El Barça amenaza la dinastía lionesa

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Ginés Muñoz

Eindhoven (Países Bajos), 3 jun. Aunque el Olympique de Lyon es el rey indiscutible de la Liga de Campeones con ocho títulos, el Barcelona se ha empeñado en amenazar la dinastía del equipo francés y, este sábado, en el Philips Stadion de Eindhoven, dio un paso más para conseguirlo.

Su victoria, con remontada incluida ante el Wolfsburgo (3-2), le permitió recuperar el cetro europeo que precisamente cedió en Turín ante el Olympique (1-3) el año pasado, en un partido que empezó como el de hoy ante el conjunto alemán: encajando un gol al inicio.

Pero el Barça ya es un equipo maduro, que ha aprendido a esperar su momento, a coser sus costuras si se resquebraja y a resistir cuando toca.

La derrota en la final de 2022 fue un duro y provechoso aprendizaje para las jugadoras de Jonatan Giráldez, que hoy exorcizaron los demonios de Turín con una remontada épica en la segunda mitad.

"En Turín jugamos el peor partido de la temporada en el peor momento. Ante el Wolfsburgo, la final también se decidirá por pequeños detalles, y no nos puede volver a pasar", advertía en la previa la capitana del equipo, Alexia Putellas.

La solvencia del proyecto esta tal que el Barcelona ha ganado su segunda Champions sin ella. Y es que, en la final de hoy, la presencia de Alexia, su gran estrella, la ganadora de las dos últimas ediciones del Balón de Oro, ha sido testimonial.

Aún falta de ritmo de competición tras recuperarse de su grave lesión de rodilla, Putellas se quedó en el banquillo, mientras Patri Guijarro, quien se ha encargado de suplir su baja durante toda la temporada, se convirtió en la mejor jugador de la final.

Con un doblete en dos minutos al inicio de la segunda parte, Guijarro hizo creer en que la remontada era posible. Y Fridolina Rölfo, a veinte minutos para el final del tiempo reglamentario, le acaba dando la vuelta a un partido que se había puesto muy cuesta arriba con un 0-2 al descanso.

"¿Qué cambió respecto a Turín? Que ahora somos un equipo más maduro, con más confianza, que cree siempre y que ha aprendido a sufrir", resumió Patri Guijarro.

Después de tres finales consecutivas -cuatro en los últimos cinco años- y dos títulos, ya se puede decir que el Barcelona ha protagonizado un cambio de guardia en el fútbol europeo. Y es que en los últimos ochos años, solo hay un equipo que ha sido capaz de reinar en Europa además del Olympique, y ese equipo es el Barça.

En 2021 lo ganó con un exhibición ante el Chelsea (4-0), pero en una final huérfana de aficionados por culpa de la pandemia. En el Philips Stadion, hoy pudo celebrarlo por fin con su gente: unos 8.000 seguidores culés que se desplazaron hasta Eindhoven para apoyar al equipo.

Porque este Barça engancha. Con su propuesta atractiva, con su fútbol de muchos kilates y con una plantilla repleta de carisma y talento. Un conjunto que desprende un gran magnetismo que contagia a la grada y que ha sido capaz de llenar el Camp Nou y batir récords de asistencia en la historia de este deporte.

"¿Si hemos empezado una nueva dinastía en la Liga de Campeones? La respuesta os la dejo a vosotros", contesto Giráldez a los periodistas cuando se le preguntó por ello en rueda de prensa.

"Yo lo único que puede decir que la inversión que ha hecho el club las últimas temporadas para hacer crecer este proyecto y la actitud de las jugadoras para mejorar independientemente de lo resultados hacen que nos merezcamos pelear cada año por todo esto", sentenció orgulloso Giráldez, que a sus 31 años, ya tiene su primera Champions. EFE

gmh/jl