la F1. Y en su condición de súper-depredador, aparte de ir a por ese tercer título seguido, apuntará a su propia plusmarca, disponiendo de quince oportunidades más: las quince carreras que quedan para el cierre de Abu Dabi, el último fin de semana de noviembre. Donde, si no cambian radicalmente las cosas, se disputará la última prueba de la nueva Fórmula 'Mad Max'.

Adrián R. Huber