Los trabajadores de la planta de Siro en Venta de Baños (Palencia) no tiran la toalla

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Almudena Álvarez

Venta de Baños (Palencia), 2 jun (EFECOM).- Los 200 trabajadores de la fábrica de galletas de Cerealto Siro en Venta de Baños (Palencia) aseguran que no van a tirar la toalla porque "hay inversores, ayudas, producción y gente que sabe trabajar" y piden a las administraciones que no les abandonen para evitar el cierre de una planta que inició su actividad hace medio siglo.

Después de doce meses con expectativas de futuro, los trabajadores de la fábrica de galletas de Venta de Baños vuelven a vivir la misma desesperación que les embargó hace un año cuando la multinacional Cerealto Siro anunció el cierre de la fábrica más antigua del grupo, donde se fabrican galletas desde 1973.

Ahora los propietarios son otros, pero el anuncio es el mismo y se produce a un año de cumplirse el plazo establecido (junio de 2024) para lograr salvar la actividad y el empleo o cerrar definitivamente.

Con la angustia de una fecha de caducidad planeando sobre la comarca, el comité de empresa ha celebrado hoy asambleas en todos los cambio de turno para informar a los trabajadores del nuevo escenario.

"Nos sentimos engañados", confiesa a EFE la presidenta del comité de empresa, Marimar Rodríguez a la salida de la primera asamblea.

Ya en la reunión que mantuvieron en el Ministerio de Industria a finales de mayo comenzaron las sospechas, por la falta de información facilitada por los nuevos propietarios de Cerealto Siro sobre el proceso de venta acordado hace un año dentro del plan de competitividad que salvó al resto de fábricas y trabajadores del grupo.

Rodríguez insiste en que aun se mueven en el primer punto del plan de competitividad, es decir, en la mesa de seguimiento con el ministerio, la Junta y los representantes de los trabajadores para facilitar la venta de la empresa y encontrar inversores que la compren.

De hecho, asegura que al mismo tiempo que se reunía la mesa de seguimiento en el ministerio el 24 mayo para informar de las empresas interesadas, en Venta de Baños la dirección se reunía con los mandos intermedios para comunicarles que se habían retirado los inversores interesados y que iniciaba el proceso de cierre, explica.

En este punto, el comité agradece las muestras de apoyo recibidas desde la Junta de Castilla y León e Industria y confían en que la reunión convocada por el ministerio en Madrid el próximo 9 de junio, a la que también asistirán representantes de la Junta, de la empresa y de los trabajadores, sirva para avanzar en esta línea.

"Espero que en esas fechas tengamos ya alguna respuesta clara", ha insistido Rodríguez, esperanzada también con el anuncio que hizo ayer el consejero portavoz de la Junta, Carlos Fernández Carriedo, sobre a una empresa interesada en la compra de la fábrica.

La misma esperanza tienen trabajadores como Isabel, que empezó a trabajar aquí en 1992 cuando "era casi una niña", Carlos que lleva trabajando en Siro 22 años, Yolanda o Mónica.

Los cuatro viven en Venta de Baños y no quiere ni pensar "el mazazo" que podría suponer el cierre de esta fábrica para un municipio como Venta de Baños y para la comarca, porque la mitad de los trabajadores viven en el pueblo y la otra mitad en los pueblos vecinos.

"Hay 200 empleos directos y muchísimos indirectos. Si se cierra una fábrica el municipio va a perder muchísimo", asegura Carlos en declaraciones a EFE.

Todos confiesan sentirse "engañados", acusan a la empresa de "falta de transparencia" y tienen la sensación de que "los propietarios no quieren vender porque tiene otros intereses" que podrían pasar por deslocalizar la producción y llevarse la fabricación de galletas a otras plantas de España o Portugal, sostienen.

"La empresa no quiere vender", asegura Carlos. "Hay inversores, hay ayudas y hay gente que sabe trabajar", continúa.

"Todos los días salen kilos de galletas del almacén", añade Yolanda mientras insiste en que todo lo que se fabrica se está vendiendo por lo que no es un problema de producción, ni de ventas, ni de mercado.

"Es un palo muy gordo y vamos a luchar hasta el último momento. Esta fabrica no se puede cerrar", sostiene Isabel.

"Esta decisión es un trauma que marca la vida a muchas familias y a generaciones enteras porque somos muchos los que vivimos de esta planta", añade a EFE Jose, que lleva 20 años desplazándose todos los días desde Villamuriel de Cerrato a su puesto de trabajo y quiere seguir haciéndolo. EFECOM

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