'Matar cangrejos', retrato de las "paradojas" de la Canarias de los 90 con acento local

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Santa Cruz de Tenerife, 27 may. El Largometraje 'Matar Cangrejos', triunfador en los festivales de cine de Málaga y Las Palmas de Gran Canaria, se estrena este fin de semana en 17 salas, donde los espectadores tendrán la oportunidad de visionar un retrato de las "paradojas" de la Canarias de los años 90 con acento y perspectiva local.

Su director, Omar Razzak Martínez, explica en una entrevista con EFE por qué eligió este título, 'Matar Cangrejos', o el concierto que Michael Jackson dio en Tenerife en 1993 como "excusa para la trama", y reconoce sus temores de que el público pudiera tener dificultades a la hora de entender los diálogos, cosa que, de momento, dice que no ha sucedido.

-Pregunta: ¿Por qué matar cangrejos?

-Respuesta: En el festival de Las Palmas me lo preguntaron y tonto de mí, por inexperto, dije que preferiría no explicarlo, sino que la gente lo intentara comprender tras ver la película.

Tiene muchos significados, pero hay uno más literal: hay una secuencia en la película en la que un señor muy mayor, el personaje del borracho, le enseña a Rayco -el niño de 8 años protagonista de la película junto a su hermana Paula, de 14- a pescar usando cangrejilla, los cangrejos ermitaños, que al hacerse grandes no caben en su concha y tienen que buscar otra, y si encuentran una que está ocupada, sacan a la fuerza al otro.

-P: ¿Por qué el concierto de Michael Jackson como punto de partida?

R: Lo usé como excusa narrativa. Me servía muy bien para poder desarrollar un relato. Al final intentaba contar una historia de verano, pero algo especial tenía que pasar.

Además, en una época en la que el paro estaba disparado, en España y en Canarias, y en la que todo el mundo quería ser Europa, ansiaba ser un país desarrollado del norte.

Se intentaba dar una imagen exagerada de lo que era cada provincia, cada comunidad. En el caso de Canarias, mostrarse como un paraíso adonde viajar, y se evitaba mostrar ese otro lado más feo de la realidad local.

La visita de Michael Jackson fue una paradoja: los políticos invirtieron mucho dinero en traer a un negro que no quería ser negro en una época en la que se empezó a abrir la vía atlántica para los negros de verdad, los pobres, a los que no se quería, ni quiere, dejar entrar.

-P: ¿Desmontar tópicos es uno de los motivos de esta cinta?

-R: Durante la visita de Michael Jackson se alimentó un gran tópico: que aquí hay loros. Nada más bajar del avión le esperan unos niños vestidos de magos muy rubitos, con una estética europea, y lo llevan al Loro Parque de paseo.

Cuando de pequeño en el cole nos pedían que pintásemos Tenerife poníamos el Teide y un loro... ¡cómo nos engañamos y vendimos algo que no somos!

Al final es esa imagen de paraíso, que puede serlo, pero me perturba cómo se va perdiendo. En la película se representa con la contaminación sonora de los aviones.

-P: ¿Ha cambiado mucho ese Tenerife de los 90 del actual?

-R: Cambiar no ha cambiado tanto. Quizá visiblemente lo que más cambiado es el tráfico. Pasé muchos años fuera de la isla y al volver, el sonido del tráfico me llamó mucho la atención.

Para hacer la película fue muy fácil. Visualmente, Canarias, Tenerife, no han cambiado tanto. Solo que hay más coches, la gente va con móviles, los paneles solares...

Pero todo lo que se apuntaba en los 90, la migración, el turismo, ha acabado creciendo a lo bestia.

-P: Dicen que a veces hay que tomar distancia para tener una mejor perspectiva:

-R: Es curioso. En uno de mis anteriores trabajos, 'La tempestad calmada', la trama se desarrolla en una isla italiana donde unos pescadores salen por última vez a faenar por la reconversión del sector ante el impulso del turismo.

Hubo un momento en el que me pregunté: ¿por qué me he tenido que ir a Italia, a rodar en otro idioma, para contar algo que he tenido al lado de casa? Ocurre. No sé por qué.

-P: ¿Es 'Matar Cangrejos' una película autobiográfica?

-R: Para nada. Tiene carácter documental, mucho de lo que pasa son hechos reales. Si acaso tiene lo mismo de autobiográfico para cualquier tinerfeño de la época. Quien viviera entonces en la isla y vea la película sentirá que es parte de su vida. Es generacional. Claro que mis recuerdos, sensaciones de infancia, impregnan la historia.

-P: De Tenerife para el mundo. Y con acento canario... No siempre ha sido así en la literatura y en el cine.

-R: Sigrid Ojel -madre en la ficción de los dos niños protagonistas- dice que una de las cosas que más le han gustado es que podía usar su acento. Ha ocurrido mucho: quien quiere dar el salto al cine nacional tiene que ocultar o dulcificar su acento. Afortunadamente, eso pasa cada vez menos y ahora hay casi una explosión reivindicativa de las diferentes formas de hablar.

Mucha gente compara la película con 'Panza de Burro', novela de la tinerfeña Andrea Abreu. Cuando la leí, me dije: ¡se parece mucho! Me ha venido perfecto para que la gente del equipo entrara en sintonía con ese mundo.

En todo caso, al tocar el tema de la familia, de la relación de dos hermanos, de la adolescencia, es un tema que llega a todo el mundo, sea el idioma o el acento que sea.

Me preocupaba que la gente no la entendiera, pero por lo que me dicen eso no está pasando.

-P: ¿Qué perspectivas tiene una vez la película ha llegado a las salas comerciales?

R: Ha tenido una buena acogida de la crítica. Esperamos que aguante, pero esto es una lotería. Ya haber llegado a 17 salas con una peli tan pequeña es mucho. Me puedo dar con un canto en los dientes. EFE

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